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Nioh 2

Nioh 2

Entre samuráis y demonios

Nioh 2, análisis: un Team Ninja en modo superlativo

El Team Ninja vuelve con la secuela de su éxito en 2017. Nioh 2 es, a todos los niveles, mejor que el original. Os contamos todo tras sesenta horas en él.

Actualizado a

No han sido pocos los retos que hemos encontrado en nuestro camino. Clanes rivales, monstruos sobrenaturales y el propio hacer de la naturaleza han intentado poner fin a la senda del Cambiante. Pero todos han caído en la fría hoja de MeriStation. Tras haber pasado más de sesenta horas a los mandos de Nioh 2, estamos en disposición de afirmar que es uno de los mejores trabajos jamás hechos por el Team Ninja.

Porque la secuela del éxito inesperado de 2017 se siente un producto maduro, formado en base a la experiencia que le ha permitido obtener estos años de estancia en el mercado. Su continuidad parte bajo la premisa de mejorar lo presente y llevar más allá la fórmula que todos conocemos. Extenso en posibilidades y prácticamente infinito. Nioh 2 es, en definitiva, un ARPG superlativo.

Amar en tiempos de guerra

Nioh 2 nos introduce en los acontecimientos de Japón a partir del 1555. La constante guerra civil que asola el país en pleno periodo del Sengoku desencadena un conflicto social del que, para nuestro infortunio, no podremos dejar atrás. Al contrario que los hechos protagonizados por William, aquí seremos un alma sin rostro. Un ermitaño más que, sin quererlo, ve cómo su poblado se ve asolado por el clan rival. Sí, esta segunda parte sirve como precuela.

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Este inicio fresco nos permitirá amoldar cómo queremos lucir en el campo de batalla. Por primera vez en la marca, podremos configurar nuestra apariencia en un extensísimo editor que nada tiene que envidiar a los vistos en títulos como Black Desert o Code Vein. Como muchos ya habrán podido ver en la última demostración pública, todos los rostros personalizados pueden compartirse mediante la generación de un código alfanumérico.

Elevar los valores de producción ha repercutido directamente en varios de los elementos que se sintieron parcos tres años atrás. Es el caso del progreso narrativo. Se ha duplicado el número de escenas argumentales, lo que genera un interés que te permite conectar con los sucesos en pantalla. Ya no solo por tener cierta coherencia sobre nuestras acciones, sino por conectar emocionalmente con los jefes y sus motivaciones. Detrás de cara máscara se encuentra una persona que, por circunstancias del folclore japonés, pretende atentar sobre los intereses del mundo.

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Pese a ello, en algunos momentos no sabe desarrollar con certeza la conclusión de varios de los eventos en el último tercio de juego. Algunas escenas clave terminan de manera abrupta, o abusan del recurso de las viñetas como elemento audiovisual. Echamos en falta redondear una trama que gana mucho más por trasfondo que por forma. Es un auténtico lujazo poder echar mano de la enciclopedia que viene integrada en el propio menú principal. Todos los personajes, escenarios, vídeos, enemigos y más se unen en un menú que lleva más allá el universo de Nioh 2.

Las opciones visuales en PlayStation 4 Pro se mantienen intactas. Tres modos de rendimiento nos permitirán priorizar en resolución (a 30fps), rendimiento (60 fps) o una mezcla entre resolución y framerate desbloqueado. Lo cierto es que en algunos escenarios el aspecto visual a veces se siente por debajo del original. Los escenarios están muy recargados y si utilizamos el modo de rendimiento no logra dar con el aspecto idóneo. Eso sí, poder disfrutarlo a 60 imágenes por segundo merece cualquier sacrificio visual. Sombras, lod…La introducción del HDR mejora la viveza de los colores, especialmente en un juego donde los efectos son el pan de cada día.

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El énfasis por la narrativa impactó de lleno en la banda sonora. El acompañamiento musical tiene muchísimo más protagonismo que en el debut de la marca. Brillan los encuentros contra jefes finales, donde los temas aumentan la epicidad de los encuentros. En cuanto entréis en el interludio, un punto de encuentro espiritual del que no revelaremos nada, os quedaréis allí solamente por la música.

La senda del Cambiante...

