Cristina Gutiérrez: “Me preguntaron si sería capaz de acabar un Dakar”
Cristina Gutiérrez visita AS como flamante ganadora de un Touareg que le hace llegar con galones a su siguiente destino con Dacia: la categoría reina.
Al año nuevo le acompaña una vida nueva para Cristina Gutiérrez (32 años, Burgos) y además, por varias razones. La primera, porque la española comienza 2024 como flamante ganadora del Dakar y la segunda, pero no menos importante, porque llegará con galones a la categoría reina después de lograr el Touareg en Challenger. La burgalesa da el salto con Dacia y no podía soñar una despedida mejor de la categoría que le vio debutar en el desierto hace ahora ocho años. “Ocho años ya... cada vez que lo digo pienso, ‘soy vieja macho”, dijo entre risas en su visita a la redacción de AS, donde llegó acompañada de un Touareg que es fruto de todo el trabajo presente y, por supuesto, del pasado. “Con 25 (años) fue el primero y lo viví de una manera muy diferente, empecé de la nada. Fui en un coche de serie que se rompía todo el rato y mi carrera ha pasado por dos etapas muy diferentes, pero una ayuda a la otra. Es súper guay poder haber vivido eso y prefiero haberlo vivido así”.
Los festejos y las celebraciones acompañan ahora más que nunca a una Cristina Gutiérrez que se sorprende al ser consciente de que hace una semana que cumplió su sueño de ganar el Touareg, pero su llegada al desierto no fue tan espléndida. Primero ganó una selección llevada a cabo por la FIA: “Vi en internet como la Federación Internacional organizó un campus de chicas y había que mandar una solicitud presentándote y tal. De ahí hicieron una selección de nueve pilotos y nueve copilotos, y después estabas con Jutta Kleinschmidt (primera mujer en ganar el Dakar) que nos enseñaba un poco el mundo del rally raid. Yo fui allí, gané la selección y fue súper guay”. Esa pequeña victoria le dio a la española la confianza de lanzarse al Dakar, “como si fuera fácil”, y cuando salió a buscar apoyo se encontró con “preguntas reales”: “¿Tú quién eres? ¿Tú vas a ser capaz de aguantar un Dakar?”.
Hacerlas ahora no tendría ningún tipo de sentido y curiosamente, la misma niña que renunció a los campeonatos de karts donde su padre le apuntó junto a su hermano, lo tenía claro: “Yo sabía que sí”. Cristina siguió buscando su oportunidad y por el camino se encontró con “María Elena Antolín, vicepresidenta entonces del Grupo Antolín”: “Quedamos a comer en Madrid y fíjate, como que conectó conmigo, con los valores y tal, y me ayudó. Me ayudó tanto el grupo como ella, que involucró a otras empresas para, entre todos, como conseguir el presupuesto que en ese momento era muy poquito”. A la primera la burgalesa consiguió demostrar que era capaz de finalizar un Dakar, a pesar de que cuando llegó “no sabía de qué iba el tema”. Y tras superar enlaces mortales, olas de calor insoportables que contrastaban con temperaturas extremas y todas las trampas del desierto, se convirtió en una más.
“La parte más profesional”
“Ahora estoy viviendo la parte más profesional”, reconoce, a pesar de que en esta octava participación la cuenta atrás fue a contracorriente. Cambió de prototipo a un Taurus con el que sumaba algún kilómetro, pero el rodaje no era el esperado. Sin embargo, destacó desde el primer momento, hizo de la regularidad su mejor aliada y escapó de las trampas relacionadas con un embrague ilegal (de carbono permitido en la categoría Ultimate y en la Fórmula 1) que llevaron a la descalificación al líder de la categoría, Eryk Goczal, a pesar de que compartían unidad: “Yo estaba tranquila porque los coches los vendieron a diferentes equipos. Cada estructura hacía lo que quiere con el coche y nosotros estábamos muy seguros (de que lo habían hecho todo bien) porque conocemos al equipo. Además para Red Bull sería un poco heavy, ¿no? que te echaran de la carrera por ese tipo de cosas”.
Se destapó la sorpresa al final de la etapa 48 horas: “En la etapa de maratón que sufrimos todos muchísimo de embrague. De hecho yo estuve a puntito, a puntito de quedarme sin embrague. Entonces los de la FIA aprovecharon, porque normalmente los embragues no los revisan porque tienes que abrir caja de cambios y demás, entonces aprovecharon ese día que iban a estar abriendo los equipos las cajas para chequear todos los embragues. Chequearon de hecho todos los embragues de todos los Taurus. Y vieron que todos estaban bien excepto el equipo de Eryk”. El primer y gran rival se quedó así fuera de juego, Cristina pasó al segundo de la general y a partir de ahí empezó una remontada que al principio “no parecía suficiente, porque era de dos minutos por aquí, cinco minutos por allá...”, pero acabó siendo efectiva.
“Yo decía ‘jolín... no se la está jugando y le va a aguantar el coche’, porque hay alguno que lo de la gestión de la carrera no lo lleva muy bien pero no era el caso de Mitch (Guthrie), lo estaba haciendo muy inteligente. Estaba yendo despacito”, explicó la burgalesa sobre un pensamiento que al mismo tiempo le hacía creer “que era imposible no tener nada en 12 etapas”, porque en su Taurus hubieron pequeños contratiempos que marcaron la diferencia, pero la diferencia entre su Dakar y el de su compañero, es que al americano le llegaron todos los problemas de golpe: “Llegué a la última etapa con 20 minutos de desventaja (con 175 km de especial), pero pensé que ese tiempo en un Dakar no era nada. Salí a darlo todo, a lo que se pudiese hacer y como salía por delante de mi compañero, si se paraba o pasaba cualquier cosa yo no me iba a dar cuenta”.
