Maverick se estaba "volviendo loco" en Yamaha
El español asegura que no puede decir "nada malo" de los japoneses, pero "quería tener un equipo alrededor". "Me equivoqué al dejar Suzuki", dice.
A veces hace falta perder algo para aprender a valorarlo y nadie está exento de ello, como ha demostrado Maverick Viñales. El de Roses, que debutó en la clase reina en 2015 de la mano de Suzuki, decidió abandonar el proyecto de los japoneses para aspirar al título junto a Yamaha. Su objetivo junto a la marca de los diapasones nunca se cumplió y no solo eso, la relación se fue agrietando con el paso del tiempo para desbocar en una ruptura conflictiva donde la desesperación del campeón de Moto3, le llevó a poner al límite una M1 que hasta entonces, había sido la aliada con la que trató de asaltar la corona de la categoría reina.
Fallaban los resultados y predominaba la irregularidad en su lado del garaje. Durante los últimos pasos que anduvo Maverick junto a Yamaha los reproches fueron recurrentes y a toro pasado, la atmósfera de familiaridad de la que gozaba en Suzuki, se convirtió en una carencia que le hace mirar al pasado con nostalgia tal y como confiesa en The Race: "No quiero hablar demasiado del pasado, pero está claro que me equivoqué. Al final habíamos creado un equipo (en Suzuki) realmente bueno, pero en ese momento la Yamaha era una moto ganadora y elegí tomar ese camino".
Su andadura como piloto Yamaha saca a relucir una vez más que las cosas no son como empiezan sino como terminan, pues fue llegar al garaje de los de Iwata y encandilar a sus máximos responsables con dos victorias consecutivas en las dos primeras carreras que disputaron de la mano. Los resultados eran esperanzadores y las garantías que habían llevado a Maverick hasta la casa de los diapasones una realidad… hasta que el de Roses no recibió el apoyo necesario de la fábrica para entender cómo sentirse competitivo al manillar de la M1. "Quería sentir un equipo a mi alrededor y por eso cambié", reitera, para volver a echar de menos un ambiente de confianza dentro del garaje: "Necesitaba tener esa pasión porque cuando vas a un lugar donde todos tienen hambre, eso te empuja aún más".
Ahora intenta crear grupo en Aprilia, junto a un proyecto que todavía se encuentra en plena proyección y de partida, no le permitirá aspirar a la corona. Pero después de su experiencia en Yamaha eso ha pasado a un segundo plano. La prioridad de Maverick es sentir el apoyo que tanto buscó en la fábrica japonesa sin resultado, pero ni siquiera eso hace que sigan existiendo reproches por parte del piloto de Roses hacia los de Iwata: "No tengo nada malo que decir. La moto es genial, pero no sabíamos cómo hacerla funcionar porque a veces me sentía imbatible y en otras, era el último". "Me estaba volviendo loco", asegura, sobre una etapa que ya queda como una anécdota más en su trayectoria.