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DAKAR | LA PILOTO VISITÓ AS

Cristina Gutiérrez: "Me iba a correr otro Dakar ahora mismo"

La primera española en acabar en coches justifica las decisiones de recortar la edición 2017: "Lo que se anuló estaba bien anulado".

23/01/17  VISITA REDACCION DIARIO AS CRISTINA GUTIERREZ  DAKAR   MOTOCICLISMO DIARIOAS PERIODICO REPORTAJE ENTREVISTA
23/01/17 VISITA REDACCION DIARIO AS CRISTINA GUTIERREZ DAKAR MOTOCICLISMO DIARIOAS PERIODICO REPORTAJE ENTREVISTAFELIPE SEVILLANODIARIO AS
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Cristina Gutiérrez aún no ha vuelto a Burgos... y por allí se la espera más que en ningún otro sitio. Pero su primer Dakar, un Dakar con nota, obliga a compromisos deportivos y profesionales que ahora sí, parecen tener fin. La última vez que la vimos, poco antes de volar a Sudamérica, disfrutaba de un prestigioso restaurante de Madrid "para comer todo lo que no puede comerse en el Dakar". Ahora, ya de regreso, reconoce que en la carrera comió "mal y poco". Pero, como tantos otros, el escorpión de esa carrera ya le picó: "¡Yo me volvía ya, me iba a correr otro Dakar ahora mismo!".

Lleva en el bolsillo la medalla con el touareg, confiesa que la mordió "como Nadal" y que le anima para "pensar desde ya" en correr la edición de 2018. "Se han cumplido las expectativas y, sobre todo, me ha sorprendido la repercusión de la prueba. Éramos como dioses para muchos aficionados. Me conocían de Facebook, de Internet... me ayudaron siempre, una vez que se me calentó el coche surgieron de la nada con sus garrafas para que pudiera seguir adelante. Ha sido increíble", comenta esta burgalesa de 25 años, virtuosa del todo terreno, apasionada de los karts y que inició su idilio con la velocidad subida a una moto. "Es cierto que me he fijado mucho durante la carrera en los pilotos de motos. Es tremendo cómo van, cómo pasan por terrenos que han dejado destrozado los camiones", narra y, acto seguido, cuando se le pregunta si algún día le gustaría correr el Dakar en moto, abre los ojos como platos y dice: "No, ni se me pasa por la cabeza. No creo que tenga cuerpo para eso".

Seguimos en Madrid, pero con la cabeza en Sudamérica. En esa carrera que reparte competición ("tuve que acostumbrarme a no correr, a pilotar a la defensiva para llevar el coche al final de cada etapa; sería muy tonta por mi parte haber querido un gran resultado el primer año") y compañerismo a partes iguales. Un nombre propio, Isidre Esteve, a quien Cristina y su copiloto, Pedro López, rescataron de las dunas en la primera etapa de Bolivia: "Igual que le ayudé yo, me hubiera ayudado él a mí. Isidre es el mejor compañero que puede haber. Es un lujo compartir con alguien que tiene esa experiencia. Me ayudó él también, con el cojín inteligente, la verdad es que había momentos en que se me cargaba mucho la espalda".

Todo salió a pedir de boca pero, como es lógico, hubo peligros. Como "el primer día fuerte de navegación, en el que todos los vehículos estaban perdidos y mezclados, y te cruzabas de repente con un camión que no sabía dónde iba", o cuando un camión le pedía paso y ella... "No sabía si era el sonido del Sentinel lo que sonaba, pero bueno, me aparté y me fui directa hacia un poste de la luz, que partí en dos. Tuve suerte y sólo dañó algo el paragolpes".

El 43º puesto en la clasificación final de coches está ahí, los elogios por su pilotaje con el Mitsubishi PROTO ARC también. Lo que ahora queda por delante es un camino en el que sumar patrocinadores para poder volver a esa loca (y bendita) aventura. "Aún no sé lo que voy a hacer este año. Me gustaría correr Campeonato de España, también pruebas del Mundial de cross-country, claro, pero aún estamos saboreando este último Dakar. Estudio, trabajo y además compito, hay que encajar bien esas tres facetas y confío en que poco a poco cuadremos el plan para este año". Estudia odontología, lo hace en Madrid pero también tiene consulta en Burgos, donde las caries la echan de menos. Y, obviamente, sus padres, aficionados al motor que no dudaron en viajar al tramo final del Dakar cuando Cristina apuntaba a la meta.

Mira hacia el futuro, pero hay una cosa que ya es pasado, que quedará para siempre: el título de primera española en la historia en acabar el Dakar en la categoría de coches. ¿Un referente? Lógicamente Jutta Kleinschmidt, la alemana que se llevó el título en 2001. En 2015 tuvo el placer de conocerla. "Fui uno de los nueve pilotos y nueve copilotos seleccionados para un campus organizado por la FIA en Qatar, un campus de dunas. Y conseguí una de las becas para disputar el Sealine allí en abril. Fue un lujazo que una piloto como Jutta te diera consejos. Es muy alemana... Su ayuda me sirvió de mucho", dice Gutiérrez, quien también agradece "consejos como los de Carlos Sainz" para poder llegar al Dakar.

Al hablar de Carlos, se viene, cómo no, la imagen de su accidente, "escalofriante" para Cristina, que recuerda aquella zona, "de curvas muy cerradas". Poco después, la carrera vivió su gran revés con las fuertes lluvias en la zona de Jujuy. Se recortaron etapas, se suspendió incluso la sexta (entre Oruro y La Paz), medidas que para Cristina estaban "más que justificadas". "Lo que se anuló estaba bien anulado. A veces te veías en medio de un río, y así, conducido a 60 km/h, como que no procede", apunta.

Lo que ahora procede es "descansar, que va siendo hora", tratar de "recuperar la normalidad con los estudios y el trabajo" y ver cómo se programa una buena temporada "para intentar volver al Dakar el año que viene". Pero sobre todo, lo que ahora toca, Cristina, es pisar Burgos. Es hora de que compruebes de primera mano lo orgullosos que están de ti.