El milagro de Alonso está mucho más cerca

Una noche en la carretera desde Oviedo, cansancio entre risas, y la ilusión de un milagro. Así salían muchos en autobuses hacia Barcelona, en camionetas desde esa Asturias que anhela alegrías. Milagro. Una palabra carente de sentido en este mundo donde el trabajo, la suerte y el talento son los componentes reales de un mecano de la realidad.

Aunque es cierto, nadie pensaba salvo aquellos que creen en Fernando Alonso como en un héroe de cómic capaz de las mayores hazañas que el asturiano saldría hoy a la carrera con posibilidades reales de lograr su segunda victoria de la temporada, el segundo GP de España.

A Montmeló llegaba Ferrari con la esperanza de que todo el intenso trabajo que han realizado en la fábrica de Maranello, todas las pruebas, las horas de túnel de viento y las páginas tiradas a la basura de bocetos y piezas construidas, sirviesen para que su piloto preferido, el que ha de devolverles la gloria, tuviera un coche competitivo en su país. La distancia era sideral con respecto a los otros. En el último gran premio en el que Alonso marcó tiempo en la última parte de la calificación, el de China, se quedó a un segundo y medio del crono de Nico Rosberg, pole aquel día. En Bahrain, ni siquiera intentó lograr un buen registro, era imposible.

Ayer, sin embargo, se quedó a poco más de medio segundo del tiempo de Lewis Hamilton, pero apenas a centésimas del que consiguió Pastor Maldonado, la pole real.

Porque lo cierto es que a última hora de la tarde los comisarios daban la pole al venezolano, porque Lewis se saltó el reglamento al no volver con gasolina suficiente al parque cerrado. Así que volviendo a la mejoría del Ferrari, parece real. Antes Fernando tenía muchos problemas para entrar en la Q3, entre los diez primeros, y hoy saldrá segundo.

La otra parte es la posición de Felipe Massa, el brasileño sólo pudo ser decimoséptimo en la calificación. Tuvo tráfico, sí, pero aún así quedó muy lejos de su compañero de equipo. Si el Ferrari fuera, al fin, un buen coche, Massa estaría delante. Quizá no para ganar, pero sí en una posición digna. Así que seamos prudentes porque, en esta Fórmula 1 loca en la que de repente aparece un Sauber por allá, un Williams por aquí y un Red Bull o un McLaren se quedan fuera de la Q3, todo puede pasar. Puede que esta posición de Alonso sea otro espejismo, pero ayer no llovió en Barcelona, al menos con los coches en pista. Pero esta F-1 es rara, hasta ahora Maldonado había sido octavo, undécimo, decimotercero y vigésimo primero en la parrilla. ¿Y Alonso? Fernando ha salido duodécimo, octavo y dos veces noveno. En cambio, ambos hoy serán primero y segundo.

Y mientras Vettel, el líder del campeonato, sale séptimo; Button, décimo; Webber, undécimo; y Hamilton, último. Sólo Raikkonen, con el Lotus volador, desde la cuarta plaza es una amenaza real para el español. Fernando tiene una gran oportunidad en Barcelona. Su Ferrari va mejor, los rivales salen desde atrás, él tiene una motivación extraordinaria. Es su momento. Los fieles de Asturias quieren regresar cansados, pero después de ser testigos de un ¿milagro?