Locura por Fernando Alonso en una carrera ‘Made in América’

Un cochecito de bebé con la bandera de España tapando lo que esconde y el pequeño Iker correteando por el Daytona Speedway, junto a sus padres, Emilio y Verónica. “Somos canarios”, dicen mientras llegan al encuentro de españoles, unos cuantos estudiantes. Se llaman Nestor, Adrian, Francisco y Jesús, estudian en Georgia Tech y se han venido desde Atlanta. “Nos enteramos de que estaba aquí Alonso y teníamos que venir a verle”, cuentan. Pero ¿dónde está Alonso? Los garajes están ya vacíos, pero al otro lado se ve una inmensa fila en la que están los pilotos firmando autógrafos.

Por allí anda Antonio García con su gente de Corvette y, caminando un poco, de repente se encuentra una auténtica muchedumbre y, en el centro, en una mesa de camping, está Fernando firmando. Es el protagonista de esta carrera, mientras por el resto de pilotos pasan los aficionados de un modo tranquilo y esperando turno dónde está Alonso hay una verdadera locura. “Fernando Alonso, loróloró”, se escucha el cántico de repente. Lo inician unos cuantos estudiantes españoles, Javier y Luis que están de intercambio en Gainesville y Daytona Beach, pero lo siguen los americanos. De repente una mujer de unos cincuenta años empieza a saltar. Ha podido hacerse una foto con el astur. Dos chicas de unos dieciocho años sonríen. “Es Fernando, qué bien que esté aquí en EE UU”, dicen a la vez Brenda y Madison.

Aquí no hay box o paddock como en los circuitos europeos, los aficionados pueden entrar a todas partes y no se llenará como en la NASCAR 500, pero la parte interior, el infield está repleto de caravanas, tiendas de campaña, coches deportivos, hogueras y barbacoas. “Todo el mundo conoce a Alonso”, dice Scott. “Vengo cada año desde que tenía cinco con mi padre, ahora él ya no esta, lo hago yo con mis amigos”, dice. Y levanta la cerveza al cielo. “Vamos a ver una buena carrera”, grita y todos alrededor corean su nombre. ‘Made in América’. Daytona…