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LA INTRAHISTORIA

Madrid-Le Mans, otro modo de ganar con Audi

Varios periodistas viajaron a bordo de dos R8 V10 (uno de ellos Spyder), dos RS6 y un RS7 a Le Mans, a 1.140 kilómetros, en varias etapas con escalas.

El redactor de AS Héctor Martínez junto al R8.
DIARIO AS

El banderazo de salida lo dio ayer Fernando Alonso, pero las 24 Horas de Le Mans empezaron mucho antes. Por ejemplo, el jueves, en la Torre de Cristal de Madrid, sobre el recuerdo de la antigua Ciudad Deportiva del Real Madrid, desde donde partió la caravana de Audi para los medios de comunicación. El destino no era otro que Le Mans, a 1.140 kilómetros, en varias etapas con escala en tierras cuyo apellido no es otro que el vino.

Primero, en las bodegas Marqués de Murrieta, ejemplo de tradición puesta al día. Un privilegio disfrutar de sus nuevas instalaciones aun sin estrenar. Y con Vicente Dalmau Cebrián-Sagarriga, el propietario, de maestro de ceremonias. De allí a Burdeos y más tarde hacia Le Mans, con unos compañeros de viaje de auténtico lujo: dos R8 V10 (uno de ellos Spyder), dos RS6 y un RS7. Así es difícil no subir al menos al podio.

Audi siente Le Mans como si fuera su casa. No es Ingolstadt, pero se le parece. Los cuatro aros están presentes en todos los rincones del circuito de La Sarthe. Desde que aterrizó en la mítica cita, la marca alemana ha sumado doce títulos en LMP1 en quince participaciones. Quítenle el 1 al R18 que pilota Marc Gené y ya tienen el R8 que pilotamos (es un decir) nosotros en ese viaje de Madrid a Le Mans, que al volante de una joya como ésta es correr y cantar. En la foto de firma se me ve parado, pero volaba...

Potente, sus 525 CV no engañan, aunque suave. Un Audi al que, una vez en el parking del circuito francés, no le quedó otra que ver a sus mayores, los tres e-tron quattro, luchar por una nueva victoria. En uno de ellos está Kristensen, que ha cantado el alirón nueve veces en la mítica cita gala con Audi. Lo que no sabía Tom es que cuando arrancaba en la parrilla de salida nosotros ya habíamos ganado.