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RALLYS | CAMPEONATO DEL MUNDO

30 años del primer título de Carlos Sainz y Luis Moya

El 18 de octubre de 1990, la pareja española se coronaba por primera vez en Sanremo. Han pasado tres décadas de ese hito del deporte español.

30 años del primer título de Carlos Sainz y Luis Moya

Haciendo honor a su nombre, el sol lucía en Portosole, el puerto deportivo de Sanremo. Quizá por ello, quizás para maquillar aquellas lágrimas de emoción, Carlos Sainz subía al podio junto a su inseparable Luis Moya con gafas oscuras. Portando una bandera de España, la pareja española se fundía en un interminable abrazo. Acababan de hacer historia al conseguir el primer título mundial del automovilismo español.

Hoy se cumplen tres décadas de aquel 18 de octubre de 1990, el día que Sainz y Moya entraron en el selecto club de los campeones del mundo de rallys. Tras una temporada en la que habían logrado su primer triunfo en el Acrópolis griego, al que siguieron los obtenidos en Nueva Zelanda y Finlandia, amén de los podios de Montecarlo, Córcega, Argentina y Australia, los españoles jugaban su segunda bola de torneo en la prueba italiana.

Y, como siempre, no se lo pusieron fácil. Los Lancia dominaron en la primera etapa de asfalto y Sainz tuvo que apretar al llegar a la tierra. No sólo debía contrarrestar lo perdido, sino que también quería conseguir un buen colchón ante la última noche de nuevo sobre el asfalto. En La Toscana lanzó en feroz ataque, encadenando una victoria tras otra en los tramos de tierra, que le llevó a encabezar la clasificación con minuto y medio sobre Miki Biasion, el campeón reinante y máximo rival en la lucha por el título.

Tal era el afán de arañar segundos de Sainz, que en el último tramo sufrió un vuelco, aunque  pudo continuar, pero ya por detrás de Didier Auriol y Juha Kankkunen. Por suerte, en esa misma especial Biasion también volcaba, según él porque vio un anorak rojo de Moya que en realidad no era del gallego, y en su caso abandonaba. El tercero valía para coronarse.

Las celebraciones no cesaron desde el podio de Portosole hasta que llegó a Madrid, donde tuvo un recibimiento triunfal con recepción oficial en el Patio de Cristales del Ayuntamiento y fiesta masiva en la Plaza de la Villa. “Nunca olvidaré el instante en que salí al balcón del Ayuntamiento”, recuerda Sainz de ese momento. “Al asomarme el impacto fue increíble. Yo sabía que Madrid es una ciudad poco habituada a este tipo de homenajes, e incluso en el vuelo de vuelta le pregunté a Reyes (su mujer) si creía que iría alguien a la Plaza de la Villa. Cuando vi a tanta gente aplaudiendo, coreando nuestros nombres y vitoreándonos, me pareció estar viviendo un sueño”.

Y 30 años después ahí sigue, recién recogido el Premio Princesa de Asturias y preparando con la misma ilusión el asalto a por el cuarto triunfo en el Dakar. Pocos deportistas han tenido una carrera tan exitosa y duradera. Quizá por ello los internautas le eligieron en primavera como mejor piloto de la historia. Leyenda eterna.