Precisamente en la especial más corta de la edición, pasaron muchas cosas. Demasiadas, que se encontró de golpe en su llegada a meta: “Cuando llegué vi el percal de toda la prensa y dije ‘Carlos (Sainz) desde que llegó sigue aquí celebrando con la prensa. Y de repente veo a Lara (su representante) en plan... ¡Qué puedes ganar! Después me lo dijo Carmen y yo empecé a entrar como en colapso. No entendía nada, la página no refrescaba y no lo podíamos certificar. Pero luego nos confirmaron que Mitch se había parado de nuevo y como es mi compañero fue como, ¿lo celebro o no? Pero a partir de ahí ya lo disfrutamos más. Me dio pena, porque es una faena que te pase todo en la última etapa porque es más dramático, pero puede pasar en cualquier momento. Al final, así es el Dakar”.
“El Dakar ha cambiado muchísimo”
La suerte que le faltó a Cristina otros años, como en un 2023 donde se quedó atascada en una riada y perdió todas sus opciones de luchar por la victoria, visitó a la española en el momento oportuno. La burgalesa se convirtió en la segunda mujer en ganar el Touareg, primera en su categoría, y el siguiente desafío es rememorar la hazaña de Jutta en 2001 conquistando la categoría reina. Aunque “el Dakar ha cambiado muchísimo”: “Ahora se corre muchísimo y espero que vuelva a ganar otra mujer (risas). Por poder se puede, pero siempre pongo el ejemplo de Loeb. Para mí es uno de los mejores pilotos de la historia, pero no solo basta con eso. En el podio le dije, ‘el año que viene ganarás’ y me dijo que siempre le decían lo del año que viene... Pero le recordé que estaría con él y ahí sonrió más (risas), pero es difícil”.
¿Qué hace falta para ganar un Dakar? “Suerte y también necesitas un apoyo que a mi ahora me lo están dando”. Dacia es el próximo destino de una piloto que creció sin referentes, pero ahora se ha convertido en uno de ellos. A pesar de que siempre se habla del Dakar como la carrera más dura del mundo y Cristina reconoce que “hay una parte muy física”, en este raid también “hay otra parte muy mental donde es fundamental saber cómo gestionar la carrera” y eso hace que la prueba “no sea una carrera de atletismo donde realmente existen diferencias con los hombres”: “Yo he dicho que no hay deporte más inclusivo que el Dakar y esta disciplina, a diferencia de otras como la Fórmula 1 que sí lo considero más físico, es la única disciplina del motor en la que ahora mismo se podría competir en igualdad. En F1, como en todo, es probabilidad. Hay muy pocas chicas y la realidad es que igual hay 80% de hombres. Intentar igualar el número es imposible. Yo soy partidaria de no forzar, el que quiera que venga, pero que no tengamos que meter a alguien con calzador. Hay que favorecer a la que le guste y ya está”.
En su caso le ha favorecido el trabajo bien hecho para tener su recompensa. La apuesta de Dacia está sustentada por ocho años de proyección que ha culminado con un Touareg que todavía no tiene sitio en casa, aunque sí existen ideas: “Alguien me dijo que una actriz puso el Oscar en el baño y así la gente se sacaba una foto en el espejo cada vez que iba al baño. La verdad es que me parece super buena idea (risas)”. Pero apenas tendrá tiempo de colocarlo antes de viajar a París (el próximo martes 30 de enero) donde se presentará oficialmente el proyecto del equipo francés en el que formará alineación con Loeb y Al Attiyah.
El proyecto Dacia
Más allá de acompañar a dos de los grandes favoritos al Touareg, Cristina se subirá a un prototipo “donde la base será más o menos el Hunter (de BRX) que ya lo he llevado”. La falta de fiabilidad hará que cambien el resto de componentes del prototipo para solucionar todos esos problemas, pero “el proyecto pinta muy bien”: “Están súper involucrados, el coche se creó a partir de realidad virtual y ha sido una súper experiencia. Imaginaros cómo es vivir eso por primera vez, lo quiero guardar todo en mi memoria y compartir todo esto con Nasser (Al Attiyah) y Loeb es súper especial. Están pensando un punto más allá y van con todo. El coche va a impactar y además, han estado siguiendo mi Dakar súper de cerca. Me han escrito prácticamente todos y también para mí, llegar así a Dacia (con la victoria), como que también es como una garantía”.
Tan involucrados han estado en lo que ha hecho Cristina durante esta edición, que incluso antes de que acabase la carrera David Richards, presidente de Prodrive, aseguró que veía a la española haciendo un top-10 en su debut en la categoría. “Yo creo que ahí se ha venido arriba, ¿eh? (risas). Pero igual, a ver, este año he quedado 16º (en la general absoluta de coches) y si va todo bien, la mecánica nos respeta y no tenemos que parar demasiado, con este tipo de coches al final puedes hacer cosas bien”.
Le darán la oportunidad de hacerlo con un programa de test completísimo. “Tenemos pruebas en Gales, en Francia y luego en Marruecos como cuatro veces, antes de hacer el Rally de Marruecos (en octubre)”, cuenta la burgalesa, sobre un proceso donde además pondrán el coche al límite: “Habrá también test de ‘endurance’, que consisten en conducir hasta que las cosas se rompan y sirve para que más o menos para que ellos sepan cuánto dura cada pieza”. Y aunque el proceso de adaptación será inevitable, en Dacia quieren pensar a lo grande y con este proyecto Cristina, también.