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DAKAR 2016

Laia Sanz: "El Top 15 lo hubiera firmado antes de salir de aquí"

"Me quedo con el hecho de que he acabado seis dakares de seis, que es muy complicado", afirma la piloto de KTM en su visita a la Redacción de AS.

Madrid
Laia Sanz, en la visita a la Redacción de AS.
Laia Sanz, en la visita a la Redacción de AS.JESUS AGUILERADIARIO AS
AStv

Descafeinado. Light. Aburrido. Cualquiera de esas palabras se enganchan al Dakar 2016 que acabó hace semana y media en Rosario. Laia Sanz, 15ª en la general final, pisa la Redacción de AS y añade un calificativo más: raro. “Sí, raro, por el recorrido, por la dureza de las etapas. Cada año había cinco muy duras, en tres de ellas llegabas demacrada. Recuerdo alguna de esas en las que dices ‘¡que se acabe, por favor!’. Y este año, eso no me ha pasado, ni siquiera el día de la fiebre. La peor etapa fue la de Uyuni, quizá por larga. Y las que eran duras, en la segunda semana, se cortaron. Soy consciente de que, con la baja de Perú, los organizadores no lo tuvieron fácil, pero la verdad es que no ha sido el mejor de los ‘dakares’. Es en el que menos me he divertido”, afirma Sanz.

La barcelonesa visita la redacción por primera vez vestida de naranja KTM, el color de moda en el Dakar. Ahí están los 15 títulos seguidos en motos. Se estrenaba con el equipo oficial austríaco, que disfrutó el confeti con el título ganado por Toby Price. Ella aguantó “mejor de lo esperado” la primera semana, muy endurera, y tiró de casta en el sprint final de la carrera por la fiebre (anginas) y una lesión de clavícula. “Tuve suerte, porque me podía haber hecho mucho daño. El día de la caída, que fue fuerte, sí que me asusté. Sucedió en un río seco. Había un poco de polvo, pillé un bache y volé por los aires. Iba a 120 km/h. Rodé por el suelo. Me levanté pensando, ‘no me he roto nada, estoy entera’, porque al principio el hombro no me dolía. Pero no encontraba la moto; al final estaba a cien metros. Pero pude seguir; la araña de navegación quedó mal y llegué con el escape dando golpes al suelo. Fatal, pero llegué”, comenta la piloto de KH-7, quien echó de menos “un recorrido con más dunas y arena”.

“Vuelvo a decir que soy consciente de que no lo tenían fácil en ASO, había que armar un nuevo Dakar, simplemente me quejo del recorte que hicieron en algunas etapas y del tipo de penalizaciones que aplicaron cuando las neutralizaron. Esos cambios de criterio a la hora de dar tiempo a unos pilotos y a otros no tuvieron mucho sentido. No me parecía justo, creo que condicionó demasiado la carrera. La primera semana fue al estilo de una Baja, pero la segunda tampoco fue exigente, sólo hubo dos días y medio realmente duros, y esos dos días los cortaron. Fue un Dakar atípico, por el recorrido y por cómo se gestionó. Si miras la clasificación, entre los diez primeros hay cuatro ‘rookies’. Eso, en un Dakar normal, no pasa. Uno entra entre esos diez primeros, sí, pero no cuatro, y además acabaría octavo o así”, añade Sanz.

Parece que fue ayer cuando Laia debutó en el Dakar, pero ese ayer se fecha en 2011, son seis ya las aventuras de la catalana en el raid más exigente del mundo. “Es verdad que no he hecho una gran etapa como otros años, pero el nivel este año ha sido altísimo y las etapas fueron muy rápidas. Creo que tengo que quedarme con el hecho de que he acabado seis dakares de seis, algo que muy poca gente puede decir. Es muy complicado”, apunta, mientras se echa mano al hombro. Heridas de guerra, ese esguince en el ligamento de la clavícula que le obligará a rehabilitación durante un mes. ¿Y luego? “Dohringer (su jefe) me dijo que tenemos que hablar. En 2015 hice Marruecos y Merzouga, dos pruebas del Mundial de raids, seguramente hagamos alguna más este año. Y espero estar con la moto grande, en vez de sólo desde septiembre, todo el año para llegar lo mejor posible al Dakar”, avanza Sanz. Abu Dhabi y Qatar, que abren el calendario en abril, cuentan con muchas papeletas, teniendo en cuenta que el Mundial de enduro, en el que buscará su quinto título consecutivo, no arranca hasta el mes de junio.

