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Fórmula 1 | Rivalidad en McLaren

McLaren especialista en crear conflictos

La creciente tensión entre Fernando Alonso y Lewis Hamilton no es nueva en McLaren. Siempre que la escudería de Woking ha tenido dos hombres con opciones al título, surgieron grandes discrepancias que han provocado la salida, al menos, de uno de los dos pilotos

<b>RELACIÓN COMPLICADA. </b>La situación entre los dos pilotos, Hamilton y Alonso, ha variado considerablemente desde que empezó la temporada.

Cuando dos gallos coinciden en el mismo gallinero ninguno quiere ceder el papel protagonista. Esta situación en la que se encuentran Alonso y Hamilton no es nueva en McLaren. La clave para solucionarla partiría del jefe, pero Ron Dennis no ha sabido atajarla. Según una máxima empresarial su labor debía ser marcar incentivos comunes para ambos y definir desde el principio el rol que cada uno de los líderes debe adoptar.

En la escudería británica los enfrentamientos entre sus pilotos han acarreado grandes disgustos. Una lucha abierta en un mismo equipo puede dar lugar a bellas batallas o convertirse en el mejor aliado para sus rivales. Un grupo en el que dos personas compiten juntas pero persiguiendo objetivos diferentes, normalmente está abocado al fracaso. Uno de los dos suele caer tarde o temprano porque la dirección se hace insostenible.

Esto ha sucedido varias veces en McLaren. En 1984, Prost llegaba para ser el compañero de Lauda. Un duelo fratricida acabó dando el título a Lauda por medio punto sobre El Profesor, en un ambiente complicado. Al año siguiente, el galo se tomó la revancha y Lauda se retiró.

Años más tarde, se produjo quizá el enfrentamiento más feroz entre dos pilotos de F-1. Senna y Prost. Con el añadido de que eran compañeros de equipo. En los dos años que compartieron box (1988 y 89) vivieron todo tipo de situaciones: choques en pista, enfrentamientos públicos, descalificaciones, insultos... Un odio visceral que provocó la salida de Prost a Ferrari. Se solucionó en 1991 cuando firmaron en Hungría, de forma simbólica, un tratado de buena voluntad. En la última carrera juntos, en Australia 1993, hubo un abrazo en el podio. Dennis nunca controló una situación que pudo tener consecuencias peligrosas para la integridad física de los pilotos, debido a que desde su equipo no atajaron su enfrentamiento.

Otra dupla problemática fue Hakkinen-Coulthard. Estuvieron seis años juntos. Los primeros fueron tranquilos pero el título del finlandés en 1998 provocó los celos del escocés. En 1999, David no respetó las órdenes y estuvo cerca de ser el culpable de que su compañero no reeditara la corona. El accidente de Schumacher, que le tuvo seis carreras fuera, fue su mejor aliado. Sí perdieron el Mundial de constructores. Al año siguiente, McLaren le hizo firmar una cláusula por la que estaba obligado a desempeñar funciones de segundo piloto. Ése fue el punto de inflexión negativo de una prometedora carrera. Tras retirarse Mika, David sólo ha sido capaz de ganar dos carreras.

El último duelo con mal final fue Raikkonen-Montoya. Casi dos años juntos, con una visión muy particular del compañerismo, sirvió para que Dennis tuviera que decirles que si no podían trabajar juntos debían irse del equipo. El colombiano se fue a mitad de 2006 y Kimi, tocado por la situación, se marchó a Ferrari. Tener dos pilotos que aspiran al título necesita que el jefe tenga claras sus prioridades. Las medias tintas suelen provocar tensiones irremediables. McLaren fichó un bicampeón del mundo y lo ha equiparado a una gran promesa que se lo ha creído. El desenlace es imprevisible pero los antecedentes no hacen pensar nada beneficioso.