Este detalle de Advance Wars es lo único que tiene sentido en toda la saga

La saga Advance Wars nos propone meternos de pleno en guerras por tierra, mar y aire con muchos elementos de fantasía como la posibilidad de cambiar el clima a nuestro favor o incluso invocar enormes meteoritos del espacio exterior para que arrasen con las tropas rivales. No obstante, un único elemento de varios de sus videojuegos es el que consigue unificar con soltura la trama y su jugabilidad. Y es la figura del villano Adder, un Oficial en Jefe del bando Black Hole.

Adder de Advance Wars demuestra que no todo en esta saga es disonancia ludonarrativa

En los distintos juegos de la saga Advance Wars a partir del título de 2001 de Game Boy Advance, podemos manejar a distintos Oficiales en Jefe/OJ que tienen poderes que les permiten inclinar la balanza de la guerra a su favor.

Desde sanar a nuestras unidades (Andy), aumentar el alcance efectivo de las unidades de ataque indirecto (Grit) o invocar un meteorito del espacio exterior que apunta automáticamente a las unidades más caras del enemigo (Sturm), los poderes de los OJ son muy variados y en la inmensa mayoría de los casos se asume que a este respecto hay una segregación entre la jugabilidad y la trama. ¿Cómo se justifica, por ejemplo, que Olaf pueda hacer que nieve o que Drake pueda hacer que llueva? Muy sencillo: directamente no se hace.

Se trata del enésimo ejercicio de disonancia ludonarrativa en los videojuegos. Es decir, que lo que se nos cuenta en la historia de los mismos contradice la propia jugabilidad. ¿Cómo es posible que una fuerza extranjera invada un país cuyo líder, a cuyas tropas no afecta la nieve, puede hacer nevar a voluntad?

Adder, un OJ de Black Hole introducido en Advance Wars 2: Black Hole Rising (2003) de Game Boy Advance sería de los pocos elementos que mantienen una coherencia entre la parte jugable y el argumento del juego. Se define a este comandante como un experto en guerra psicológica y en la toma de decisiones rápidas. Ahora bien, ¿cómo se traduce esto en el terreno de la jugabilidad?

Por partes: Adder posee solo cinco cargas en su poder de OJ, y solo necesita dos de ellas para activar el poder normal mientras que las cinco son para el superpoder. En otras palabras: carga su poder más rápido que el resto de personajes, lo cual casa con su descripción de “experto en tomar decisiones rápidas”.

Estas cargas se acumulan a base infligir daño a las unidades enemigas, pero aumenta más rápidamente al recibir daños en las propias ya que los poderes de OJ tienen cierto componente de mecánica de juego para remontar las partidas y mantenerlas interesantes en todo momento.

El otro factor clave de la definición de Adder es que es un “experto en guerra psicológica”. ¿Cómo se lleva esto al terreno de juego? Muy simple: mediante su poder y su superpoder de OJ: Viento Lateral y Escuadrón Mortal. El primero aumenta en 1 cuadrado el radio de movimiento de todas sus unidades, y el segundo en 2.

Como gran parte de la estrategia a seguir en Advance Wars consiste en anticiparse a los movimientos del enemigo y en dejar nuestras unidades fuera de su alcance, el hecho de que Adder pueda aumentar a voluntad la distancia de movimiento de sus efectivos hacen que sea una forma muy inteligente de presentarlo como un experto en guerra psicológica. Al luchar contra él manejado por un oponente humano, nunca sabes si tus unidades están seguras ante un contraataque o una ofensiva total, lo cual le convierte en un adversario temible.

Por supuesto, todavía queda la incógnita de cómo consigue Adder que sus tropas puedan moverse más de lo habitual. ¿Con una motivación adicional como un aumento de sus salarios, o con amenazas?

En cualquier caso, la entrega más reciente de la saga es Advance Wars 1&2: Re-Boot Camp (2023) de Nintendo Switch. Es un remake y un recopilatorio de los dos Advance Wars de Game Boy Advance que es de lo mejorcito del catálogo de la híbrida de Nintendo. En Metacritic tiene un 83/100 de la crítica y un 8,1 del público, y en esta casa nuestro compañero Alejandro Castillo lo valoró con un 8,5/10, destacando que “la reimaginación de los dos clásicos de Game Boy Advance mantiene la esencia y la dificultad de los originales”.