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FÓRMULA 1

Qué fue del circuito de Valencia: ascenso y caída del GP de F1

Se celebraron cinco ediciones, la última con remontada histórica de Alonso, pero el trazado está abandonado y decadente y la gestión del evento se llevó a los tribunales.

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Qué fue del circuito de Valencia: ascenso y caída del GP de F1
POOLREUTERS

Queda un agradable paseo alrededor del puerto deportivo de Valencia, grupos de patinadores, skaters y familias en temporada de vacaciones, kilómetros de vallas que recuerdan a gran premio, un puente levadizo a la salida del muelle y cientos de vehículos estacionados sobre lo que un día fue un pit lane. Se distingue la pintura del asfalto, el suelo azul del corralito del podio, las marcas de la parrilla o la línea de meta. También la calle de boxes, igual que casi todo el perímetro del trazado. El Valencia Street Circuit permanece tangible, aunque decadente, y son reconocibles todos sus sectores, de hecho algunos permanecen intactos, a la intemperie. Se cumplen ocho años de la última carrera de Fórmula 1 en la ciudad del Turia y el evento, que se celebró cinco veces, permanece en la retina de los aficionados como un sueño del que había que despertar.

La idea se gestó partir de 2006. Bernie Ecclestone, entonces magnate del Gran Circo, estaba convencido de que Valencia era la ciudad ideal para desarrollar un gran premio en el Mediterráneo y los gobiernos autonómico (entonces presidido por Francisco Camps) y local (Rita Barberá) se pusieron en marcha con las negociaciones y las inversiones y lo utilizaron, entre otras cosas, como reclamo electoral. El estudio del diseñador Hermann Tilke proyectó el circuito, que debía ser urbano porque el Ricardo Tormo de Cheste no ofrecía nada que no tuviera Montmeló, según opinaba Ecclestone. El acuerdo lo cerraron la FOM y el promotor Valmor Sport por 26 millones de euros anuales para organizar carreras entre 2008 y 2014. “Emular a Mónaco ha dejado de ser un sueño”, “Ecclestone pretende que Valencia escenifique la Fórmula 1 del siglo XXI”, ilustraba entonces la prensa local. Se anunció una inversión de 50 millones de euros para convertir las calles en circuito y un beneficio estimado de 70 millones de euros gracias al impacto turístico que generarían los 500 millones de espectadores en el mundo.

Un circuito más exigente que interesante

Tilke diseñó un trazado de 5.419 kilómetros. La recta de meta transcurría alrededor de los tinglados cuatro y cinco del Puerto de Valencia, después se rodeaban las instalaciones de los equipos que participaron en la Copa América de 2007 y posteriormente se enfilaba hacia la Playa de la Malvarrosa, pasando alrededor del futurista edificio Veles e Vents. Un puente levadizo que sólo se cerraba durante el gran premio daba acceso al lado opuesto del muelle, y tras un par de rectas los monoplazas se acercaban a la Ciudad de las Artes y las Ciencias para regresar hacia el puerto. Eran 25 curvas y sólo dos zonas claras de adelantamiento.

El GP de Europa (así se denominó esta carrera, porque el GP de España se disputaba en Barcelona) se celebró en Valencia por primera vez en 2008 con una carrera procesional que venció Felipe Massa (Ferrari) desde la pole y que no convenció a los expertos por la falta de alternativas. Desde el paddock, son mayoría los que recuerdan que faltó emoción y no ayudó a convencer al público internacional el intenso calor húmedo de agosto que es tendencia en Valencia. Fue un circuito más exigente para los pilotos que interesante para el aficionado. De hecho, la venta de entradas no llegó a despegar a partir del segundo año. Las cuatro ediciones restantes las vencieron Rubens Barrichello (Brawn GP), Sebastian Vettel por partida doble con Red Bull y Fernando Alonso (Ferrari).

La mejor victoria de Fernando Alonso

“Cualquiera tendrá una elección diferente, pero mi carrera favorita sigue siendo Valencia 2012”, dice Fernando Alonso sobre una de sus victorias más emotivas y, a la vez, espectaculares, de la que ahora se cumplen ocho años. El asturiano salía undécimo en un trazado que nunca facilitó el adelantamiento. Pasó a tres coches en la salida, a Webber y Bruno Senna después del primer cambio de ruedas y a Hamilton durante el segundo pit stop en un coche de seguridad que provocaron Kovalainen y Vergne. Entonces su Ferrari era tercero tras una remontada que ya era digna de aplauso. Pasó a Grosjean (Lotus) con un ataque feroz y por delante sólo quedaba Vettel, que sufrió una avería en su Red Bull y abandonó. Locura absoluta en la grada local y victoria fundamental para las aspiraciones del español, con la bandera al viento, que era más líder gracias también al cero que sufrió Hamilton. El podio lo completaron Raikkonen (Lotus) y Michael Schumacher (Mercedes).

Quiebra, crisis y decadencia

Valencia tuvo aura de Fórmula 1, ese intangible que rodea el paddock club y que se explica mejor desde las fiestas de los invitados, los conciertos en el Ágora o el ambiente alrededor del circuito cuando los garajes echaban el cierre. Pero a partir de 2012, precisamente el punto álgido de esta carrera, el castillo de naipes comenzó a desmoronarse. Los organizadores de la carrera y la Generalitat solicitaron una alternancia con Montmeló a partir de 2014 que nunca se concretó. La petición escondía la falta de liquidez para poner en marcha una vez más el evento. Valmor, el teórico promotor, quebró y debió ser rescatado por el gobierno de la Generalitat, que asumió una deuda de 30 millones de euros. El posterior ejecutivo, surgido tras la dimisión de Francisco Camps, debió renunciar a la carrera cuando habían renovado hasta 2014. La venta de entradas nunca hubiera salvado la inversión realizada, que sólo se justificaba por la exposición internacional de la ciudad y el impacto económico en hoteles y hostelería, ya que la carrera siempre fue deficitaria. De hecho, cada año salen de las cuentas del ejecutivo 7,5 millones de euros para hacer frente a un préstamo que cubre la deuda hasta 2023.

El canon anual que debían abonar a la F1 por organizar la carrera, de entre 18 y 26 millones de euros, era similar al de otros grandes premios europeos, como el de Montmeló, e inferior a las carreras que lideran la aportación con 40 o 50 millones de euros, como Abu Dhabi, Bahréin, China, Sochi y Azerbaiyán. Pero los países enumerados pueden justificar esa clase de inversiones y gastos, incluido un circuito de quita y pon, dentro de modelos de estado no necesariamente democráticos. En Valencia, ante la crisis económica que sacudió España, no había justificación alguna.

Entonces comenzó el carrusel de investigaciones judiciales y el Caso Valmor tiene varias secciones, algunas secretas. Se investigó el escate de la compañía con fondos públicos, algo que la jueza entendió como "la solución menos perjudicial". Por los tribunales han pasado y declarado personalidades como Jorge Martínez Aspar, que formaba parte de la empresa promotora, así como la exportavoz del gobierno valenciano, Dolores Johnson, y altos cargos del Consell como Belén Reyero y Nicolás Figueres, todos fueron exculpados.

En los juzgados también se ha profundizado sobre la construcción del circuito y la adjudicación de las obras, y del "coste cero" prometido en su momento por Francisco Camps, se habla ahora de al menos 88,8 millones de euros con cargo al erario público. Sumando el pago del canon anual o la deuda de la entidad privada Valmor, el coste total de la Fórmula 1 en Valencia ascendió a 308 millones de euros, según los actuales responsables de la Generalitat.