No vayamos tan rápido. Sigamos mirando por el retrovisor ese Dakar en el que Laia disfrutó “de una moto muy buena y un equipo genial” y en el que una nueva raza de endureros agitó la coctelera. Por ejemplo, Antoine Méo. “Yo dije, y me equivoqué sólo al final, y no por mucho, que haría podio este año. Y falló el pronóstico porque tuvo que cubrir la última etapa con el escafoides roto”. O Iván Cervantes, del que dice: “Lo veo con el talento y la velocidad para estar delante, aunque le ha costado algo la navegación. Pero es su primer Dakar, así que es normal”. Eso sí, cuando a Laia se la caen los elogios de los bolsillos es al hablar de Price, compañero en KTM y campeón: “Había dudas de cómo respondería cuando la navegación ganara en protagonismo, decíamos, ‘cuando estemos en la arena, a ver qué hace’. Pero abrió pista, se mostró sólido, ganó. Y ahora he visto imágenes suyas en la tele y es impresionante. Siempre me ha gustado cómo va en moto, pero verlo en sitios rotos y con la moto quieta... parece que no corra”. Es entonces, aprovechando esa inercia, esa rueda a seguir de Laia, cuando preguntamos: ¿Cree que Price hubiera ganado a Barreda si Joan no hubiera tenido que abandonar por aquella avería? “Creo que sí”, contesta. Y al hilo, Sanz asegura que el australiano será “a partir de ahora un hueso duro de roer, ha cogido confianza y se lo cree”. ¿Y con Coma, habría sido capaz de competir con él por el título? Dakar ficción, lo sabemos, pero... “No lo sé. Quizá este no habría sido un año tan para Coma, tan al estilo de una Baja y poca navegación, que es donde él hacía las diferencias y tenía la picardía de saber dónde atacar. Es difícil responder a eso”, declara Sanz.

Lo que sí tiene claro es que, pese al sabor agridulce que le dejó el Dakar, el hecho de acabarlo siempre supone una victoria: “Por un lado estoy muy contenta de la primera semana, no era para mí por el tipo de recorrido y me defendí bien. Y en la segunda, donde tenía que hacerlo bien, no me salió nada redondo. Primero por el corte en la especial, al día siguiente por problemas mecánicos, después la caída... pero a pesar de todo el Top 15 lo hubiese firmado antes de salir de España. El sabor de boca no es del todo bueno, pero eso no hace más que añadir motivación para el año que viene y así mejorar”.

Mejorar y crecer. E inventarse nuevos retos y montañas que subir, en el caso de Laia casi en sentido literal. Su nuevo desafío no es otro que el Erzberg Rodeo, la competición de referencia del hard enduro. Más de 1.500 pilotos con el objetivo de superar el Gigante de Hierro, una antigua mina a cielo abierto en Austria. “En KTM tendrían ganas y a mí me gustaría probar para saber hasta dónde llego. Se hace con una ‘dos tiempos’. No sé si sabría porque en moto de enduro no he ido con ‘dos tiempos’ y en la de trial, fue hace tantos años...”, comenta Laia, pero la sonrisa le delata. Ella quiere correr esa prueba, un nuevo reto entre el Mundial de enduro, el de raids y... un nuevo Dakar en el horizonte. Sólo queda un año. “Es bueno que queden once meses porque tengo tiempo para prepararme. Y además, cuando no acaba de ir todo como tú quieres, pues ya tienes ganas de que llegue el siguiente. Creo que lo prepararemos mejor que este año”, afirma. Recién aterrizada. Tras 9.500 kilómetros de batalla. Con el jet lag a cuestas y la clavícula maltrecha. ¿Qué tendrá el Dakar cuando lo bendicen? Era el agua, lo sé, pero aquí nos vale.