MOTOCICLISMO | LA INTRAHISTORIA
Un año ya sin Ángel Nieto
"No puedo olvidar el día que conocí a aquel chaval de 12 años que todos los días se apostaba en mi tienda-taller de Derbi".
Ha pasado un año. Y aunque digan que el tiempo hace el olvido, continúa en mi memoria. No puedo olvidar aquellas palabras de Belinda, su compañera de las últimas tres décadas: "Se nos va, Tomás". Recordándolo, siento que se humedecen mis mejillas. A pesar del tiempo. Han sido muchos años de convivencia y casi sesenta de amistad. Le conocía tanto, como él me conocía mí. Vivimos juntos muchas etapas en la vida. Buenas y malas.
Cuando me llamó Jesús Balseiro solicitando este comentario, no lo dudé. Era para mi periódico, As. Durante más de treinta años de mi vida, escribí, en estas páginas, las mejores etapas deportivas de nuestro querido Ángel, mi amigo. Jesús, mejor que nadie, sabe lo que me costó escribir el comentario de la muerte de Ángel. Estaba muy afectado. Fue en el tanatorio de Ibiza. Quería grabarme, pero empecé a teclear en su ordenador. Lo recuerdo perfectamente.
Como no puedo olvidar el día que conocí aquel chaval de doce años que todos los días se apostaba en mi tienda-taller. "Quiero ser corredor de motos", insistía una y otra vez. Esta era su mejor virtud, la perseverancia. La misma que tienen los grandes campeones. Ante su constancia desmedida, le dije: "Para ser un buen piloto hay que empezar desde abajo. Coge la escoba y ponte a barrer". Después, era tal su encanto, que hice su primera moto y aposté por él. Le ayude a entrar en el equipo Derbi. Le apoyé y critiqué en el resto de su vida deportiva. Desde estas páginas y desde la recordada revista 'Velocidad' y 'Motociclismo', en las que colaboraba habitualmente.
Tengo que decir que Ángel, al que apodamos 'El Niño' -le decoramos su primer casco con un chupete-, conseguía siempre sus objetivos. Tenía una perseverancia sin límite. Esta fue su mejor virtud, además de hacerse querer. Tenía ese encanto de los grandes, de los número uno. Cuando veo a Marc Márquez, me recuerda mucho a él. Eran otros tiempos, evidentemente. Pero el planteamiento, la estrategia, desmoralizar a sus contrarios, hacerse querer… Es lo mismo que hacía Ángel.
A pesar del tiempo, no puedo olvidar. Fueron tantos momentos agradables… Recuerdo aquellas victorias en Assen, Brno, Spa-Francorchamps. Cuando se subió por vez primera a un monoplaza de Fórmula 2 y dejó a los que estuvimos en Silverstone, incluido a los dirigentes deportivos de BMW Motorsport, con la boca abierta, ante la sorpresa de los tiempos realizados.
Son tantos los recuerdos que me cuesta, y mucho, relatarlo en este comentario. Sirva como mi modesto homenaje a la persona que mejor conocía y que, al mismo tiempo, me conocía. No puedo olvidar aquel 14 de septiembre de 1969, cuando logró su primer título mundial. En Opatija (Yugoslavia). Un día en el que, a punto estuvo que otro español, Santiago Herrero, conquistara el título de 250. Una caída nos privó de ello. Allí estábamos, como enviado especial de As.
Siempre estará en mi mente el 3 de agosto del 2017, cuando los médicos, a las 4 de la tarde, nos informaban que nada podía hacerse. Descanse en paz, el más grande entre los grandes. Qué pena que nos dejara de la forma que lo hizo. Siempre estará en el recuerdo.