Detrás de Alonso en su camino a un infierno de dunas
La visión más personal del enviado especial de AS al mítico raid que este año estrena ubicación y se celebra en Arabia Saudí.
No todos los periodistas pudimos desplazarnos a Shubaytah. La maratón no solo es especial para los pilotos… Había plazas limitadas en el avión, no entrábamos todos, y los que lo hicieron tuvieron verdaderos problemas para trabajar. Así es el Dakar, dicen. Pero todo tiene un lado bueno, y esta vez se compensó con creces el haberse perdido ese viaje para poder vivir algo único: seguir a Alonso en el comienzo de una etapa.
Y cuando decimos seguir, es literal. Le vimos subirse a su Toyota y despedirse del equipo, no les vería hasta la noche siguiente, y justo después nos montamos en un coche de alquiler para seguirle durante todo el enlace hasta el comienzo de la especial. Una recta interminable en la que iba haciendo pruebas de frenos cuando el tráfico le permitía, y un giro a la derecha desierto a través que llevaba a la salida.
Antes de ponerse en marcha, vimos a los que salían delante: Peterhansel, Al Attiyah, Sainz… Y luego llegó su turno… y la noticia del día: el vuelco. Apenas un kilómetro después de arrancar la maratón, había una enorme duna, que lo era aún más en la parte de bajada. Fácilmente más de diez metros. No hace falta explicar más lo que pasó, solo decir que impresionaba. Pese al viento y al frío, mereció la pena estar allí. El destino, a veces, te da lo que te quita.