Sainz se carga de razón

La explosión de adrenalina de Carlos Sainz, visible a través de su efusiva carrera hacia los mecánicos y el resto del equipo en el parque cerrado, da una idea de lo que ha supuesto para él la travesía por el desierto en cuanto a resultados. El español necesitó nueve meses y 17 grandes premios para volver al podio de la F1 con el tercer puesto en el GP de Azerbaiyán. Los apuntes estadísticos son caprichosos: Carlos consigue su primero con Williams antes que Hamilton en Ferrari, interrumpe una racha sin podios de la escudería británica desde Bélgica 2021 (Russell) que en realidad se remonta a Azerbaiyán 2017 (Stroll), porque en aquel domingo lluvioso de Spa solo se dieron dos vueltas por detrás del coche de seguridad. Y el dato con más lustre: Sainz se convierte en el segundo piloto que sube al podio con McLaren, Ferrari y Williams, los tres grandes, después de Alain Prost.

La temporada del madrileño, en lo deportivo, no era positiva hasta el podio de Bakú. Su mejor resultado era un doble octavo puesto en Arabia Saudí e Ímola, pero coleccionaba remates al palo, fallos estratégicos, accidentes cuando luchaba por los puntos y algún error de piloto fácilmente atribuible a la extenuante racha de resultados negativos. Sumó casi tantos puntos en Bakú (15) como en todas las carreras anteriores (16) y con 31 puntos asciende a la 12ª posición del Mundial, aún lejos de los 70 puntos de Albon (8º). Además permite que se vuelvan a celebrar los podios, una bonita costumbre imposible en Ferrari, donde ser segundo era una mala noticia. Sainz suma 28 en su carrera, es el sexto piloto en activo con más Top-3 solo por detrás de los campeones, Leclerc y Norris.

Williams lo festejó a lo grande, con foto de equipo en el pit-lane y bonitos discursos en el hospitality. La escudería británica consolida el quinto puesto en el campeonato de constructores con 29 puntos sobre Racing Bulls y se antoja difícil que se les escape. No serán tan competitivos en los circuitos que vienen, salvo México y Las Vegas, y otro podio es misión casi imposible. Pero la competencia tampoco destaca por su solidez en todos los trazados. El quinto será el mejor resultado para ellos en un Mundial desde el periodo 2014-2017, aquellos tiempos en los que el impresionante motor Mercedes desequilibraba la balanza. Además Williams es, de largo, el equipo que menos esfuerzos ha invertido en el coche de 2025. Desde febrero, apenas llegaron un par de novedades para apuntalar un FW47 más que digno en curva lenta y en pistas de alta eficiencia aerodinámica. Sufren en alta carga, especialmente en curvas de largo radio.

Pero el proyecto de 2026 es la única prioridad en la fábrica desde enero, y lo que realmente convenció a Sainz para fichar por Williams. El 2025, que debía ser anecdótico, se había enquistado. “No tenía resultados para demostrarme a mí mismo y al equipo, a todos, que se podía hacer bien. Al final ha llegado, la vida me ha enseñado esto otras veces, tienes una racha de mala suerte pero si sigues trabajando duro, llegan buenos resultados como este”, reflexionó Carlos tras el podio. Este resultado le reafirma como piloto grande en un equipo pequeño tras el retorcido mercado de pilotos de 2024. Mercedes no ha encontrado aún el potencial que, dicen, hay en Antonelli (suma un 36% de los puntos de Russell). Red Bull tiene la alineación más desequilibrada que se recuerda. Y en el Ferrari de Leclerc, el predestinato, y Hamilton, el fichaje del siglo, el último ganador de grandes premios es… Carlos Sainz.

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