El sueño americano de Palou
El español de 22 años debuta en la cita inicial del campeonato en Florida: “Mucha gente no me conoce en EE UU aún, seguro que se llevan una sorpresa”.
"Tiene la madurez de Alonso y la cabeza de Antonio García”. Adrián Campos confía ciegamente en Álex Palou (St. Antoni de Vilamajor, Barcelona, 22 años) desde que en 2014 lo subió a monoplazas. El domingo, en St. Petersburg (Florida), este simpático, sencillo y talentoso piloto debutará a tiempo completo en la IndyCar enrolado en el equipo Dale Coyne Racing. “Aunque ya esté aquí para mí sigue siendo un sueño debutar en la Indy. Hace muchos años me lo marqué como objetivo. Me he estado preparando y llego listo, en ganas no me supera nadie y estoy seguro de que será un buen estreno”, afirma vía telefónica a AS.
Los test han ido muy bien y su apellido resuena ya entre voces autorizadas del paddock. Palou lo sabe... y avisa: “Es normal que mucha gente no me conozca aún en EE UU... seguro que se llevan una sorpresa conmigo (ríe). En los test he tenido buenas sensaciones e íbamos muy rápido pese a no estar muy acostumbrado a los neumáticos ni al coche”. La Indycar es un certamen en el que el talento al volante es transparente ya que no se puede esconder en trucos mecánicos. “Pilotos con equipos de media tabla han luchado por el campeonato ya que la base del coche es la misma para todos y sólo cambia el ‘set up’ y las suspensiones, que sí se pueden desarrollar. Por tanto es cierto que el piloto tiene mucho más que ver en los resultados que en otros campeonatos”, explica.
Palou es una enciclopedia cuando desgrana su pasión y explica a la perfección las diferencias entre un IndyCar y un monoplaza, por ejemplo, del campeonato que casi gana en 2019, la Súper Fórmula Japón: “La forma de conducirlos es completamente diferente. El SF es muy ligero, con mucha carga aerodinámica, ‘grip’, neumáticos muy grandes y un paso por curva increíble, pero poca potencia respecto al ‘downforce’. El IndyCar es muy pesado, sin dirección asistida, mucha potencia y poca carga en comparación. Se puede forzar y hacer que se comporte como quieras... si consigues domarlo ya que no para de moverse. Es muy divertido, pero muy físico”.
Nuevo coche, equipo, campeonato, país... “De Europa a Japón fue radical y ahora de allí a Estados Unidos ni te cuento. Son culturas y formas de vida opuestas. La cabeza me hace preguntas... (risas). He tenido mucha suerte de poder vivir todas estas experiencias. Eso sí, a nivel de fans veo difícil superar a Japón, es el país número uno en pasión de los aficionados”, recuerda”. Numerosas adaptaciones, pero una radical que será clave: la adaptación a los óvalos donde se corre un tercio del certamen incluyendo la Indy 500. “Es el cambio más salvaje en las carreras desde que soy pequeño, pero tengo claro que al final son carreras. En el test que hice en Texas disfruté un montón. Vas muy rápido, mucho más de lo que parece en la tele y todo es a base de pequeños detalles: cómo entras a la curva, cómo levantas el gas para que no se mueva el coche... Una cosa es ir rápido solo, que ya lo sé hacer, y otra muy diferente estar luchando contra otros treinta pilotos a la vez”.
Precisamente en la Indy 500 se enfrentará a uno de sus ídolos, Fernando Alonso: “No hace tanto que yo corría en karts y estaba en casa con mi familia viéndole ganar el Mundial de F1. Me hace darme más cuenta aún de la importancia de dónde estoy. Eso sí, compartir pista simplemente con él no es lo que me ilusiona, lo que quiero es luchar contra él de verdad porque eso significaría que peleo también por la carrera”.
Sueños, ilusiones, visualizaciones..., ¿y el objetivo del año? Palou no da rodeos. Es directo: “El principal es ser el rookie del año, tanto en la Indy 500 como en el campeonato, algo que está muy bien valorado en la Indycar. Sería un debut estupendo y gran primer paso para el futuro. Eso no quita que con el coche que tenemos creo que deberíamos estar siempre entre Top 6 y Top 10. Y si todo va como debería luchar por alguna victoria es un objetivo real y posible. El coche es lo suficientemente competitivo como para luchar por alguna carrera. Tengo 17 oportunidades para intentarlo. Hay que sacar la cabeza y que me vean, es la manera de estar aquí muchos años”.
Por último, toca la pregunta que copa las conversaciones en el mundo: el coronavirus. La IndyCar cree que no afectará al calendario, pero es innegable que preocupa a todos: “Nos está trayendo un poco locos a todos. Como anécdota personal te cuento que la semana pasada tenía simulador y no me dejaron entrar porque no llevaba 14 días en EE UU. Me dijeron que había riesgos para los trabajadores y me quedé sin sesión. Respecto al campeonato no nos han dicho nada salvo que están monitorizando la situación. Los primeros entrenamientos en St. Petersburg son el viernes y a día de hoy todo sigue en marcha como estaba planeado. Por lo que veo en EE UU todavía no están tan preocupados como en Europa, por ejemplo”.