Dos años después, Pokémon Escarlata y Púrpura ha sobrevivido al hate indiscriminado: el tiempo le ha dado la razón
Se cumple el segundo aniversario de Pokémon Escarlata y Púrpura en el mercado, una generación marcada desde el principio por sus problemas técnicos. Pero hay vida más allá.
Famitsu publicaba el pasado 18 de noviembre el nuevo hito que había logrado Pokémon Escarlata y Púrpura. La novena generación ha hecho historia en el mercado japonés al convertirse en la entrega más vendida de la saga. Más de 8.3 millones de unidades ha colocado en sus fronteras, rompiendo un récord que mantenía la primera entrega durante casi tres décadas. El dato nos pone en perspectiva de la magnitud que ha supuesto la aventura que plasmó España en clave Pokémon. Actualmente le separa menos de un millón de unidades para superar las ventas globales de Pokémon Espada y Escudo, lo que le convertiría en el sexto título más vendido de Nintendo Switch. Probablemente lo supere antes de que su sucesora llegue al mercado.
La fecha escogida por la publicación no es baladí. El mismo día allá por 2022 debutaban ambas ediciones con la esperanza de convertirse en el faro que guíe el futuro de la fórmula. Pero fueron unas fechas donde la polémica era tendencia. El juego cayó preso de sus problemas técnicos. Problemas evidentes y que deben solucionarse en las próximas entregas (a partir de Leyendas Pokémon: Z-A; cuanto más pronto, mejor). El hate azotó de una manera indiscriminada. Algunas veces con razón, y otras con mala baba. Las copias filtradas en vete tú a saber en qué estado pusieron sobre la mesa errores que la copia de análisis, la que yo mismo quemé para llegar a embargo, no existían. Es evidente que había problemas, como señalé en el texto final, pero la sensación en internet es que el juicio ya tenía sentencia y que de esa burra nadie iba a bajarse.
El juego ha ido pasando de mano en mano desde entonces. Fan a fan; entrenador a entrenador. Desde el jugador más casual hasta el tipo que se dedica a la crianza. Entras en un hilo sobre el juego en cualquier foro y los comentarios son lo opuesto a lo que vimos en 2022. “Ha logrado ser la mejor entrega principal desde Cristal, incluso con los problemas gráficos y de rendimiento. Feliz de que al fin se le aprecie”, dice uno. “Incluso con todos los problemas, Escarlata y Púrpura son mi entrega favorita, seguido de Leyendas Arceus. Su primer intento de hacer un Pokémon de mundo abierto ha sido un gran éxito para mi”, decía otro. Podría extraer docenas de comentarios como estos de cualquier fuente.
Ese cambio de percepción global lo ha logrado a base de buenas decisiones. El tiempo le ha dado la razón en construir el juego en base a ciertos sistemas que mantienen viva la llama con el paso de los meses. Las teraincursiones, por ejemplo, han sido un elemento clave que ofrece motivos constantes para regresar a Paldea a la caza de Pokémon que no forman parte de las Pokédex regionales. Ahí tenemos el ejemplo reciente de Rayquaza Shiny, que será nuestro gran némesis durante las vacaciones de Navidad. Ya vimos esta mirada hacia el servicio en vivo en entregas como la octava generación, pero aquí se eleva todavía más gracias al impulso del cooperativo.
También han aportado en positivo las dos expansiones que formaron parte de El Tesoro Oculto del Área Cero. Es cierto que La Máscara Turquesa se quedaba a medio gas en cuanto a zona jugable se refiere, pero el arco argumental era majo y alguna misión secundaria, como la de Ursaluna, merecía bastante la pena. Las impresiones fueron diferentes con El Disco Índigo, una expansión que aportaba el postgame que le faltó al juego base. A nivel de Pokédex era fantástico ver reunidos los iniciales de todas las generaciones, por no hablar de la búsqueda de los legendarios.
Y pese a todo lo comentado, la conclusión a la que llego es que Pokémon Escarlata y Púrpura es un juego tremendamente divertido. Desde que lo arrancas hasta que estás inmerso en la experiencia Pokémon pasan apenas segundos. Tiras la palanca hacia delante y ya tienes un objetivo que perseguir en el corto plazo. Moverte con la montura es fantástico e impulsa la manera en la que abordas el entorno. Capturar Pokémon nunca había sido tan intuitivo. Vuelan las horas cuando juegas. El margen de mejora es amplio. Las ciudades, por ejemplo, merecen tener más vida. Las rutas también deben integrarse mejor con más mecánicas exclusivas entre biomas. Está claro que hay cosas que mejorar, pero hace una década hubiéramos firmado donde sea para que el primer gran mundo abierto Pokémon atrapara de esta manera. Miro al futuro con optimismo. Confío en Game Freak.