Zero Latency, la Meca de la Realidad Virtual está en Madrid
El mayor centro de Realidad Virtual de Europa abre sus puertas en Madrid. Así es por dentro la experiencia de realidad virtual free-roam de Zero Latency.
El verano es sinónimo de muchas cosas. Playa, calor, festivales, viajes, vacaciones... Es una época de cambios, amores furtivos y nuevas experiencias. No sabemos si es por la brisa y el sol, como decían Sonia y Selena, pero está claro que es una época de atreverse y de vivir nuevas aventuras con los amigos y la familia. O dicho de otro modo, se nos ocurren pocos momentos mejores para dar una oportunidad a las experiencias de realidad virtual free-roam.
Precisamente estos días se ha inaugurado en Madrid el mayor centro de Realidad Virtual de Europa y uno de los más grandes del mundo. Corre a cargo de Zero Latency, multinacional australiana que ya contaba con una sucursal en la capital desde 2017, pero que ahora ha recogido sus bártulos y se ha mudado a la calle Londres 25, cerca de Ventas, donde dispone de nuevos equipos, juegos inéditos y un espacio tres veces más grande con alrededor de 1.000 metros cuadrados a nuestra disposición.
Se trata de un nuevo punto de peregrinación obligada que aspira a convertirse en la base de operaciones de la compañía en el continente europeo. La mejor respuesta posible a los números de su anterior ubicación, por la que estos últimos cinco años han pasado más de 200.000 personas, todo un récord en el sector de las experiencias VR free-roam. Gracias a este cambio, la cuna de la realidad virtual en Madrid cuenta por fin con un templo a su altura.
¿Pero qué tiene esto de las experiencias de realidad virtual para atraer a tanta gente? Es más, ¿de qué demonios hablamos cuando decimos eso de VR free-roam? A grandes rasgos se nos antoja la mejor alternativa posible al fenómeno de las escape rooms. Una nueva actividad para grupos de hasta 8 personas en la que cambiamos los puzles por la acción. Al llegar se nos equipa como si fuéramos parte de los Cazafantasmas (mochila, arma, cascos y gafas) y antes de que nos demos cuenta nos hemos sumergido en un universo de posibilidades.
Gastemos más o menos canas, la experiencia se antoja familiar, intuitiva y accesible. A los más jóvenes les recordará a todos esos juegos de realidad virtual que proliferan en la actualidad, mientras que a los más mayores a las máquinas arcade de las míticas recreativas de barrio. Esto no entiende de generaciones. A los dos minutos cualquiera va a comprender cómo funciona y qué tiene que hacer. Ahora bien, la gracia reside en el término free-roam. Es la clave de la experiencia y el verdadero salto al futuro.
Como indica la propia palabra (free-roam, vagar libremente), aquí no tendremos que pulsar un stick para movernos ni el personaje irá sobre raíles para que vayamos haciendo tiro al blanco. Al contrario, sólo caminará cuando nosotros lo hagamos. Somos el personaje, literalmente. No estamos conectados a una consola o una recreativa. No hay cables de por medio y por tanto no existe limitación de movimiento. Por suerte tampoco tenemos que lidiar con el tamaño de la casa española promedio, es decir que no existe peligro de tirar un jarrón a poco que nos giremos con el arma en ristre.
Tenemos una sala enorme y diáfana por la que desplazarnos sin miedo. Una revolución sin parangón. Por más avezados y experimentado que estemos en el campo de la realidad virtual, por mucho que tengamos las gafas más modernas del mercado en nuestra casa, nada se asemeja a la experiencia de moverse libremente por esos escenarios. Sin mareos, sin complicaciones y con total naturalidad.
A partir de aquí, Zero Latency ofrece ocho experiencias distintas entre las que elegir, de entre 30 y 60 minutos de duración. Las hay para todos los gustos y públicos. Desde Mission Maybe, para los más pequeños de la casa, hasta Engineerium, para los que están cansados de pegar tiros y prefieren desafiar al vértigo solventando rompecabezas a gran altura.
La joya de la corona la encontramos en propuestas como Undead Arena (como jugar a los zombis de Call of Duty en la vida real) y la experiencia de Far Cry 3 patrocinada por Ubisoft, una delicia para los fans que rescata a Vaas Montenegro, el emblemático villano de la saga, y nos pone a huir de sus tropas por una isla paradisiaca llena de peligros y alucinógenos. Estaremos continuamente en movimiento, escondiéndonos tras coberturas, cogiendo teleféricos, caminando por encima de troncos sobre el vacío y usando armas como una ballesta.
Por supuesto, las sesiones se desarrollan entre los gritos y las bromas de los participantes, conectados mediante micrófonos y capaces de ver a los demás en medio de la partida. Es una actividad que potencia la comunicación y la competitividad, con marcadores individuales que podemos consultar al acabar, pero con continuas ayudas comunes para salir adelante. No por nada está destinado a la formación, a encuentros corporativos y a eventos, con un ojo puesto en la demanda de conceptos como Metaverse.
En definitiva, es una experiencia para confraternizar, pasar una tarde divertida y, sobre todo, diferente. Un plan perfecto cuando llega el calor, los chicos se enamoran y demás cosas que, como decíamos, son sinónimos del verano. Así que aprovechad estos meses y consultad aquí sus precios y opciones de reserva.
Lejos de conformarse con la apertura de la nueva Meca de la realidad virtual en Madrid, en Zero Latency nos prometen que a finales de verano llegará una nueva generación de equipos (GEN3) que ha sido desarrollada por HTC y elimina por completo la mochila, cuyo peso (y el del arma) es quizás la única pega que se le puede poner a la experiencia. Con los nuevos cascos HTC Focus 3 se conseguirá resolución 5K, un campo de visión de 120 grados, WIFI 6 y equipo Pro Audio Haset (sonido sorround 7.1). Una razón más para volver y bucear entre su catálogo de experiencias.