No es ninguna revelación importante la verdadera naturaleza de nuestro personaje. Ser Cambiante, o lo que es lo mismo, mitad humano y mitad Yokai, nos confiere un abanico de posibilidades que permite al combate ganar en complejidad. Olvidaros ya del arma viva: aquí nos transformaremos como un ser mitológico más.

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Existen tres tipos de transformación: Bárbaro, Feral y Fantasma. Dependiendo del elegido, el enfoque de nuestro alter ego variará sensiblemente. Cada tipo tiene atado un tipo de contraataque determinado. Los ataques poderosos del enemigo, marcados con un aura roja, pueden tener una acción veloz de nuestro personaje al ejecutar esta habilidad en concreto. En el caso del Bárbaro, por ejemplo, debe utilizarse antes de recibir el impacto, mientras que Feral es todo lo contrario. La transformación básica variará según el guardián espiritual que hayamos elegidos.

Esta novedad no viene sola. Los espíritus guardianes se retroalimentan de los núcleos de alma, un drop que dejan caer los Yokai abatidos y que se erigen como una de las grandes novedades en la secuela. Al obtenerlas, podremos incluirlas en los huecos de acción libres del espíritu seleccionado. En la práctica funcionan como una extensión de nuestro ‘yo’ físico. Si bien nuestra arma traduce nuestros movimientos ofensivos, son estas habilidades sobrenaturales las que rellenan los espacios vacíos entre golpe y golpe.

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Debemos dejar claro una cosa: al contrario de lo que pensaba un sector de la comunidad en la demostración pública, los núcleos de alma no están enlazados a los cristales de Amrita. Estos últimos son una de las mecánicas que se introducen en la recta final del juego y en ningún momento confieren poder a ese drop. Desde el primer momento podremos obtener núcleos; su aparición estará supeditada a la probabilidad, tal como ocurre con cualquier pieza de equipo.

Gran parte de la gracia de estos núcleos reside en cómo los manipulamos. Si bien acudimos a la forja del herrero para moldear nuestro equipo físico, debemos hacer lo propio en los santuarios a la hora de gestionar el catálogo que vayamos recibiendo. Esta suerte de forja espiritual nos permite aumentar sus capacidades, añadir nuevos rasgos y desechar las indeseadas en pos de aumentar nuestro nivel de Cambiante, vital para acceder a almas más poderosas.

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¿Quieres invocar una serpiente que provoque daño físico y veneno? Puedes. ¿Quieres utilizar la habilidad de un jefe para tu propio interés? También. Todas, absolutamente todas las variantes Yokai tienen su propia versión ajustada a nuestro entorno. Su aparición le permite alargar todavía más las capacidades de las builds ya que sus bonificaciones se acumulan en nuestro estado global.

...y la del samurái

Nuestro deber como samurái nos llevará por un sistema de progresión que sigue la estela de profundidad del resto de novedades incluidas. Todas las familias de armamento, el personaje en sí y sus habilidades sobrenaturales plantean un complejo árbol de habilidades. El sistema, casi homenaje al tablero de Final Fantasy XII, nos permite desarrollarnos a través de más de 40 habilidades, tanto activas como pasivas, por cada grupo planteado.

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Desbloquear los siguientes rangos precisará de completar las misiones de Dojo, retos especiales habilitados según alcancemos metas de maestría por cada arma. Si bien Nioh ya apostaba por la obtención paulatina de nuevas acciones, aquí se triplican las posibilidades de un sistema prácticamente infinito. Al llegar al último nivel (sobre los 180.000 puntos) desbloquearemos habilidades místicas, ocultas en un principio y que despliegan las diferencias más notorias. Estos últimos se habilitan al borde del new game plus.

A estas alturas no os descubriremos nada sobre las bondades del sistema de combate. Toda la estructura en cuanto al uso del armamento se mantiene intacto, salvo por la mejora en el bloqueo, más útil que antaño. A la ristra de familias de armamento debemos añadir tres nuevos tipos: hachuelas, tonfas y guja alternada (similar a una guadaña). En la práctica son bastante divertidas de usar, especialmente las hachuelas, que proporcionan el mayor rango de movimiento respecto al resto de modelos. Incluso pueden lanzarse al aire para ocupar el rango a media distancia.

