El punto débil de Mercedes
Los problemas de refrigeración acabaron con las opciones de Hamilton y Bottas y rompieron la racha histórica del equipo ganando ocho carreras seguidas.
Después de ganar las ocho primeras carreras de la temporada consecutivas, Mercedes se despide del récord de once que logró McLaren en 1988, con Senna y Prost en sus filas. El coche más dominante de la F1 moderna dio un paso atrás en rendimiento en Red Bull Ring, y no es porque el propietario del circuito quisiera que ganara su coche, sino porque las condiciones climatológicas en Spielberg sacaron a relucir las flaquezas del W10, que son pocas pero existen: el calor pone en jaque su mecánica, el refrigeramiento no es óptimo y su tracción tritura los neumáticos.
"En Austria ha quedado expuesto nuestro Talón de Aquiles. No pudimos competir con nuestro coche, simplemente intentamos mantenerlo vivo y enfriarlo correctamente. Fue un mal día, aunque de esos se aprende más para volver con más fuerza", dijo Toto Wolff, director deportivo del fabricante alemán, tras la carrera. Tanto Bottas, tercero, como Hamilton, quinto, se pasaron media carrera haciendo ‘lift-and-coast’, levantando el pie del acelerador unos instantes antes de pisar el freno para relajar la mecánica. "Y aun así tuvimos nuestras opciones de luchar por la victoria, aunque los problemas de refrigeración nos limitaron", señaló el austriaco.
Lewis Hamilton fue crítico: "No sé porque tuvimos que correr así y el resto no, estábamos levantando durante 400 metros cada vuelta, no sé si será un problema en otras carreras. No creo que sea en muchos sitios, pero estoy seguro de que habrá al menos uno más, como por ejemplo México". La combinación de altas temperaturas y altitud expone la unidad de potencia alemana, cuya segunda especificación estrenada en Canadá ha empezado con el pie izquierdo: Bottas, Pérez y Stroll tuvieron problemas con ella. Así terminó la gran racha de Brackley en 2019.