Más copa Ducati que nunca
Bagnaia defiende trono por vez primera y lidera el escuadrón que componen las ocho motos de Borgo Panigale, sin duda, las mejores de la parrilla.
Bagnaia, primer campeón italiano de MotoGP desde que Rossi lo fuera por última vez en 2009, se estrena en la defensa del título como buque insignia de Ducati, una fábrica que no ganaba el campeonato de pilotos desde 2007, con Stoner, y que se ha convertido en el gran referente de la categoría reina por méritos propios.
En 2022 ya se intuía que podíamos estar ante una Copa Ducati y por momentos lo fue, aunque nadie podía imaginar tras Alemania que Pecco se acabaría llevando el título. Aquella caída suya en Sachsenring suponía su cuarto cero y le dejaba sexto a 91 puntos de Quartararo, pero ganó, porque se sobrepuso y porque contaba con la mejor moto de la parrilla, una Desmosedici que para este 2023 es aún mejor.
La Ducati es la moto que más corre y mejor acelera, la que mejor frena y la que mejor paquete aerodinámico ha llevado siempre, al punto de volver loca a una competencia que no ha tenido más remedio que copiar sus alas y demás. Y cuenta con ocho motos, los oficiales, Bagnaia y Bastianini, más los satélites Martín, Zarco, Bezzecchi, Marini, Di Giannantonio y Álex Márquez.
Nómina de pilotos importantes con el arma más poderosa y que están dispuestos a trabajar en beneficio de su fábrica, como ya se vio el año pasado cuando Zarco sacrificó la posibilidad de subir al podio en Tailandia para cubrir las espaldas de Bagnaia.
Además de toda esta teoría, la pretemporada ha dejado claro que las Ducati son las motos a batir, con Marini liderando los test de Valencia y Sepang, un piloto que aún no ha subido al podio de MotoGP, y con Bagnaia destrozando el récord de Portimao en el último test. Y con mejor ritmo que nadie…
Los demás también tendrán algo que decir, porque en MotoGP siempre pasan cosas y pueden pasar aún más este año con la incorporación de las carreras al esprint los sábados de GP. Serán pruebas a la mitad de vueltas y con la mitad de puntos en juego. Un aliciente extra para el espectador y un arma de doble filo para los pilotos, con mucho que ganar los sábados, pero también mucho que perder.
Volviendo a la parrilla, los que también han hecho bien los deberes son los de Aprilia y a la pareja formada por Aleix y Maverick le suman a partir de ahora la que forman en el equipo satélite Oliveira y Raúl Fernández. Los cuatro han emitido buenas vibraciones en invierno.
La casa de Noale sigue creciendo y Honda, en cambio, no. Su pretemporada ha sido sonrojante, con Marc Márquez con muchos problemas para estar entre los diez primeros por una RC213V que no va tan bien como va él. Su nuevo compañero, Mir, finalizó el test de Portimao 13º justo delante suyo, con 16 milésimas de diferencia entre ambos y a ocho décimas de la cabeza. Los satélites Rins y Nakagami tampoco deslumbraron y la sensación es que Honda llega lejos de Ducati. Resultó llamativo que Mir dijera que no había habido revolución del test de noviembre en Valencia al de Portimao. ¿Qué demonios hacen en Honda? Tienen al mejor piloto de la categoría, pero sin herramientas no puede salvarles los muebles cada día.
En cuanto a Yamaha, por fin le han dado un motor que corre algo más a Quartararo y Morbidelli, aunque de momento sólo ha sabido sacarle partido el primero. Y de KTM decir que había unas expectativas para la pretemporada que no se han cumplido. Binder fue noveno en Portimao y Miller está muy lejos de las posiciones que solía ocupar con la Ducati. Su equipo satélite luce este año los colores de GASGAS, pero también pilotarán la RC16 un Pol que vuelve a casa y un Augusto Fernández que debuta.