Control: La Fundación, impresiones. ¿Más y mejor?

Nada es sencillo para la directora de la Oficina Federal de Control, una institución cuya sede, La Casa Inmemorial, ha sido víctima de la invasión de unos seres parasitarios conocidos como el Hiss. Los enemigos se introducen en la piel de sus objetivos y se convierten en monstruos con poderes. Combatir para liberar el edificio de esos organismos interdimensionales es la premisa de Control, la producción más reciente de Remedy Entertainment. La tarea prosigue en La Fundación.

Los también creadores de Max Payne, Alan Wake y Quantum Break todavía no han acabado con la historia de Jesse Faden, pues las dos expansiones planeadas que amplían este universo de contrastes confusos, de fenómenos paranormales, de preguntas abiertas a varias interpretaciones, marcarán el camino hacia el epílogo del argumento.

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Continuación directa

La Fundación comienza justo después del final del juego, por lo que es necesario haber completado la trama principal. Después de la actualización, la misión se activa inmediatamente. Aunque diezmados y más contenidos, el Hiss continúa dentro de La Casa Inmemorial. La misteriosa junta directiva lo sabe y descubre que la zona que sustenta el edificio, sus cimientos, están repletos de monstruos y carcomidos por una amenaza desconocida. Jesse Faden, en su labor de directora, acude a la llamada de los jefes y desciende hasta las entrañas de la sede, la Fundación. Quizá las respuestas estén en poder de Helen Marshall, uno de los personajes que desapareció sin dejar rastro en la historia principal y que ahora se deja en forma de visiones.

Se trata de una zona completamente nueva a explorar, un mapa inédito que esconde secretos e incógnitas por igual. El área se halla a punto del colapso, bañada de un rojo intenso que proviene del Plano Astral. De hecho, esa dimensión se está adueñando del lugar y amenaza con engullir por completo la Casa Inmemorial. Solo Faden, en su solitario vaivén por las localizaciones, tendrá una oportunidad de acabar con las criaturas del Hiss y devolver la situación a su cauce, cualquiera que esa sea, ya que incluso los humanos se comportan de manera extraña.

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Los ingredientes son los mismos que los del juego principal. La Fundación se siente como una verdadera expansión de la historia, ya que no solo incluye un arco narrativo que expande la experiencia, sino que también se introducen coleccionables y un par de misiones secundarias que dan empaque al producto. En total, unas 4 o 5 horas de juego, dependiendo de la habilidad del jugador y de lo desarrollado que esté el personaje de Jesse Faden en lo que se refiere a sus poderes y características principales.

Bien, pero...

El que busque una aventura que sea continuista con respecto a Control seguramente disfrute de La Fundación, una expansión que por momentos reluce con destellos brillantes, pero que en muchos otros se siente decepcionante. Remedy prometía nuevos poderes y ha cumplido, aunque a diferencia del resto, dependen de los escenarios. Es decir, no se pueden ejecutar en cualquier situación, sino que están construidos con el fin de sortear ciertos obstáculos o de dañar a los monstruos en lugares muy específicos de las localizaciones. El primero de ellos permite destruir unas estructuras muy concretas, que generalmente se reconstruyen automáticamente segundos después. Al volarlas, se abren caminos nuevos, antes inaccesibles. El segundo es justo lo contrario, confiere a Jesse la capacidad de crear plataformas, que en combate sirven para hacer brotar pinchos mortíferos del suelo. Ninguno de los dos se puede mejorar con los puntos de habilidad.

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En Control, las fases en el Plano Astral servían como una especie de tutorial para probar el nuevo poder conseguido. En La Fundación ocurre algo parecido, pero estas fases están mucho más alargadas. Además, como decíamos, el Plano Astral ha invadido la dimensión ocupada por La Casa Inmemorial. Uno puede encontrarse en el baño, abrir la puerta que conduce a uno de los inodoros, y darse cuenta de que la otra dimensión ha devorado el lugar destinado a liberar los deshechos del cuerpo. De pronto, observas todas esas columnas que se sostienen en el vació, y arriba, en una de las más altas, el retrete flota en una posición torcida. Estas secciones son pequeñas, nada comparado con las que hemos comentario con anterioridad, que dado su tamaño, a veces son algo liosas por el parecido de todas sus estructuras, lo que puede provocar una sensación de repetición.

El mayor defecto de esta expansión son sus picos de dificultad. Probablemente esté diseñada para aquellos jugadores que hayan exprimido todo el jugo al juego principal, pero el equilibrio no está bien balanceado. En el original, es verdad que había alguna que otra sección más dura (por ejemplo, las oleadas finales), algo que se agudiza en La Fundación. El problema es que en ciertos puntos la experiencia puede llegar a frustrar, puesto que al morir hay que repetir secciones enteras porque apareces desde el último punto de guardado. El jugador debe permanecer alerta en todo momento, ya que un despiste puede ser fatal. El enemigo, de un solo golpe, es capaz de borrar casi de un plumazo la barra de vida de Faden.

Si hay un monstruo del Hiss particularmente odioso, debemos señalar a las criaturas que portan un pico en sus manos. Atacan tanto en la corta como en la larga distancia, de modo que si golpean a Jesse, serán capaces de reducir considerablemente la vida de nuestra protagonista. Con todo, también hay momentos gratificantes, pues Control se luce cuando se asemeja a un espectáculo bien ejecutado.

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El caos que se produce en el campo de batalla y deja regueros de sustancia roja, esos mismos que aparecen cuando estás a punto de morir y que, en cierto modo, llegan a dificultar la visión. Lo bueno de Control, que también mantiene La Fundación, es que esa sinfonía de luz y color estalla en un combate vertiginoso, que lejos de dar paso a la pausa, cede el protagonismo a un tipo de lucha que no da pie al respiro. Pero esa magia se rompe cuando el descontrol se adueña de todo, cuando las oleadas llegan por llegar y el equilibrio de dificultad se quiebra para dar paso a la frustración. En la algarabía de colores y de luces, a duras penas se distingue una cosa de otra.Visualmente, eso sí, sigue siendo fantástico; el rendimiento ha mejorado mucho con respecto al lanzamiento.

La Fundación es Control en estado puro. ¿Mejor? Probablemente no. Aún así, la experiencia ofrece unas cuantas horas de entretenimiento que gustarán a los que disfrutaron del videojuego base. Más allá de eso, los ojos se posicionan en la próxima expansión, AWE, que apunta a una especie de crossover con el universo de Alan Wake. La historia de Jesse Faden continúa.