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Hay que tener presente la introducción de las armas Yokai. Estas armas especiales presentar un nuevo medidor de conciencia. Conforme completemos los objetivos de su rasgos principal (matar enemigo puede ser uno) iremos llenándola hasta poder desatar su auténtico poder. Conoceremos cuándo ocurre en el mismo momento en el que el arma nos hable: a partir de ahí se multiplicará su poder base, sucesivamente. El verdadero potencial de estas se descubre en cuanto ponemos un pie en el herrero. Serán las únicas armas que al combinar alma (el proceso de escalar un arma de menor rango que la que desecharemos) aceptarán también como moneda de cambio los núcleos de alma Yokai. Imaginad las posibilidades si incluimos almas que intercambien rasgos entre sí.

Alma de recreativa

Debemos confesar que los inicios de Nioh 2 nos dejó un sabor irregular. Ese primer trío de misiones principales fueron correctos, pero no ofrecían nada que impulsara las impresiones con las que abríamos este texto. Es a partir de la sexta misión principal cuando desata su verdadero potencial. Si tuviésemos que definirlo con una palabra sería variedad.

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Nioh 2 es más si cabe una experiencia en la que podemos obtener recompensas incluso con tan solo 5 minutos de juego. Desde que lo inicias en la interfaz hasta que estás en el mapa de la región apenas toma minuto y medio. Su inmediatez le convierte en un partido perfecto para partidas cortas, máxime cuando su planteamiento sigue lo visto en el original.

Nuestro viaje por Japón nos llevará por 7 regiones diferentes a través de 20 misiones principales. La oferta se extiende con más de 40 secundarias que nos forzarán a cumplir determinados requisitos para poder acceder a algunas. Acabar con un determinado número de enemigos, cumplir una cadena anterior, obtener ciertos objetos en las principales… La integridad de su oferta está pensada para exprimas los niveles al milímetro. Se mantienen también los coleccionables ya conocidos: Kodamas, aguas termales, lugares de purificación, etcétera. Aunque habrá sorpresas que no revelaremos. Secundarias que ofrecen combates jefes únicos y variantes de los ya vistos en las principales. El reciclaje de los entornos estará presente, pero al servir como minimetas en las que obtener beneficio no molesta.

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Esa alma de recreativa a la que aludimos en el anterior ladillo también se justifica por el planteamiento de los niveles. En la tan manida comparativa, los escenarios han ganado en complejidad y posibilidades. Hay horizontalidad en algunos de ellos, pero la mayoría siguen una estructura a lo alto, vertical, de tal forma que están construidos alrededor del santuario inicial. Los niveles en el último tercio de juego son una auténtica pasada. Esperad que la fantasía se funda con el realismo de los paisajes japoneses

No os vamos a engañar: Nioh 2 es duro, muy duro. El temor por encontrarnos una dificultad artificial, basada en apelotonar los enemigos más poderosos en un pequeño espacio, estaba presente. Solo ocurre en una misión antes de comenzar la recta final. En el resto del juego encontramos una lucha justa. Dura, sí, pero basada en dos factores clave: el aprendizaje y el equipo. Incluso en la derrota puedes obtener un arma o pieza de armadura que te permita sobrellevar de otra manera las amenazas. En ese sentido es impecable.

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Igual de impecables son los jefes finales. El número de diseños humanoides ha escalado por encima del de las bestias. Es decir, nos enfrentaremos a otros samuráis de tú a tú con las mismas herramientas sobrenaturales. El matiz en este sentido es que la mayoría cuentan con una transformación Yokai. En varios puntos de la lucha nos llevarán al mundo de blanco y negro. Además de la penalización sobre nuestro Ki y recuperación, es en estas franjas cuando los jefes desatan todo su potencial. Mantienen un grandísimo nivel. Se agradece que la mayor parte de los enemigos presentados en los contenidos adicionales del original estén aquí, pero esperábamos más inéditos. Tampoco podemos escapar a la repetición en algunos tramos de las invocaciones recurrentes. Hay un número suficiente de enemigos para tener que usar siempre a los mismos.

Una vez terminado daremos paso al new game plus. La transición hacia este modo es completamente orgánica. Al terminar el “Sueño del samurái”, como se llama la primera vuelta, desbloquearemos en el mapa el “Sueño del fuerte”, con misiones a partir del nivel 120 y ocasos doblando los requisitos iniciales. En ellas podremos obtener los dos últimos niveles de rareza. Solo en estas regiones podremos utilizar copas Ochoko en pos de aumentar la probabilidad de obtener equipamiento divino. Esperad ríos de loot esperando a ser recogidos.

