El coronavirus continúa causando estragos en la IndyCar
La restricciones impuestas por los estados de Oregón y California obligan al certamen a suspender la cita de Portland y la de Laguna Seca.
La imparable expansión del COVID-19 en Estados Unidos, donde todavía no se ha alcanzado el pico de la epidemia, ha obligado a la IndyCar a cambiar de nuevo el calendario. Las restricciones de público impuestas en el estado de Oregón a 100 personas hacen imposible la celebración de la carrera de Portland, una de las mejor valoradas del certamen desde su regreso en 2018 tras un periodo de 11 años sin carreras en la ciudad.
El personal de IndyCar, aún celebrando la cita a puerta cerrada, supera las 200 personas. En ciertos estados del país la epidemia está descontrolada y el campeonato está cambiando sobre la marcha las fechas fijadas. La tradicional inauguración en San Petersburgo fue cancelada y está prevista que se celebre en el mes de octubre, mientras que la prueba de Toronto no se disputará en esta temporada.
Ante estos imprevistos, al igual que en la F1, la IndyCar ha decidido doblar carreras. Este es el caso de Mid-Ohio, que se adelanta y organizará la séptima y octava prueba durante los días 8 y 9 de agosto. El campeonato de monoplazas norteamericano celebrará tres dobletes seguidos tras los de Road America y Iowa Speedway.
La carrera de Laguna Seca, prevista para el 19 y 20 de septiembre, se encontraba también en una situación muy complicada y finalmente ha sido suspendida. En consecuencia, podrían doblarse las carreras de Gateway y el circuito mixto de Indianápolis (Harvest Grand Prix), que disputaría su tercera prueba de la temporada en Indycar.
En el trazado de Gateway, la Indy compartiría evento con la división de camionetas de NASCAR (NASCAR Gander Outdoors Truck Series) por segunda vez este año. Se desconoce si para estas carreras podría acceder público con aforo limitado o si por el contrario se prohibirá la estancia de aficionados en las gradas.