¿El pretexto de este fundamento? Que estas palabras han sido vocalizadas porSebastian Vettel, un piloto que dominó y ganó cuatro campeonatos seguidosa bordo de un Red Bull notablemente superior al resto de la parrilla (33 victorias, 39 pole position, 20 vueltas rápidas...), hegemonía que ahora ejerce las flechas plateadas.
Consciente de la polémica que podían suscitar sus términos, Vettel rebaja el tono y confía en el talento de los ingenieros de Maranello para derrotar al W10: "Tenemos que trabajar más duro, trabajar mejor. Estamos presionando lo máximo que podemos, pero hay que respetar que lo están haciendo fenomenalmente bien y que tienen sus monoplazas la mayor parte del tiempo en el lugar correcto. Tengo confianza. Creo en este equipo y sé que podemos mejorar. Creo que tenemos un buen coche. Simplemente no hemos logrado ponerlo siempre donde corresponde, por lo que es difícil tener la confianza y las sensaciones, pero estoy seguro de que vamos a dar la vuelta a la situación. Es como un cubo de Rubik. Sólo necesitamos resolverlo. Tenemos muchas personas que pueden hacer un cubo de Rubik en un par de minutos. Tenemos personas muy inteligentes, pero estamos trabajando en un cubo de Rubik de gran tamaño".