Adrenalina pura: copiloto con Latvala en Finlandia
AS ha vivido lo que se siente en el asiento de la derecha del Toyota Yaris WRC en los vertiginosos toboganes del país nórdico.
Un cartel avisa de la que se nos viene encima: Räsäntie indica en la entrada de una bonita granja con el paisaje de postal típico de Finlandia. Todo verde, espesa arboleda, bonito lago...así es Uuräinen, una aldea próxima a Puupola, la localidad natal de Tommi Makinen, donde se encuentra la sede del equipo Toyota del Mundial de Rallys. Räsäntie, muy parecido a rasante, que es la seña de identidad de los tramos del otrora llamado Rally 1000 Lagos.
Pero la quietud y paz dan paso al estruendo cuando Jari-Matti Latvala, el piloto que un día antes subía al podio de la novena prueba del Campeonato del Mundo, aprieta el botón de arranque. Entonces el Toyota Yaris WRC comienza a rugir y empieza la fiesta. "¿Cuántos kilómetros vamos a hacer?", le pregunto. "Sólo dos, pero te prometo que voy a hacer todo lo posible para que disfrutes al máximo", me contesta el siempre amable finlandés volador.
Acto seguido engrana la primera velocidad y pone rumbo al tramo de Pokeläntie, una especial donde el equipo realiza pruebas cuando lo necesita. "¡Lets go!", grita por los interfonos a la par que pisa el acelerador a fondo engranando marchas para unos metros después iniciar el primer vuelo en un rasante en curva. La sensación en el asiento de la derecha es que ahí se acaba todo, pero no.
Sin inmutarse el bueno de "José Mari" sigue pisando a fondo y controlando el coche de curva en curva, de rasante en rasante en una suave danza que en nada se asemeja a lo que está sucediendo fuera. Derrapes, saltos y estruendo de la mano del piloto que más rallys ha corrido en el Mundial, ni más ni menos que 204. Y cierto, la experiencia acaba rápido, pero el corazón tarda unas horas en recuperar el pulso normal.