Call of Duty: Warzone, impresiones. Las claves de un Battle Royale rompedor

No lleva ni una semana, pero Call of Duty: Warzone se ha convertido en el fenómeno de estos primeros compases de 2020. El nuevo Battle Royale de Activision, gratuito y con descarga independiente -no es necesario tener Modern Warfare para disfrutarlo- se anunció y se publicó la semana pasada. Desde entonces, más de 15 millones de jugadores han pasado por esta apuesta que pretende competir de tú a tú con Fortnite, con PUGB, con Apex. Su irrupción ha superado el impacto del título de Respawn Entertainment, y la combinación de Call of Duty, Battle Royale y gratuito está siendo imparable. ¿Pero cuáles son sus claves del éxito? ¿Es un ‘boom’ pasajero? ¿Qué ofrece de nuevo y fresco a los jugadores? Estas son las claves de su éxito y los motivos por los cuáles deberías probarlo.

El concepto de Battle Royale gira alrededor de varias ideas sencillas: Un grupo enorme de jugadores en un espacio delimitado en el que gana el último que queda en pie. Durante la partida, el juego te empuja a un radio de acción cada vez más pequeño, dañando y penalizando a quienes queden fuera del círculo. Mientras jugamos, es tan importante sobrevivir como equiparnos bien para tener mayor éxito. A partir de estos pilares, cada uno busca su diferenciación. La construcción en Fortnite, que se entremezcla entre la acción; las clases y herramientas marca de la casa en Apex o un sistema de tiroteo más realista y exigente en PUGB. ¿Y Warzone? El Battle Royale de Call of Duty quiere, precisamente, ser eso: ser Call of Duty. Pero en este tipo de modo. Eso sí, contra todo pronóstico y de momento, solo permite partidas con equipos de tres. No falta el pase de batalla con recompensas de todo tipo ni la presencia interesante de vehículos. Pero Warzone destaca por muchas particularidades propias. Son estas.

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Más jugadores y más acción

Uno de los puntos interesantes de Warzone es que apunta a los 150 jugadores por partida. Esto significa que la acción está mucho más presente desde un primer momento. Es difícil encontrar lugares en los que no haya nadie, y tampoco es habitual hacer loot y búsqueda de recursos en solitario, sin enfrentamientos. El elevado número de jugadores es el que provoca eso, pero no solo: la posibilidad de revivir y tener nuevas oportunidades para volver al campo de batalla hace que matar y morir esté mucho más presente desde los primeros compases de partida.

Un loot accesible y sin complicaciones

Si uno echa la vista a Apex o Battlegrounds, se da cuenta que el loot, o sea toda esa primera parte de equipamiento y de búsqueda de armas, accesorios y demás, es mucho más compleja que en Warzone. Aquí no tenemos armaduras por niveles, y la defensa se reduce a unas placas que nos podemos equipar como chalecos antibalas y una máscara antigás para cuando estamos fuera de la zona delimitada. Además, es relativamente sencillo encontrar suficientes para ir equipados con la máxima defensa. Las armas sí que se dividen según los accesorios que lleven. Las blancas y comunes vienen peladas, mientras que a medida que vamos encontrando otros tipos tenemos mejoras en el agarre, el tipo de mirilla, etc. Las épicas (lilas) son de las que mejores agarres, cargadores más grandes y mejores agarres llevan, mientras que las doradas son las más legendarias: traen cinco accesorios. Esto facilita el looteo, porque no tienes que preocuparte si esa mirilla que has encontrado encaja o no con el arma que llevas.

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El sistema de dinero en Warzone y los contratos

Otra de las claves de Warzone es el sistema de dinero. A medida que vamos abriendo cajas, matando gente o resolviendo contratos vamos ganando dinero que luego podemos invertir en ciertas mejoras. La gestión del dinero es importante porque nos permite repartirlo entre el equipo, algo que nos empuja a pensar en estrategias a medio plazo: que todo el equipo tenga suficiente dinero para revivir a un caído, por ejemplo, permite mantener las opciones de victoria con mayor facilidad. A esto se le suma un sistema de contratos que nos aporta mini objetivos en el campo de batalla: buscar unos cofres concretos, asegurar zonas o matar a un enemigo marcado. A cambio de loot y dinero, algo que además sirve para dinamizar nuestras acciones durante la partida.

