El chico guapo del salto mortal

El Ford número 99 cruza la meta en primer lugar y Carl Edwards comienza su espectáculo. En el centro del óvalo hace girar vertiginosamente las ruedas de su vehículo, pero los miles de espectadores esperan impacientes el final de fiesta. Se suelta las correas de seguridad de su baquet, quita la rejilla que sustituye a la ventanilla del piloto y se sube a su coche. Allí alza los brazos y deleita a sus fans con un backflip (salto mortal hacia atrás) que le deja en el suelo.

Nacido en Columbia (Missouri) en 1979, Carl creció viendo a su padre ganar carreras y la afición por la velocidad entró en su vida. A los 13 años ya competía pero llegar arriba no es tan fácil. Por eso su gran oportunidad le llegó cuando ejercía de profesor sustituto en la Universidad de Missouri. A partir de ahí, victorias, premios y su primer gran título, en 2007, al imponerse en las Busch Series, la segunda división de la Nascar. Esta temporada, ya en la Copa Sprint, dos victorias, Fontana (California) y Las Vegas (Nevada), en tres carreras lo que le ha situado líder del certamen.

Pero el estadounidense es mucho más de lo que pone en sus tarjetas de visita: "Carl Edwards, piloto de carreras de coches". Edwards fue actor de cine en 'The disciple" (El discípulo), productor musical con sello discográfico propio llamado 'Back 40 Records', ha participado en la serie de televisión '24', ha sido portada de las revistas 'Men's Health' y 'ESPN The Magazine' mostrando su trabajado cuerpo en el gimnasio, pasa muchas horas subido a su motocicleta y reserva gran parte de su tiempo libre para visitar casas de acogida de niños abandonados, a lo largo de todo el país.

Y además de todo eso, su físico causa estragos en el sector femenino. Siempre bien rodeado, fue uno de los hombres más envidiados del planeta durante el año y medio que tuvo como novia a Amanda Beard, la nadadora y doble campeona olímpica, además de otras múltiples medallas más, que traspasó la fama del deporte cuando se convirtió en portada de 'Playboy'. Mientras estuvieron juntos le siguió por los circuitos. Los hay con suerte...