Afinando un Mini que "debería saltar mejor que el Peugeot"
Lucas Cruz, copiloto de Carlos Sainz, explica en As sus impresiones a bordo del Mini JCW Buggy en Marruecos. "Estará todo listo para el Dakar", dice.
Siempre es mejor romper el cambio en la segunda etapa del Rally de Marruecos que en pleno Dakar. Carlos Sainz y Lucas Cruz siguen afinando el Mini JCW Buggy, su arma para revalidar el triunfo en Perú y que durante estos días han podido testar en el último raid de la Copa del Mundo FIA. El resultado es satisfactorio, según explica Lucas a As. "Ha sido una carrera larga y más dura de lo que estábamos acostumbrados en las últimas ediciones. Pero estamos contentos porque vamos sacando problemillas al coche que, si no, iríamos sacando en el Dakar", dice el copiloto que ganó junto a Sainz con Volkswagen (2010) y Peugeot (2018) y ahora trabaja para hacerlo en X-Raid, "un equipo privado con apoyo de la fábrica".
Su puesto final es irrelevante con muchas horas perdidas o de penalización por esa caja de cambios rota. Y la avería, también. "La pieza tenía muchos kilómetros y como no pudimos hacer todos los que queríamos en los test, aprovechamos para hacerlos aquí. Es normal, estamos haciendo kilómetros a piezas de las que desconocíamos su vida útil", afirma Cruz, de 43 años, preparando la que será su 17ª participación en el Dakar.
Desde finales de agosto han podido trabajar en serio con este prototipo de dos ruedas motrices que X-Raid desarrolló para acercarse al concepto del Peugeot 3008 DKR, dominador de las últimas tres ediciones. "El comportamiento del Mini es un poco diferente porque las geometrías son diferentes. Por ejemplo, lleva el radiador de agua delante cuando el Peugeot lo llevaba detrás", cuenta. Entre las claves, la suspensión: "En el 3008, los amortiguadores delanteros se anclaban en el centro del morro, pero en el Mini están mucho más cerca del lateral. El movimiento de la rueda es más vertical y debería saltar mejor, tiene alguna ventaja en ese sentido". En cuanto a la mecánica, "el Mini tiene un motor monoturbo mientras que el Peugeot era biturbo, lo que conlleva complicaciones y duplicidad de piezas".
Podría haber alguna sesión extra de test en octubre o primeros de noviembre, algo que se decidirá en los próximos días, pero en principio el binomio Sainz-Cruz no participará en más carreras hasta el Dakar, que comienza en Lima el 7 de enero y tendrá 10 etapas, todas sobre suelo peruano. La ventaja de acudir con un buggy en una edición que se plantea sobre un 70% de arena y dunas parece clara, aunque el Mini quizás no tiene todo el rodaje deseado frente a un Toyota Hilux 4x4, el de Nasser Al Attiyah y Giniel de Villiers, que va por su segundo año de experiencia.
"El coche tiene pequeños fallos de juventud que se pueden ir puliendo. Hay que terminar de 'fiabilizar' puntos que debemos solucionar, pero no habrá mucho más trabajo de cara a noviembre, cuando se facturarán los coches para enviarlos a Perú. Tampoco habría tiempo material ni de reacción: si hubiera que validar piezas nuevas, fabricarlas, probarlas, control de calidad… llegaríamos muy justos. Hay que acabar de afinar aquello en lo que estemos flojos", asegura Cruz, que es optimista: "En líneas generales, estará todo listo para el Dakar".