The Division 2: así ha sido su primer año en el mercado

La competencia por el trono del “looter shooter” aumentó conforme se afianzó la presente generación de consolas. Con una Bungie que tomó el primer gran relevo en Destiny, poco a poco el subgénero que inició Borderlands se convirtió en uno de los frentes de moda, tal como ocurriera con el first person shooter moderno en el marco de PlayStation 3 y Xbox 360. Ubisoft quiso tomar un trozo del pastel junto a Massive Entertainment, lo que se tradujo en The Division, allá por 2016.

Existen múltiples diferencias entre el contenido postlanzamiento de la entrega original y la de la secuela. Una secuela que se encamina a su primer año de vida; apenas cinco semanas nos separan de un aniversario esperado para sus seguidores. Desde ese instante, ¿qué ha dado de sí The Division 2? Analizamos las claves de su nueva política y echamos un vistazo a lo que está por venir.

Lanzamiento: “El mejor looter shooter de la generación”

Tras la publicación de nuestro análisis original lo tuvimos claro, El trabajo de Massive Entertainment a la hora de construir este segundo capitulo fue “excelso”. Según narrábamos en aquellos momentos, “han sido años de trabajo constante durante el apoyo que recibió la entrega original, la que hoy, en pleno 2019, se convertiría en los cimientos sólidos de un título de presente y futuro”.

Gran parte de estas sensaciones tan positivas tenían como denominador común la mejora de ciertos aspectos en los que el resto de rivales en el mercado flaquean. Nos referimos sobre todo al marco del endgame, el cual desde el primer día ofrecía decenas de horas de diversión. La llegada de los Colmillos Negros a través de los cinco estados de mundo hicieron que Washington D.C. se convirtiera poco a poco en un entorno mucho más hostil si cabe.

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Algunos aspectos no estuvieron a la altura de la experiencia en Manhattan. La narrativa, por ejemplo, no tenía la misma fuerza; había perdido gran parte de la sensación “hacia lo desconocido” de los inicios de la epidemia del Black Friday. Sin embargo, en lo que a términos jugables se refiere, la versión básica funcionaba como un reloj suizo.

Ruptura con el DLC tradicional

Desde el inicio de la campaña promocional, desde Ubisoft se hizo hincapié en la nueva política de contenidos postlanzamiento. Quizá influenciada por el éxito de este sistema en otros juegos de la casa, como Rainbow Six: Siege o For Honor, se desechó cualquier contenido descargable previo pago. Seguíamos teniendo un pase de temporada que daba acceso anticipado a las nuevas funcionalidades, pero cualquier jugador con su propio sudor podía obtener los añadidos sin coste adicional.

Esto choca frontalmente con la idea establecida en The Division. En aquellos momentos, Massive Entertainment desarrolló tres experiencias adicionales de 14,99 euros por cada una. El total, si no queríamos sentirnos relegados a un segundo plano por la pérdida de equipamiento, cosecha de materiales y demás, ascendía a casi 45 euros, un precio extra del billete de entrada a Nueva York.

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Si algo han aprendido las compañías punteras del sector es a no dividir su comunidad. Una base de jugadores que funcione “todos a una” es más fuerte que otra que ve el surgir de diferentes estatus sociales dependiendo de si pagas el precio requerido. Con The Division 2 abrazamos a los episodios, una hoja de ruta en la que nadie, absolutamente nadie se quedaba atrás.

Episodio tras episodios

Un prólogo que nos dio la primera incursión para ocho jugadores, Cuenca Tidal, fue el pistoletazo de salida para un ritmo de lanzamientos que mantuvo con vida a la comunidad hasta el punto en el que nos encontramos. A grandes rasgos, cada episodio incluye dos misiones principales de peso, es decir, a la altura de las que encontramos en la campaña principal. Más allá de cumplir esos objetivos tradicionales, el matiz de cada cápsula residía en el nuevo ingrediente del cóctel de mecánicas.

En el caso de Suburbios D.C: Expediciones, primer episodio, consistió en la introducción de la Universidad de Kenly, una zona complementaria del mapa básico en la que cada visita se convertía en una especie de pequeña incursión por lograr equipo a estrenar. Estos “eventos diarios” ofrecen una visión del conflicto un pelín más diferente del típico mata mata. Aquí hay que explorar e incluso resolver algún pequeño rompecabezas. En definitiva, sobrevivir mientras estamos fuera del conflicto.

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Por otro lado, Pentágono: El Último Bastión trajo consigo una nueva especialización, el tecnólogo, el segundo arquetipo añadido al trío inicial después de la inclusión del Artillero. Esta evolución del experto en demoliciones ofrece cobertura a sus compañeros mediante la adquisición de objetivos. No hablamos de un personaje centrado en explosivos, sino que tiene la plasticidad suficiente para poder amoldarse a otras escuadras ofensivas.

El futuro espera

En este mismo mes de febrero recibiremos la última fase prevista para este primer año. El tercer episodio nos llevará de vuelta a Nueva York, concretamente a Coney Island, donde nos mediremos de nuevo contra los Cleaners, que habrán modificado su armamento y comportamiento desde la última vez que los vimos. Desconocemos el día concreto en el que aterrizará.

El futuro de The Division 2 está en un pañuelo. Lo que el estudio puede estar preparando para este segundo año es una completa incógnita. Sea lo que sea, esperamos que sirva como agitador del avispero para lograr sentir que estamos ante una gran nueva forma de vivir la propuesta. Os instamos a que permanezcáis atentos a MeriStation para resolver las dudas sobre lo que le deparará en el 2020.