Xeodrifter es el claro ejemplo de lo que es un metroidvania

Los metroidvanias siguen siendo teniendo gran relevancia en la industria después de más de 30 años de historia en este medio gracias a juegos como Metroid Dread, Hollow Knight u Ori and the Will of the Whisps. Muchos desarrolladores indies encuadran su primera aventura en este género y Jools Watsham, fundador de Atooi, es uno de ellos con Xeodrifter. Este desarrollador ha creado grandes aventuras tan pequeñitas como prácticas para pasártelas en una tarde, pero con un control y un buen hacer exquisito.

Más ‘Metroid’ que ‘vania’

Nos percatamos rápidamente la influencia de Metroid en Xeodrifter al vernos varados con nuestra nave espacial en esta aventura que nos propone Atooi. Nuestro objetivo es reparar la nave consiguiendo los recursos que hay en cada planeta, enfrentándonos a sus peligros y a sus respectivos enemigos finales mientras mejoramos nuestro equipo.

De primeras solo disponemos de nuestro disparo básico en Xeodrifter, pero poco a poco eso irá evolucionando cuando logremos conseguir nuevos artilugios y movimientos que nos ayudarán a avanzar por nuevos caminos, descubrir secretos y derrotando grandes enemigos. Cada vez que los derrotemos conseguimos una célula de energía que podemos invertir en cualquiera de los bonus de los que disponemos (ataque, dispersión, velocidad…) y que podremos cambiar a nuestro gusto en cualquier momento.

La filosofía de Atooi en Xeodrifter

La influencia de Nintendo en Atooi es más que notable y el propio Jools lo ha confesado varias veces al demostrar que siempre ha priorizado la calidad de sus productos por encima de la duración. Xeodrifter es un buen ejemplo de ello ya que no propone un gran desafío y es un exponente fácil, rápido y conciso para conocer y entender los principios básicos de un metroidvania.

De primeras podemos avanzar a cualquiera de los cuatro mundos disponibles, pero por el que solo podemos avanzar por uno de ellos, ya sea por la extrema dificultad de los enemigos que habitan o por no disponer de la habilidad necesaria. Xeodrifter marca con claridad qué caminos puedes seguir y cuales no, por lo que perderse es prácticamente imposible.

Como os habíamos comentado anteriormente el juego es corto. Corto de durar apenas dos horas para los más experimentados, pero que cumple con su cometido: ser un buen metroidvania encapsulado y sin pretensiones. Goza de cierta creatividad al poder alternar entre el plano principal con el que navega en segundo plano, pero en general no os encontraréis un juego complejo en el que la creatividad sea su punto fuerte.

¿Dónde se puede jugar a Xeodrifter?

Otras recomendaciones de Meristation