Victoria de Hamilton en Hungría, con Alonso 7º y Sainz 8º
El piloto británico de Mercedes dominó toda la carrera desde que adelantó a Rosberg en la salida y se coloca como nuevo líder del Mundial de F1.
Apenas se le ve la cara a Lewis Hamilton con esos inmensos cascos dorados que luce en el drive parade, apenas habla con nadie, apenas no ha parado el camión que lleva a los pilotos cuando el campeón del mundo salta a la pista, se mete entre las grid girls sin apenas admirar la belleza húngara y sale corriendo. Pasa de todo y de todos el inglés. “Estoy aquí para ganar, es lo que me pide mi espíritu”, ha dicho Lewis. Ya se divierte fuera de los circuitos. Y mucho. Pero también en la carrera. Gana. Y se divierte. Se ríe incluso. O eso parece, que va sonriendo dentro del casco, riéndose del resto, sobre todo de su compañero Rosberg. Era la vuelta 55 cuando después de llegar a Esteban Gutiérrez doblado el alemán se acerca a cuatro décimas de Lewis. Los comentaristas se levantan de sus asientos con la esperanza de poder narrar un final de carrera espectacular, los aficionados rugen en Hungaroring, pero… un par de vueltas después la diferencia llega al 1,9 segundos. Y ya.
Hay otra oportunidad, una pasada de frenada del inglés a seis vueltas del final, Nico se acerca a seis décimas y… dos vueltas después la diferencia es de un segundo y medio.
Antes Daniel Ricciardo con su Red Bull intentó por estrategia pasar a los Mercedes, incluso amenazar a Hamilton. Entró a boxes a por los neumáticos blandos nuevos para volar por encima de los coches alemanes que llevaban más de veinte vueltas con esas mismas gomas, pero… unas vueltas después la diferencia seguía siendo la misma y el australiano rodaba incluso más lento que Lewis. Al final victoria de Hamilton, liderato de Hamilton, reinado total y absoluto de Hamilton y su Mercedes. Quinta victoria del año, tercera de manera consecutiva. Y el cuarto título, el tercero seguido se ve en el horizonte. Quizá se igualen las cosas otra vez en Alemania, pero…
Y todos los peros del universo se alían con Hamilton, un piloto de época que además sabe, más allá del talento inmenso que tiene, utilizar todos los recursos a su alcance para ganar. “Estoy aquí para ganar”. Y ya. Por cierto le acompañaron Rosberg y Ricciardo en el podio. Y por cierto adelantó a su compañero en la salida y después se limitó a eso… a ganar.
Y mientras Hamilton colecciona victorias y títulos el que fuera su enemigo íntimo escala poco a poco hacia la reconquista, en una montaña de fuego en la que le costó llegar a la ladera primera y ahora ya ve la cima, aunque sea a lo lejos. La carrera de Fernando Alonso fue espectacular. Como su lucha con Carlos Sainz. O la lucha del madrileño con su maestro asturiano. El de McLaren Honda llevó su coche a un nivel que aún no le corresponde y terminó séptimo justo por delante del Toro Rosso de su aprendiz que está ya demostrando ser un piloto fuera de serie, mantenerse cerca de Alonso toda la carrera ya dice tanto, tanto de este piloto… Este resultado no es el mejor de Fernando este año, fue quinto en Mónaco, pero sí el más real, en el que de verdad se ve la mejora de su coche y su equipo y lo más importante, que ha vuelto a su mejor nivel de pilotaje. Siguen su duelo en el campeonato y ahí el heredero de un tipo que ayer se peleaba al segundo en el desierto aragonés a su medio siglo, aún va por delante del genio astur. Dos grandes. O tres.
Carrera bonita en la que vimos al mejor Raikkonen luchando con Verstappen, pasando del decimocuarto al sexto detrás de Max y con pelea al milímetro con el holandés. Otro que viene, en un duelo de generaciones que ganó el holandés finalmente. Luchas, batallas, guerras, lenguaje bélico que no alcanza a Hamilton, lejos de todos y de todo, hermano negro de la victoria.