El nuevo Quartararo
“He ganado en madurez como piloto y como persona”, dice el francés, tras un inicio de año en el que ya ha igualado el número de triunfos que logró en 2020.
Dicen que hay que dejar madurar el buen vino francés durante unos años para disfrutar de su mejor momento. Y después de un largo transcurso en el que se ha encontrado con los mejores pilotos del mundo sobre el asfalto, un peso demasiado exigente que derivó de un apodo que le reconocía como ‘el nuevo Márquez’ y un límite mental que pudo arruinar todo el proceso, Fabio Quartararo ya ha dejado los primeros matices de un producto de calidad, que tan solo ha necesitado tiempo para demostrar todo lo que se esperaba de él cuando irrumpió en la categoría reina.
La llegada del francés a MotoGP estuvo libre de presiones hasta el momento en el que comenzó a destacar. Arrebatarle el récord de precocidad en lograr la primera pole a Márquez durante su temporada de estreno y tan solo un año después, verse liderando la general del Mundial después de las dos primeras carreras tras lograr el pleno de puntos, hizo que las expectativas golpeasen a Fabio y errase más de la cuenta hasta que llegó el GP de Cataluña. El francés, cuatro años después de la última victoria de Yamaha en Montmeló, devolvió a la estructura japonesa a lo más alto del podio catalán y sin embargo, terminó con su mejor versión. Aunque ese fue otro punto de partida.
A diferencia de un 2020 que cerró con tres victorias y ninguna otra visita al podio esa temporada, en este curso Quartararo ya ha subido al cajón en más ocasiones que entonces, además de haber logrado el mismo número de triunfos a falta de trece carreras por disputar. La próxima, en una pista donde Yamaha es la marca más laureada con un total de diez conquistas. Y aunque la realidad es que parte como favorito y otros 25 puntos podrían catapultarle todavía más en una general que domina con 24 a su favor, esa maduración a la que se hacía referencia hace que la prioridad de El Diablo sea no volver a repetir los errores que le lastraron hace tan solo un año.
Cambio de mentalidad
“He ganado en madurez como piloto y como persona”, destacaba el francés tras conseguir en Mugello su tercera victoria del curso, y lo hacía avalado por sus resultados. La regularidad le ha acompañado hasta ahora y solo un problema físico que solventó en el momento adecuado, le ha alejado del top-5 en las seis primeras carreras del año. Un panorama muy diferente al del Quartararo que arrasó al inicio del 2020: “He aprendido mucho con respecto al año pasado. Cuando ganas las dos primeras carreras te sientes distinto y yo nunca había liderado un campeonato al margen del CEV. Pero esto es MotoGP y de repente era muy irregular, me caía y estaba detrás”.
La presión le hizo tocar fondo, sobre todo cuando un tricampeón del mundo al manillar de la M1 se llegó a comparar con un joven que tan solo tenía 21 años. Jorge Lorenzo le bendijo: “La Yamaha se pilota así, es el que más se parece a mí”. Pero la gracia no le ha llegado hasta que el trabajo fuera de la pista también ha hecho efecto. Después de que Fabio se encontrase con el límite, llegó a derramar alguna lágrima tras varios domingos decepcionantes, llegó el momento de volver a crear y también, el de volver a creer. Y ahora que ya ha madurado lo necesario, el cielo está abierto para él y la botella, para que disfruten de un gran piloto que por si fuera poco, también ha sabido cargar con ser el relevo de todo un Valentino Rossi dentro de Yamaha.