Outer Wilds: Echoes of the Eye, impresiones de una expansión imprescindible

Durante los últimos meses se han escrito ríos de tinta sobre Outer Wilds, el título con el que Mobius Digital se ganó un hueco en el corazón de muchas mentes inquietas que, al igual que prácticamente cualquier ser humano, alguna vez se han preguntado algo así como “¿estamos solos en el universo?”. La misma cuestión se formularon una vez los habitantes de Lumbre, que no dudaron en adentrarse más allá de la oscuridad aterciopelada que cubría aquello a lo que consideraban su hogar.

De un modo similar al nuestro, los miembros de Outer Wilds Ventures —una especie de versión rudimentaria de la NASA— lograron alzarse más allá del cielo en busca de respuestas. Especialmente motivados por su afán de comprender la naturaleza de los Nomai, hemos de reconocer que sus expediciones al resto de planetas del sistema solar fueron mucho más fructíferas que las nuestras. Y continúan siéndolo, porque no os podéis hacer ni una remota idea de hasta dónde han sido capaces de llegar con tal de descubrir la verdad.

NOTA: a continuación os ofrecemos nuestras impresiones tras profundizar en todo lo que ofrece Echoes of the Eye, la primera expansión de Outer Wilds. Por supuesto, podéis leer con toda la tranquilidad del mundo, pues no encontraréis un solo spoiler argumental. ¡No queremos arruinaros vuestros últimos 22 minutos de vida!

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Un misterio por resolver

Tenemos que mordernos la lengua para hablaros de la historia de Echoes of the Eye, así que nos limitaremos a poneros en situación. La expansión se integra en el juego original de manera silenciosa; despertamos un día más junto a la hoguera del bosque de Lumbre y, en principio, no hay prácticamente nada que llame nuestra atención. Sin embargo, si echamos un vistazo al mapa del sistema solar podemos identificar una nueva línea de puntos que rodea verticalmente a las demás. Es la ruta de un satélite que orbita en torno al planeta y cuya función es fotografiar el espacio exterior para llevar a cabo diferentes análisis.

El artilugio está conectado a una torre de radio situada a escasos metros de la aldea que actúa como un modesto laboratorio. En su interior podemos explorar las imágenes tomadas por el mismo, junto a las que encontramos un mensaje de voz que, más allá de divagar un poco y hacer gala del sentido del humor de su autor, nos dejan una pista capaz de despertar curiosidad y cierto temor a la vez: una de las fotografías muestra una sombra que no aparece en las demás. Una sombra capaz de eclipsar al mismísimo astro rey. No os diremos qué es lo que la provoca, pero ¿no estáis deseando subiros a la nave y lanzaros en su búsqueda?

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Una obra de ingeniería jugable

De esta forma definía Francisco J. Bermella (Franchuzas) a Outer Wilds en su análisis. Después de dedicar unas horas (divididas en muchos ciclos de 22 minutos, como siempre), no hemos encontrado una forma mejor para resumir a una expansión continuista y rompedora a la vez. Prácticamente todo lo que ofrece Echoes of the Eye sucede en un lugar inédito, y nos vemos en la obligación de resaltar el excelso diseño de niveles realizado por el estudio.

Este lugar, imponente desde que ponemos un pie en él, no solo se ve amenazado por la explosión solar que acaba con todo el sistema cada 22 minutos; también cuenta con su propio ciclo de eventos que se repiten cada cierto tiempo. Por un lado, cuesta evitar la sensación de que no podemos demorarnos demasiado. Por otro, el escenario está concebido para que sintamos en todo momento que tenemos controlada la situación.

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Uno de los elementos que más nos han gustado es la manera en la que la expansión se funde con la experiencia original, pero también es capaz de aportar nuevas ideas. La manera de avanzar es similar a la que hace dos años encontramos mientras explorábamos la ciudad suspendida de Hondonada Frágil o el pozo sin fondo de Espisocuro; con un desarrollo un tanto críptico, debemos ingeniárnoslas para arrojar luz —nunca mejor dicho, ya nos entenderéis— sobre algo que nos seduce e inquieta a la vez… Descubrir la verdad depende exclusivamente de nosotros y nuestro ingenio, pues no son pocos los rompecabezas y desafíos a los que debemos hacer frente: mecanismos extraños, exploración vertical, objetos difíciles de describir e incluso un nuevo idioma que inicialmente no somos capaces de comprender.

Estamos ante un contenido absolutamente imprescindible para todo seguidor del título original. Una vez más, Mobius Digital presume de inteligencia a la hora de jugar con el tiempo, la distancia y el espacio con la intención de ofrecer un viaje que hará las delicias de los exploradores más intrépidos. En su momento, todos nos quedamos boquiabiertos la primera vez que traspasamos la atmósfera del Abismo del Gigante o al ver la absorción ejercida por Gemelo Ceniza sobre su planeta vecino. Y en esta ocasión no es para menos; Echoes of the Eye es una montaña rusa de emociones en la que, de nuevo, saber es poder, y en la que el mero hecho de sentir curiosidad es más que suficiente para desear descubrir si existe algo más allá de los límites del conocimiento. Abrochaos el cinturón y disfrutad de vuestros próximos 22 minutos. Tal vez sean los últimos.