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MotoGP

Marc Márquez: "Nadie me va a quitar la sonrisa de la cara"

El líder del Mundial de la clase reina en estado puro el día después de la tormenta de Sepang tras el veredicto de su incidente con Pedrosa en el GP de Aragón.

SepangActualizado a
Márquez junto al redactor de As Mela Chércoles.
Jaime Olivares CampsDIARIO AS

—-Muy buenas.

—Hola. Así que es verdad que hoy toca cara a cara con Mela… Será divertido y los de comunicación tiemblan. ¿Por qué tema empezamos? Porque mira que hay temas… (Se ríe).

—Le juro que esta entrevista estaba cerrada hace tiempo y que no imaginaba que sería el día después de un lío tan grande… Lo bueno es que sigue sonriendo. ¿Lo vivido el jueves no le quita la sonrisa?

—(Vuelve a sonreír). No. Es difícil que me quiten la sonrisa.

—Dicen que tiene un punto de similitud con el ‘Joker’ por esa sonrisa tan amplia que luce.

—Bueno, me gusta jugar bastante con la sonrisa, pero hay sonrisas y sonrisas.

—De su victoria en Aragón, además del toque con Pedrosa, llamó la atención de mucha gente que no cogiera la bandera de España cuando se la ofrecieron. ¿Por qué no la cogió allí si lo ha hecho otras veces?

—Siempre soy sincero y lo seguiré siendo. Sí que la vi y en otras ocasiones no he tenido problema en cogerla, porque no tengo ningún problema, pero en Aragón ya había pactado con el fan club que pasearía la del 93 (su dorsal). Organizaron la grada más bonita que habían hecho nunca y a ellos también les hacía ilusión que paseara la del 93. A mí me la hacía porque trabajaron mucho, pero bien sabes tú que cuando gané el Mundial de Moto2 paseé la de España. No tengo ningún problema.

—Y cuando ganó el de 125cc en 2010.

—Sí, con una bandera que ya había paseado Alzamora en el 99. No hay problema con eso, pero hay gente que juzga el momento que se vive y sólo fue ese caso. Saqué la bandera del 93 por agradecer el trabajo que habían hecho, pero siempre hay alguno que se lo toma mal.

—Ha dicho siempre que es catalán y español, así que no hay que buscarle tres pies al gato.

—Está claro. Soy catalán, porque vivo en Cataluña, pero me siento español porque está dentro de España. Así de sencillo. Es como un andaluz, que se sentirá andaluz y español, y él si saca la bandera andaluza seguramente no pasaría nada. Pero con la situación que hay pasa esto y tenemos que ir con pies de plomo. Yo corro en la pista por mi afición y mi afición se representa con el 93.

—Salvo casos raros, ¿cómo se las apaña para caer tanto en gracia a la gente?

—(Más risas). Siempre intento ser natural y desde que entré en el Mundial, en 2008, siempre he percibido mucho el cariño de la gente y eso te hace estar más relajado y ser tú mismo. Ves que eres tú y que la gente te acepta como eres, pero creo que gran parte de eso es porque me gusta mucho respetar siempre a los aficionados. Son buenos, están en los buenos y malos momentos.

—¿Ha sentido ese apoyo en esta historia de Aragón que ha tenido ahora continuidad?

—Sí. Está claro que estas situaciones, por mucho que sonría, no son fáciles, pero el apoyo de la afición me llega y esto me ayuda a pasar página y a centrarme en lo que estoy, en el campeonato que estamos disputando. Los mensajes me llegan vía Twitter y, aunque también los hay en contra, te quedas con los que te interesan.

—¿Ha dejado de hacer gracia a sus compañeros de parrilla en MotoGP?

—El año pasado ya soltaron algún mensaje para mí. Está claro que en la pista todos vamos a ganar, con el mismo objetivo. Tienes que tener un respeto con el rival, pero sin olvidar que todos quieren el mismo objetivo y que lucharán por lo mismo.

—Lorenzo acaba de dejar claro en rueda de prensa que sus palabras del jueves no eran un ataque hacia Márquez sino hacia Dirección de Carrera.

—(Hace un silencio y se le borra por vez primera la sonrisa de la cara). Bueno, no me gustaría dar mucho pie a este asunto. Creo que un momento caliente lo puede tener cualquiera, pero bueno… Al final todos los ejemplos que puso eran míos.

—Y usted deja claro que su estilo es incuestionable.

—Sí. Tengo un estilo inconformista, de querer siempre más y esto me hace luchar en cada carrera a mi cien por cien aunque tenga que arriesgar más. Si puedo llegar primero no quiero llegar segundo. Hasta ahora me ha funcionado bien. También he tenido caídas y errores estúpidos, pero se aprende. Sobre todo aprendí en mis dos primeros años en 125. Con la KTM me curtí mucho y cometí errores estúpidos, pero lo importante es aprender de los errores para que no vuelvan a pasar.

—¿Ese espíritu guerrero suyo se entrena, se hereda, se nace con él o qué?

—Yo creo que se nace o no se nace con espíritu guerrero. Por ejemplo, mi hermano, con el que paso todo el día juntos, también tiene estas ganas y este espíritu, pero su personalidad fuera de la pista es un poco diferente. También es más jovencito y va cambiando. Yo recuerdo que, con catorce años, quería entrenar, entrenar y entrenar mientras que él con esa edad prefería estar en el sofá. Yo era diferente, pero él ahora ha cambiado y se ha dado cuenta de lo que quiere, así que ha hecho un cambio de empujar y de ir hacia delante.

—¿Pasa igual con el carisma, que se tiene o no se tiene?

