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DAKAR

Laia Sanz: "Hace un mes no sabía si podía acabar una etapa"

Aunque le da rabia no competir a su nivel, la catalana está "contenta" con su Top 20. Eso sí, admite que el Dakar "está siendo muy peligroso" para las motos.

Al Ula
Laia Sanz en el Dakar 2021.
Mediagé Comunicación

No fue un día fácil para Laia Sanz. Ninguno lo está siendo este año después de llegar a la salida del Dakar sin la mejor condición física posible al contraer la Enfermedad de Lyme meses antes, pero la del miércoles se le hizo eterna al rodar tantos kilómetros en el polvo. Aun así, se sobrepuso, acabó otra etapa y es 20ª en la general, un puesto en el que no se imaginaba hace un mes. AS habla con la catalana en el vivac de Al Ula sobre su Dakar y lo peligroso que sigue siendo para las motos.

—Etapa complicada esta décima.

—No fue muy dura porque realmente no pude ni correr, la anterior sí que fue muy dura y muy fea, muy, muy peligrosa. Hoy era un poco diferente, ha habido también piedra, pero mucha menos, y era una etapa más corta, que se podía haber hecho bien y había salido bastante cómoda, encontrándome mejor que ayer, porque era más arenoso, pero antes de la primera neutralización me he perdido con Buhler y Knight. Y justo cuando encontramos el camino bueno, venían por atrás otros que también se perdieron, mucho más lentos, y nos pasaron justo cuando habíamos encontrado el sitio. Da un poco de rabia, porque éramos pilotos más rápidos y no nos dejaron pasar. Nos quedamos en el polvo detrás de tres quads y una moto que está fuera de carrera... Así que te puedes imaginar el cabreo que llevo hoy.

—Claro, porque luego pasar es muy complicado, ¿no?

—Los quads me los he comido 150 kilómetros... Además, tenía que ir parándome porque no veía nada con el polvo. A una moto puedes intentar buscarla el hueco y pasarla, pero a un quad es imposible. Entonces, me he pasado el día en el polvo y en ningún momento he llevado un ritmo normal, es que ni me he cansado, me he cansado de cabeza, del cabreo, pero no del físico.

—Y dice que la anterior fue más peligrosa, hubo varias caídas...

—Sí, ahí sí que decidí, cuando empecé a ver motos y cómo era la etapa, pasar un poco de todo y llegar al final, además tuve una pequeña caída. Había mucho que perder. Era una etapa de las más lentas de esta Dakar, pero la más peligrosa porque había mucha piedra.

—¿Qué se le pasa por la cabeza cuando ve tantos accidentes y viniendo de donde veníamos el año pasado con noticias tan dramáticas?

—Bueno, apetece más un 'trasto' de cuatro ruedas cuando ves etapas así, la verdad. Toby (Price) y Luciano (Benavides) ya están por aquí con el equipo y, con la velocidad que hay, es una buena noticia que estén más o menos bien.

—Sí, porque se sigue yendo muy rápido a pesar de que se ha intentado hacer bajar la velocidad.

—Por terreno y el tipo de etapas en línea recta es muy difícil conseguirlo. Se ha trabajado y se ha hecho más navegación, que eso está muy bien, pero a estas velocidades, que llevemos o no airbag... Creo que deberían cambiar un poco las especiales más que nada. Sí, está siendo peligroso.

—¿Y qué solución puede haber?

—Es difícil, porque el problema de ahora es que todo el mundo navega muy bien y habría que liarla mucho para que la gente se perdiese. También el tipo de terreno aquí es diferente, en Sudamérica había más variedad, aquí al final es así y se hacen muchos kilómetros en línea. Habría que intentar buscar la manera de bajar de verdad la velocidad.

—¿Lo de los seis neumáticos traseros no acaba de funcionar?

—Yo estoy totalmente en contra porque es más peligroso todavía. En una etapa con tanta piedra, los pilotos élite vamos con los neumáticos tocados y no se baja la velocidad. Lo único que le añade es más peligro.

—¿Cómo se encuentra físicamente? Porque hablamos el día descanso y estaba muy cansada.

—Sí, aquel día me sentó mal. Supongo que bajó un poco la adrenalina y había cogido un poco el ritmo. Es verdad que por un lado me hacía falta, porque después de no entrenar estar aquí una semana a fondo me dejó agotada, pero lo pasé fatal al día siguiente. Estaba a cero de energías. El martes me encontraba mejor y hoy también. También estoy tocada de la mano y estoy sufriendo mucho la falta de entrenamientos, en etapas largas me cuesta, no tengo mi ritmo...

—Aunque no tenga el ritmo, pero aguanta en el Top 20. Nada mal teniendo en cuenta cómo ha llegado este año.

—Si me lo dicen hace un mes, lo firmo seguro, porque tampoco sabía si podía acabar una etapa. Los que han vivido este año cerca de mí, y yo misma, si nos llegan a decir esto, no nos lo hubiésemos creído. Creo que puedo estar muy contenta, pero está claro que una vez que estás aquí, da rabia no estar luchando con quien estás acostumbrada a hacerlo y estar más atrás, pero bueno.

—Casi ya se ve la meta, pero sigue quedando mucho, además con una penúltima etapa difícil.

—Sí, queda mucho. Mañana, etapa larga, saldré en el polvo y tocará tener paciencia y perder tiempo otra vez. Estaría bien este Top 20, pero tampoco voy a perder la cabeza, si acabo 21ª, pues 21ª, la verdad es que ahora mismo el resultado no me importa mucho, solo acabar.

—Quien está también bien colocado es Jaume (Betriu, su pareja, es 14º), ¿cómo le ve?

—Al final de cada día nos vemos y comentamos la jugada. Tuvo algo de mala suerte los primeros días, se perdió un poco... Quizá tiene velocidad para más y no le ha acabado de salir. Está muy bien con el nivelazo que hay este año, pero creo que podría haber estado mucho más adelante.

—¿Cómo lleva la vida en el vivac con esto de la COVID?

—Es una faena para el trabajo con los periodistas y demás, pero al final con el equipo tampoco ha cambiado mucho. Estamos hasta el gorro de la mascarilla (ríe), pero durante la etapa te olvidas un poco porque estás con los otros pilotos. No ha cambiado tanto.

—¿Ha podido hablar con su otro compañero, el de Extreme E, Sainz?

—Sí, me vino a ver el día de descanso. Y eso es quizá es lo que más se nota, se echa de menos el ir a cenar a una caravana, el pararte a hablar con todo el mundo... Es todo como más frío y echas de menos el mezclarte más con los pilotos de coches, contar batallitas y todo eso. Estamos todo el rato aquí con el grupo y ya está.

—No sé si le habrá dado tiempo a pensarlo mucho, pero ¿será este su último Dakar en moto?

(Ríe) No lo sé. Primero quiero acabarlo y luego ya veré que hago.