Un héroe llamado Gabriel Rodrigo al estilo Lorenzo 2013
El argentino nacido en Barcelona se ha subido a su Honda de Moto3 sólo cinco días después de ser intervenido de una fractura en su clavícula derecha.
Desde que Lorenzo asombrara al mundo en 2013, al ser capaz de subirse a su Yamaha de MotoGP sólo 35 horas después de ser intervenido de una fractura de clavícula, se estableció un protocolo médico más severo para evitar machadas de estilo. Casi seis años después, Gabriel Rodrigo, el argentino nacido en Barcelona de Moto3 que este año milita en el Kommerling Gresini, ha protagonizado una heroicidad que recuerda en algo a la del mallorquín. Y es que Gabri se rompió la clavícula derecha en el último test y, sólo cinco días después de ser operado, se subía ayer a su Honda y era capaz de clasificarse quinto. Ver para creer.
El chaval de 22 está muy feliz con su presencia en el GP de Qatar: “Lo único que quiero ahora es acabar este fin de semana, porque pensaba que me tocaría verlo desde casa. Estar aquí ya es un sueño y poder ser algo competitivo es más de lo que me esperaba. Hay que ver cómo me siento”.
Sobre lo poco que ha tardado en volver a la acción, él es el primer sorprendido: “Yo tampoco creía que podría estar encima de la moto sólo cinco días después de la operación, y más teniendo la experiencia de las otras dos operaciones hace dos años. Entonces, cinco días después no estaba para subirme en la moto. Ahora, al salir de la operación ya tenía algo de movilidad y menos dolor, que es algo que no había pasado las otras veces, con lo que empecé a ver un poco la luz. Luego, las ganas de estar aquí me han hecho recuperarme más rápido y lo he dado todo en cada rehabilitación”.
Como es lógico, Rodrigo ha tenido que tirar de medicamentos, aunque al principio no lo hizo: “En el primer entrenamiento me dolió bastante, porque no me tomé nada para ver cómo estaba, pero en el de la tarde fui mucho mejor con un analgésico. También ayudó que me ensancharan un poco el mono. Lo que más me cuesta es relajar el hombro en las curvas de derecha. Me cuesta abrir el brazo y a veces presiono el manillar y hace que me vaya un poco fuera. No abro el brazo de manera natural. Y luego hay que ver cómo aguanto 18 vueltas en carrera, porque hasta ahora he dado sólo seis seguidas. No me pueden infiltrar, porque pasan muchos nervios cerca y está el peligro de que se duerma la mano. Con lo que he tomado, por dolor aguantaría”.
Por lo que cuenta, lo peor casi fue pasar el examen médico para que le declararan apto para la cita de Qatar: “Ha sido muy difícil. El doctor Charte y el doctor Mir me han hecho un primer chequeo no oficial y les he hecho cinco flexiones. Mir me decía que estaba muy bien, pero también estaba el doctor de la FIM (Giancarlo di Filippo) y no me quería dejar correr por miedo a que, al ser una fractura tan reciente, no estuviera la placa consolidada al hueso. Cuando les hice cinco flexiones les demostré que tenía fuerza y me dijeron que sí, pero que la última palabra la tenía el médico del circuito (Amr Aboul Wafa), que tampoco me quería deja correr… Le rogué que me dejara. Tan sólo me faltó ponerme de rodillas. Al ver la fuerza que tenía y, aunque no quería dejarme correr, me dijo que me daba un voto de confianza, pero que si me caía se pensaría quitar el apto para poder hacerlo. Por dos veces pensé que no me dejarían, pero ahora, si no la lío, ya no tengo que pasar más exámenes”. Sin duda, estamos ante un nuevo héroe.