NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

FÓRMULA 1

Un F1 para el Agente 007

El 'Gran Circo' recibe a Aston Martin, una marca con historia en Le Mans y presencia en el cine, pero sin un pasado exitoso en los monoplazas.

Roy Salvadori con el Aston Martin DBR4 en Silverstone 1959.
Bernard CahierGetty Images

James Bond, el agente del servicio secreto británico, se ha bajado de más de una docena de Aston Martin diferentes en otras tantas películas de Hollywood. El icónico DB5 se estrenó en 'Goldfinger' (1964) con Sean Connery y aún tiene cameos en las películas más recientes, aunque diera paso a otros modelos. Para el último filme aún por estrenar, ‘Sin tiempo para morir’ (2021), sólo en el trailer aparecen el citado DB5 más el DBS Superleggera y el V8 Vantage.

Aston Martin es uno de los grandes fabricantes de deportivos del mundo, fundado en un taller de Londres en 1913 por Lionel Martin y Robert Bamford, asociado a un icono cinematográfico pero sin tradición automovilística en la Fórmula 1. Hasta 2021, cuando por segunda vez en su historia tendrán una escudería en el Mundial absorbiendo al anterior Racing Point, de Silverstone, y con Sebastian Vettel y Lance Stroll como pilotos. Un tetracampeón, más el hijo del dueño del equipo, Lawrence Stroll, para situar al estandarte british racing green en el pináculo de las carreras. El proyecto promete hasta el punto de que Toto Wolff, jefe y propietario de Mercedes F1, ha comprado acciones de la marca.

Los primeros pasos de Aston Martin en el motorsport estuvieron vinculados a las carreras de montaña británicas. Ya en 1922 construyeron sus primeros dos coches con especificaciones de gran premio pensando en competir en el TT de la Isla de Man con un motor de 1.486cc que desarrollaba 55 CV, pesaba 750 kilos y alcanzaba los 136 km/h. No llegaron a esa carrera, pero sí al GP de Francia, en verano. Lograrían varios podios más adelante, pero la muerte de uno de sus pilotos, el conde Zborowski, durante una carrera en 1924 (al volante de otro coche, una fatalidad ante la que estaban acostumbrados los pilotos de la época), propició un paréntesis en la competición para Aston Martin.

Le Mans y F1

En los años 50 adquirió la compañía David Brown y apuntó a las carreras de resistencia y la recién creada Fórmula 1. Tuvo éxito en lo primero, ganaron las 24 Horas de Le Mans de 1959 con el DBR1, al volante el también cinematográfico Carroll Shelby (Matt Damon le interpreta en ‘Le Mans 66’) y Roy Salvadori. Lo intentaron en los grandes premios con menor suerte: debutaron con podio en el Trofeo BRDC 1957, en Silverstone, una carrera de F1 que no pertenecía al campeonato, pero su único asalto al Mundial llegó en la temporada 1959, sin puntos, porque el diseño del DBR4, con el motor en la parte delantera, quedó anticuado frente a los avances de la época. Así que se marcharon rápido, después de la campaña de 1960, con dos sextos puestos como mejor resultado.

Aparte de algún otro paso por Le Mans y dos prototipos en los 70 y 80, Aston Martin no se prodigó en las carreras hasta los más años recientes, con la eclosión de los GT en certámenes de resistencia. En la F1, su único acercamiento posterior fue comercial, como patrocinador principal de Red Bull hasta el año pasado, lo que incluyó el proyecto del Valkyrie, un espectacular hypercar diseñado por Adrian Newey. Hasta ahora, con su entrada de lleno en el Gran Circo, que resume el director ejecutivo de la compañía, Lawrence Stroll: "El retorno del nombre de Aston Martin a la F1, con una historia tan dinámica en el deporte, es emocionante para todos los que estamos involucrados en este gran fabricante británico. La parrilla es el lugar apropiado para Aston Martin, es donde la marca debe estar". James Bond podrá pilotar un F1 si quiere, o tiene prisa, en su próxima aventura.