Ventajas y armamentos made in Call of Duty

Es relativamente sencillo conseguir cierta cantidad de dinero a poco que en nuestros primeros compases acabemos con algunos de los enemigos que han caído cerca de nosotros y solventemos algunos contratos. El dinero nos permite comprar muchas de las propuestas made in Call of Duty: esto significa algunas ventajas como UAV, torreta con escudo, ataque de racimo y otros. Es verdad que la utilidad de todo esto es algo más limitada que en un mapa de 24 jugadores en Modern Warfare, pero son herramientas que bien usadas pueden cambiar una partida en momentos avanzados de las mismas. Además, por un precio de 6.000 dólares podemos comprar nuestro armamento del multijugador: los loadouts que tenemos predefinidos con nuestras armas, accesorios y ventajas (algunas de ellas, adaptadas al Battle Royale). Si te sientes poderoso con tu M4, escopeta de segunda arma, exceso de medios y las claymore para resguardar tu espalda, puedes equiparlo con tan solo esa cantidad.

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El gulag: otra oportunidad

Una de las mecánicas que está dividiendo a la comunidad entre los que lo amas y los que lo odian es el Gulag. Cuando morimos por primera vez en Warzone, se nos envía a una prisión desde donde tendremos una oportunidad de volver al campo de batalla: ahí nos enfrentamos en un uno contra uno -al estilo Gunfight de Warzone, precisamente en uno de los mapas del juego- ante otro enemigo que ha caído. El que gane de los dos vuelve a la partida, el otro muere. Es una forma de mantener el vínculo con la partida y tener opciones de seguir en ella, y como en muchas de las otras claves, una manera de hacer accesible y llevadero nuestro paso por el género, que a veces es excesivamente exigente en otras propuestas.

El botín, otra manera de entender los Battle Royale

Y tras todos esto, todavía queda hueco para un modo botín en el que el dinero es el elemento clave del juego. Los equipos luchan buscando dinero, saqueando a otros equipos y mandando la pasta a zonas seguras a través de extracciones. En este modo no hay una sola muerte ni gulag,sino que los jugadores van apareciendo como si de un multijugador se tratara, pero perdiendo el 50% del dinero que tenían en su haber. La gestión del mismo, saber salvaguardarlo o entregarlo a otros compañeros, así como la búsqueda de nuevas cajas o equipos ricos hacen que sea una experiencia distinta, aunque es cierto que lo largas de estas partidas -muchas se resuelven por tiempo porque no se llega al objetivo- pueden echar para atrás a la larga.

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Conclusión: un Battle Royale muy a lo Call of Duty

Las sensaciones tras estos primeros días es que estamos ante un Battle Royale que se adapta a la fórmula Call of Duty y no al revés. La accesibilidad e inmediatez de muchas de sus propuestas lo evidencia en comparación con otros del género. Acción directa con un gunplay familiar y que establece la base de su éxito desde hace años, sencillez para conseguir dinero y ventajas, incluidos nuestros armamentos del multiplayer, más acción y contacto con enemigos desde un primer momento y el concepto de segunda oportunidad mediante el Gulag. Se le puede considerar el “arcade” de los Battle Royale,  pero con toda la maquinaria y el potencial que Call of Duty e Infinity Ward (desarrolladores junto a Raven Software) tienen detrás de sí a todos niveles. Hay cosas que ajustar, pero la voluntad de lo que se quiere ofrecer parece clara si tenemos en cuenta que el objetivo es abrirse a 200 jugadores. Más acción, más inmediatez. Y esto es lo que, de momento, está funcionando como un tremendo éxito.