Mamola sintió "vergüenza" por los pitos a Lorenzo y Márquez
Aunque nunca fue campeón de 500cc, Randy es una voz muy autorizada del Mundial y repudia los silbidos de Qatar en la parrilla y el podio.
Aunque nunca fue campeón de la clase reina, considerada como tal la de 500cc cuando él corría y daba espectáculo en los 80, Randy Mamola es una de las voces más autorizadas del paddock y no se ha cortado a la hora de asegurar que sintió "vergüenza" en Qatar por los pitos contra Lorenzo y Márquez que se oyeron en la parrilla y el podio el pasado domingo.
El estadounidense, cuatro veces subcampeón de 500cc, en 1980, 1981, 1984 y 1987, escribe en motorsport.com acerca de esos silbidos y del origen de los mismos, consciente de que, aún pudiendo resultar impopular su manera de pensar, por ser Valentino Rossi el piloto que más masas ha movido en la historia de este deporte, es el italiano el que podría frenar esta fea tendencia. Mamola insiste en un pensamiento instalado en el seno del campeonato, agradeciendo que el público de las motos haya sido históricamente distinto al del fútbol, con lo que nunca se han producido peleas por animar a uno u otro piloto y le preocupa que se haya contaminado el ambiente en los últimos tiempos.
Preguntado por esta incómoda situación tras bajarse del podio de Qatar, Márquez dejó claro que sabe que los silbidos se repetirán en más circuitos del calendario de esta temporada. "No soy tonto y sé que será la tónica de todo el campeonato, así que es algo a lo que nos tendremos que acostumbrar", aseguró el de Cervera con el mayor realismo posible y sin ganas de rebelarse.
El origen de esos pitos conjuntos, porque Lorenzo los recibe desde hace tiempo por su rivalidad con Rossi, está en el final de la temporada pasada, cuando Rossi acusó a Marc de ser el guardaespaldas de Jorge. Fue el famoso presunto biscotto y El Doctor vio en esa supuesta actuación la razón por la que se le escapó el décimo título. Sólo va una carrera de la nueva temporada y se nota que aún colea aquello, con actuaciones que generan vergüenza ajena, como la que sintió Mamola, y eso que en las gradas del circuito de Losail había poco más de once mil personas el domingo. ¿Qué pasará cuando se llegue a circuitos más poblados?