—Sí. El carisma se tiene o no se tiene, pero también has de tener suerte. Esto lo admito. El carisma va con la personalidad de cada uno. Hay muchos que intentan actuar y no se puede. Si te han educado como te han educado, antes o después te va a salir como eres. Forzar no se puede. Yo he forzado a veces para ser más serio o hacerme el durito y no podía.

—¿Cuándo?

—El año pasado, en la rueda de prensa para hacerte el durito con los rivales, pero al final no me salía y me decía que era mejor ser natural.

—Su hermano me ha contado que la semana pasada se le salió el hombro entrenando juntos yque se lo colocó usted mismo. ¿Cómo es posible?

—Pasó en Barcelona, con las motos de 100cc y, en la caída más tonta que le he visto este año, veo que se queda parado. Enseguida paré y me dijo que se le había dislocado el hombro… ¡Cómo en Silverstone a mí!

—¿Y qué fue lo primero que pensó entonces?

—Que venían tres carreras importantes para él para preparar el año que viene. Es lo primero que dijo él: ‘¡Qué me lo coloque alguien que tengo que correr estas tres carreras!’ Sabe que cuanto más tiempo tardas, los músculos se dilatan y luego cuesta más colocarlo y la recuperación es más larga. A mí me pasó eso la primera vez, en Jerez 2010, cuando todavía no tenía experiencia, y me quedé esperando quince minutos. En Brno de ese año también se me dislocó, pero me lo colocaron rápido y pude correr. Y luego en Silverstone este año.

—¿Y cómo actuó en el caso de su hermano?

—No había ningún médico ni nadie que supiera, estábamos mi padre y algún amigo… Nadie sabía hacerlo. Llamaron a la ambulancia, pero tardaría al menos quince minutos. Había un ATS, pero no quiso, así que le dije ‘venga, túmbate que lo hago yo’. Se tumbó, le quité las protecciones con cuidado y se lo hice como me lo hicieron en Silverstone. Mi padre le sujetaba por el costado y yo tirando más o menos hasta escuchar el cloc-cloc típico. Luego lo pasé muy mal hasta que le hicieron la resonancia y le dijeron que no tenía nada. Unos nervios por dentro porque si pones mal un hombro que está fuera resulta contraproducente…

—Vamos que están el Doctor Rossi y el Doctor Márquez…

—Eso me dijo el doctor Mir, que yo puedo hacer su trabajo pero ellos no pueden hacer el mío...

—He repasado el epílogo que escribió para mi libro y dice: “Nunca podré ser tan grande como Rossi aunque las cosas me vayan muy bien”. Pues le va mejor que a él en su primer año en MotoGP.

—A Rossi lo veía, lo veo y siempre lo veré como algo muy grande por todo lo que ha hecho con el motociclismo, por la afición que ha creado… Mucha gente no seguía las motos y con Rossi se aficionó. Todos los títulos que tiene y el nivel de la categoría… Lo ves muy grande y lo seguirás viendo grande hasta que algún día, con suerte, alguien se vaya acercando.

—También escribió ahí: “Os prometo que si algún día gano el título de MotoGP diré en la tele: Pequeño genio, pelotas grandes”. ¿Lo cumplirá?

—(Gran carcajada). Cuando escribí eso no me lo imaginaba.

—Ahora está muy cerca de poder decirlo. ¿Lo dirá?

—(Más risas). Lo diré, lo diré. En una entrevista u otra, en la tele, lo diré.

—¿Está más cerca de lo que hubiera imaginado de ser campeón de MotoGP?

—Puff. Bueno, ahora mismo sí, pero es que yo no lo veo cerca hasta que lo consigo, porque visto lo que me pasó en 2011 ya nada lo veo cerca. En 2011 vine de recuperar 83 puntos y lo tenía cerca, y me dije, si he  recuperado 83, falta acabar delante suyo en dos carreras y ya está. Pero en la caída más tonta, en la primera vuelta, sin señalizar el agua, me hice daño.

—Cuatro terceros le harían campeón. ¿Firma?

—No, no. No me gusta ir tercero y estar a la expectativa. Si se puede ganar y coger los 25 puntos, mejor.

—¿Le preocupa los tres puntos de penalización que lleva en el carné?

—Bueno, preocupa más que cuando tenía dos. Intentaremos que no haya un cuarto punto.

—¿Ha sido más o menos sanción de lo que esperaba?

—Sabiendo que lo estaban revisando, sabía que algo me harían: un punto, dos. Pero dentro de lo que cabe, fue mejor de lo que podía haber sido, pero al final son cosas que te hacen ver que tienes que dar el cien por cien. Pero es lo que digo: iré con precaución, pero seguiré siendo el mismo Marc.

—El día que haga el libro de su vida, ¿quién le gustaría que le hiciera el prólogo y quién el epílogo?

—(Sonríe). Buah… Espero que quede mucho tiempo para este libro y que tarde en retirarme.

—¿Algún ídolo?

—No me importaría que Valentino lo hiciese, como en el tuyo, pero pusiste el listón muy alto.

—Una última curiosidad… Va por la carretera con una moto, una Honda, y se encuentra tirados sin gasolina en el arcén a Lorenzo y a Pedrosa. ¿A cuál de los dos sube en su sillín para acercarlo a una estación de servicio?

—A Dani, claramente. Porque es el compañero de equipo, pero también porque siempre lo tenía como un referente desde pequeño y lo sigo apreciando mucho.

-¿Pararía en la primera o buscaría una Repsol, aún a riesgo de quedarse tirado?

-A la primera, a la primera Repsol, claro.