"No tenía muchos nervios"
El español transmite grandes sensaciones tras hacerse con el segundo puesto de la parrilla de la Indy 500 por detrás de Dixon: "Estaba muy cómodo".
Con la Astor Cup que logró el año pasado como campeón de la IndyCar ya en su posesión, Álex Palou persigue otro trofeo con el que coronar su vitrina. Quizá el más soñado: el Borg-Warner. O al menos la réplica que se lleva el ganador de las 500 Millas de Indianápolis. Y el domingo se adjudicó una posición ideal para lograrlo, la segunda tras su compañero Scott Dixon, que tuvo un ritmo inalcanzable para el resto, como demostró con la pole más rápida de la historia en gran óvalo americano, la quinta que consigue en él.
El neozelandés marcó un promedio en sus cuatro vueltas de clasificación en el definitivo Fast-6 de 234.046 millas por hora (376 km/h), mientras que el español se quedó en 233,499, un muy buen registro pero que él ya sentía que sería insuficiente conociendo la velocidad que había tenido Dixon. "No tenía muchos nervios, sabía que lo iba a conseguir", reconocía Álex, que bromeaba con el poleman: "Me hubiera gustado que Scott, sabiendo que tiene cuatro poles aquí, me hubiera dado una, pero no comparte mucho. Tendremos que cambiar eso".
Pero ni la misma pole te garantiza salir victorioso de la carrera más impredecible que puede haber en el automovilismo, así que aspira a todo igualmente desde su segunda posición, y más con el ritmo de su Chip Ganassi número 10. Lo tuvo durante las numerosas sesiones de libres previas y, en especial, en las tres rondas de clasificación: cuarto el sábado, tercero en el Fast-12 y ese segundo en el Fast-6. "Estaba supercómodo, creo que saqué todo lo que tenía (del coche)", afirma Palou. Un aviso… para quien quiera escucharlo.