Álex Palou hace historia
El barcelonés se convierte en el primer español en ganar la IndyCar. Acabó cuarto y el abandono de Pato O'Ward en la vuelta 19 puso todo de cara.
En el día que Carlos Sainz amarró un nuevo podio para el automovilismo español en la F1, Álex Palou acabó cuarto en Long Beach y escribió otra página histórica en los libros del motor, en los de que aquí y los de allí, los de Estados Unidos. El barcelonés se proclamó campeón de la IndyCar, a los 24 años, siendo el primero de los nuestros en conseguirlo. Ya estaba en los libros, con sus tres triunfos, como Serviá con el suyo en la ChampCar de 2005 en Montreal.
No le hizo falta al de Ganassi una cuarta victoria para la Copa Astor, en la que deja su nombre para siempre, como en los futuros libros de historia, "los de aquí y los de allí". Ha sido tan excelente la temporada que con el paso del tiempo gana cada vez más valor su segundo puesto en las 500 Millas, reto próximo.
Pero el primer desafío era el campeonato 2021. Lo tenía de cara Palou en Long Beach, defendía 35 puntos de ventaja sobre Patricio O’Ward y empezaba décimo, justo por detrás del mexicano, octavo. Valía un 12 para ser campeón. Por delante Newgarden, el tercer contendiente, partía desde la pole, pero con opciones remotas, que pasaban por una improbable carambola de resultados con desastre del español incluido, que por fortuna no se dio. Pero había que materializarlo. Y no se dio porque a pesar de ser su segundo año en la Indy, Palou corrió como si llevase toda la vida lidiando en Estados Unidos.
Aguantó la salida el español, con calma, evitando problemas que pudo encontrarlos en la segunda vuelta, cuando Ed Jones embistió a O’Ward y dejó al mexicano en el fondo del grupo, ya obligado a correr a la contra y sin miramientos. En la relanzada Newgarden volvía a defender su primera posición y con muchas menos apreturas el español defendía su octava.
Con las escaramuzas por ganar plazas de los demás, el español miraba la calculadora y abría huecos para ni rozar su Ganassi. Así le pasó Herta, mientras que O’Ward seguía perdido por el fondo y Newgarden, líder. El americano cumplía su parte, esperando el milagro, y Palou la suya, prudente. La situación invitaba a ello.
Abandono.
Y en la vuelta 19 ya quedó todo visto para sentencia. O’Ward paró su McLaren, con el eje trasero partido, en la salida de boxes. La factura de la embestida de Ed Jones la pagó Pato mucho más tarde, aumentando el drama. Aguantó en el coche todo lo que pudo el mexicano sin bajarse del monoplaza, esperando un milagro mientras que llegaban los primeros repostajes bajo régimen de bandera amarilla.
No hubo milagro ni subcampeonato para el mexicano. Y tampoco hubo milagro para Newgarden, que se conformó con el subcampeonato. Las diferentes estrategias metieron al americano en tráfico y le hicieron perder el liderato, su única vía hacia el título. Quedaba aún un mundo para el final de la carrera, 60 vueltas por las calles de California.
Y a lo mejor es un atrevimiento, pero cuando más se jugaba Álex Palou en toda la temporada, llegaron los momentos de más calma de todo el año. Y así se lo hicieron saber por radio, pidiéndole tranquilidad, mientras Newgarden seguía cediendo posiciones y se alejaba del primero. “Somos rápidos”, devolvió desde el cockpit el español. Gestionar mecánica y ver la bandera a cuadros, o dos abandonos más tras las retiradas de O’Ward y Ericsson, era suficiente para firmar en la Copa Astor.
La carrera fue para Herta, acompañado por Newgarden y Dixon en el podio. Álex Palou cruzó la meta en cuarta plaza, pero eso era lo de menos. Le esperaba la Copa, el campeonato y abrir un capítulo en los libros del automovilismo: Palou hace historia. Aquí y allí.