Enfado de campeonato
Tras ser 17º en Tailandia, Quartararo se marchó sin hablar con Yamaha. Todo apunta a la presión del neumático delantero. “Estaba muy decepcionado y frustrado”, dice Meregalli.
Quartararo ya ve cómo el título se escapa de entre las manos. De liderar el Mundial con 34 puntos sobre Aleix Espargaró a que sean dos puntos los que le separan de un Pecco Bagnaia incontenible. Ducati pisa con fuerza mientras que Yamaha no sabe por donde salir. Tampoco cómo afrontar las tres carreras que restan de temporada, con la segunda corona del francés más en juego que nunca. Las imágenes de este pasado domingo hablan por sí solas. El francés entró al box directamente encima de su M1, se bajó y fue directamente hacia la trasera mientras el garaje se cerraba. Frustración, decepción y un enfado de campeonato que ni siquiera le dejó hablar con su equipo. Ni una palabra con Yamaha el domingo, tampoco con la prensa, con quien canceló todos sus encuentros habituales.
Tras el plantón, fue Massimo Meregalli, director del Monster Energy Yamaha, quien tuvo que dar la cara. “Como os podéis imaginar no es la situación en la que querríamos estar”, admitía a los micrófonos de MotoGP. Sobre su piloto: “No hemos hablado con Fabio después de la carrera porque estaba muy decepcionado y frustrado, así que se fue directo a su oficina para relajarse allí. Para nosotros también es difícil juzgar nada sin hablar con él. Hay que hablar, comprobar la telemetría y verificar si coincide con lo que nos diga”. Sin embargo, las tareas tendrán que esperar hasta Australia ante la espantada de Quartararo, quien, a través de sus redes sociales, calificó de “pesadilla” lo vivido en Buriram. Se sentía fuerte en condiciones de seco, pero la lluvia justo antes de la carrera arruinó todas sus posibilidades. Y, lo peor, sin conocer el motivo que le llevó a acabar fuera de los puntos: “Solíamos ser rápidos este año (en mojado), pero de alguna manera tuvimos dificultades, problemas y una sensación terrible”. Ahora, el Mundial empieza de cero a tres citas del final. “Sólo nos queda una cosa para ganar, y es atacar”, apuntaba Meregalli como clave de éxito.
Sin embargo, la situación en Yamaha es ya “muy difícil de entender”. Las condiciones meteorógicas en Indonesia (a principios de año) no fueron muy diferentes a las de Tailandia y, por entonces, la marca de los diapasones supo hacer funcionar la M1 para alcanzar un segundo puesto de Quartararo. Pero la crisis en la fábrica japonesa va más allá de una carrera en condiciones de lluvia: el piloto francés lleva desde junio sin ganar una carrera, justo antes del parón veraniego. Se proclamó el nuevo rey de Sachsenring (Alemania) y, desde entonces, Fabio tan solo se ha subido al podio una vez (Austria) en siete carreras. Y lo peor, en estas siete citas ha sumado 47 puntos totales, 20 de ellos en el Red Bull Ring. En el caso de su mayor rival, Pecco Bagnaia ha acumulado 136 puntos de 175 posibles. Desastre total para El Diablo quien, además, firmaba hace unos meses su renovación con la marca apostando por un futuro mejor.
Presión del neumático
Según Meregalli, los problemas en la última carrera eran complicados de entender, sin embargo, Cal Crutchlow y Franco Morbidelli, que también sufrieron como Quartararo, supieron poder el foco en el principal fallo de la M1. Y ambos fueron claros. “No podíamos hacer girar la moto. El neumático delantero se calentaba demasiado, y la presión del neumáticos subía demasiado”, lamentaba el británico, probador de la marca y piloto del RNF desde la retirada de Andrea Dovizioso. Incluso él mismo vio como Fabio no podía hacer nada ante este punto débil de la Yamaha: “Estaba en el grupo con Quartararo. Se veía que no podía tumbar, la rueda delantera no quería entrar en la curva, yo tenía exactamente la misma sensación”.
“La presión en el neumático delantero fue demasiado alta durante toda la carrera. No hay nada más que decir”, insistía Crutchlow, lo cual Morbidelli corroboraba con sus sensaciones tras la cita: “Durante la carrera, la presión del neumático delantero se disparó, y eso hizo que su rendimiento bajara en picado. Nos complicó mucho la vida al intentar adelantar”. E incluso Fabio, en sus únicas declaraciones hasta el momento en el comunicado de Yamaha, ya intuía por donde iban los problemas. “Tenemos una idea de por qué sufrimos tanto, pero investigaremos más para mejorar en el futuro”, admitía el francés, que también hablaba de una baja visibilidad y varios sustos en carrera. Pese a todo, el Mundial sigue en juego y más al rojo vivo que nunca. Reseteo y un nuevo objetivo: intentar “volver más fuertes en Australia”.