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Las posibilidad del juego son prácticamente infinitas. En cuanto te encaminas a esta nueva versión de Nioh 2, la herrería toma una importancia todavía mayor. Ya solo con templar, mezclar habilidades y forjar los sets elegidos tienes para muchas horas. Completar el primer Sueño y parte de sus secundarias nos tomó 42 horas.

Puerta Torii, tu acceso al multijugador

Quizá sea la Puerta Torii el elemento más importante de su retahíla de novedades. Al contrario que el resto de sus competidores y antecesor, el cooperativo de Nioh 2 rompe todas las barreras vistas hasta el momento. Desde la primera misión puedes crear una expedición junto a otros dos amigos para poder disfrutar del grueso del juego al unísono.

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Hay ciertas limitaciones. Algunas secundarias de pelea contra jefe no permiten el cooperativo, pero en el resto de misiones puede disfrutarse sin necesidad de nada más. Team Ninja sabe de la importancia del componente social en este tipo de fórmulas, y por ello ha querido diseñar una forma de vivir Nioh 2 única por cada estilo de juego. Estilos que mejoraremos a través de la Casa del Té Oculta, el sistema de clanes que rota semanalmente.

La experiencia en solitario difiere completamente de la cooperativa. La distribución de enemigos será diferente, la dificultad se ajustará al número de jugadores y hasta los jefes variarán en mecánicas. Estas diferencias solo ocurren al crear una expedición entre varios jugadores. Por tanto, no afecta si invocas a un espíritu controlado por un usuario o gastas copas ochoko en una tumba benevolente de las que hay desperdigadas por el mapa.

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Las funciones en línea funcionan a la perfección. El netcode permite combatir en todo momento sin pérdidas de frames en el ataque; es fiel a lo que disfrutas normalmente en el modo tradicional. Los diferentes filtros te permiten buscar partidas en las condiciones que quieras, incluso expediciones si así lo prefieres junto a desconocidos. Durante el cooperativo en este modo hay una pequeña particularidad: la barra de cooperación.

Al morir, gastaremos usos del nivel de cooperación entre todos los participantes de la sesión. Durante la tumba, poco a poco la franja irá desapareciendo hasta que ocurran dos posibilidades, o bien regeneras y pierdes la franja completa de tu muerte o esperas a ser revivido por el otro jugador, lo que puede permitir ahorrar parte de la penalización. Al agotarse la barra, la primera muerte tras ello dará por finalizada la partida y no obtendréis los beneficios que hayáis obtenido hasta el momento, salvo los objetos. Afortunadamente, si la muerte ocurre en combate contra el jefe del nivel, el superviviente podrá seguir combatiendo.

Conclusión

Nioh 2 no teme mirar frente a frente a los grandes nombres del subgénero. Team Ninja ha sabido ampliar su fórmula desde una perspectiva conservadora. La continuidad de los elementos que hicieron único al anterior sirve para llevar más allá un juego que se siente prácticamente infinito. Funcionalidades multijugador sin barreras, nuevas posibilidades en el combate, transformaciones Yokai, mejor diseño de niveles… A todos los niveles es, simple y llanamente, mejor. Problemas visuales al margen, el modo rendimiento a 60 fps es todo un lujazo. Disfrutar de un ARPG en consola de esta manera no tiene precio.

Lo mejor

  • Las transformaciones y habilidades Yokai, todo un acierto.
  • Cooperativo sólido y sin restricciones.
  • Núcleos de alma, otra forma de profundizar en las builds.
  • El reto, aunque duro, es justo.
  • Tiene alma de recreativa. Cualquier sesión tiene su recompensa.
  • New game plus orgánico. Comienza un nuevo juego tras la primera vuelta.
  • La enciclopedia dentro de la cabaña, una joya para descubrir su extenso trasfondo.

Lo peor

  • Gráficamente, pese a los 60 fps, es pobre a estas alturas de generación.
  • A veces abusa de la repetición de enemigos en varios tramos. El bestiario es amplio como para recurrir a eso.
  • Algunos problemas a la hora de desarrollar la narrativa.
9

Excelente

Un título referente en su género, que destaca por encima de sus competidores y que disfrutarás de principio a fin, seguramente varias veces. Un juego destinado a convertirse en clásico con el paso de los años. Cómpralo sin pestañear.