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Cazadores de Lore

Meltan y el misterio de los Pokémon singulares

El anuncio de Meltan revolucionó a la comunidad de Pokémon GO. Sobre todo al revelarse que era un Pokémon singular, una figura misteriosa en la que aquí profundizamos.

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Meltan y el misterio de los Pokémon singulares

El pasado 22 de septiembre, los aficionados de Pokémon experimentaron una auténtica revolución. Era una jornada especial, el Día de la Comunidad en Pokémon GO. Chikorita iba a ser el gran protagonista del evento, pero una afable criatura jamás vista acaparó todas las miradas. Imaginad la sorpresa de quien, en vez de hallar a uno de los iniciales de Johto, se topara con un nuevo Pokémon. Su cuerpo amorfo, coronado por una suerte de tuerca y reminiscente del de Ditto, causó una gran conmoción. Especialmente cuando, una vez capturado, tornaba en el propio Ditto, como si se tratara de una broma del Pokémon más aclamado en las guarderías de Kanto, Johto y el resto de regiones.

No tardaron en empezar a brotar rumores de toda índole. Hubo quienes afirmaron que el extraño ser era un placeholder sin importancia. Otros, que sí creyeron que se trataba de una nueva criatura que añadir a la extensa lista de Pokémon existentes, razonaron que Niantic había cometido un yerro imperdonable, como si el inédito monstruo de bolsillo se les hubiera escapado antes de tiempo. Ambas corrientes de opinión estaban equivocadas. Cuando Kento Suga, líder de marketing de Niantic, empezó a tuitear sobre dicho Pokémon, quedó claro que aquello era una filtración absolutamente intencional. Acto seguido, el misterioso Pokémon comenzó a alternar apariciones masivas en Japón, Europa y Norteamérica. Pese a que todavía era complicado aseverar qué estaba ocurriendo, todo apuntaba a que no era un error torpe e inocente de Niantic. El nuevo Pokémon era real, fruto de una campaña de marketing viral -término, este último, siempre tan vinculado a Pokémon GO-.

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El nacimiento de Meltan

Tres días después, el canal oficial de Pokémon en YouTube esclareció lo sucedido con un vídeo. En él, el Profesor Willow hace una de sus rutinarias llamadas al Profesor Oak para enviarle una criatura. El docto del juego para móviles indica al sabio de Kanto que tiene un Ditto para él, pero no uno cualquiera. Willow describe lo acontecido días ha, detallando que ese Ditto estaba transformado en un Pokémon desconocido cuando él lo capturó. Anonadado y desconcertado, Oak exclama que se trata de un ser nunca antes visto en ninguna región. De repente, el anciano de Kanto recuerda haber visto a ese extraño monstruo de bolsillo en un texto antiguo. “Puede que se trate del Pokémon singular… ¡Meltan!”, exclamó Oak al tiempo que bautizaba al primero de los capsule monsters parido por Pokémon GO.

De la revelación de su nombre y algunos datos adicionales, como su tipo Acero, su peso y su altura, surgieron dos dudas más. La primera, si Meltan pertenecía a la séptima generación o era un anticipo de la octava y de los títulos tradicionales de Pokémon que llegarán en 2019 para Nintendo Switch. Joe Merrick, creador y responsable del medio especializado en Pokémon Serebii, clarificó que Meltan corresponde a la vigente séptima generación, al igual que los juegos Let’s Go Pikachu y Eevee o las aventuras transcurridas en Alola. Nuestro redactor Sergio González lo resumió y aclaró en MeriStation, anulando cualquier sospecha sobre la generación a la que pertenece Meltan.

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No obstante, del anuncio del adorable Pokémon nació una segunda duda, más vinculada con el lore general de la saga que con la criatura en sí. Al estar tan relacionado con Pokémon GO, juego en el que no se profundiza tanto en la diégesis de la serie como en los títulos de la línea principal y con un público menos ducho en ese ámbito, no todos entendieron a qué se refería Oak con el término “Pokémon singular”. Conviene discernir, y tal es el propósito de estas líneas, qué son estas criaturas y que las diferencia de los monstruos de bolsillo corrientes o de los legendarios, con los que tanto tienden a confundirse.

¿Qué son los Pokémon singulares?

Existen ciertos rasgos que convierten a los Pokémon singulares en especímenes únicos dentro del universo concebido por Satoshi Tajiri. Es una figura difícil de abordar y rodeada de misterios, una sobre la que abundan los mitos y escasean las certezas. No en vano, en Japón se los tilda de ilusorios, recalcando ese componente irreal, casi de cuento, que los rodea. Hasta la fecha, contando con la reciente incorporación de Meltan, la nómina de Mythical Pokémon, como se los conoce en inglés, suma un total de 20 efectivos.

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Aunque durante las dos primeras generaciones de Pokémon solo se añadió uno por región, así como se descubrieron un par en Hoenn, el torrente de seres singulares ha sido incesante desde que Game Freak nos transportó a Sinnoh. Precisamente, la cuarta generación es la que más criaturas ha aportado a esta categoría, con cinco. Quinta se quedó muy cerca, con cuatro, los mismos Pokémon que séptima, mientras que sexta nutrió la cuenta con tres ejemplares. En total, la lista cuenta con: Mew, Celebi, Jirachi, Deoxys, Phione, Manaphy, Darkrai, Shaymin, Arceus, Victini, Keldeo, Meloetta, Genesect, Diancie, Hoopa, Volcanion, Magearna, Marshadow, Zeraora y Meltan.

Las dos decenas de monstruos de bolsillo citados comparten una serie de características que contribuyen a definir qué es un Pokémon singular. Su nivel de rareza está un peldaño por encima de los archiconocidos legendarios, tanto que no están disponibles en el propio juego (salvo por una excepción que detallaremos pronto) y que tan solo pueden obtenerse merced a algún tipo de evento o distribución especial. A ese respecto, su obtención ha ido variando con el tiempo.

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Años ha, lo común era otorgar un objeto especial que iniciara un evento único en el propio juego para iniciar un combate contra ellos, mientras que en la actualidad constituyen poco más que un obsequio promocional que obtener sin más esfuerzo que conectarse a internet cuando The Pokémon Company los reparte. Pese a que sigan gozando de cierta relevancia en el lore y especialmente en las películas de la saga, hubo un tiempo en el que su rareza también era extradiegética. El relato sobre sus virtudes inundaba todos los rincones de patios y placetas, pues había que conseguir un objeto misterioso y visitar islas desconocidas para hacerse con ellos. Incluso hubo unos años en los que el evento en sí mismo consistía en desplazarse hasta la playa para un reparto presencial. Cualquiera que haya soportado colas interminables bajo el abrasador sol de julio o que se haya aventurado en Isla Suprema en pos del errático y escurridizo Mew nos entenderá.

Otro rasgo en cómun que certifica su excepcionalidad es el hecho de que no es necesario haberlos registrado en la Pokédex Nacional para completar dicha enciclopedia, uno de los grandes retos de cada edición, especialmente ahora que la lista roza los novecientos Pokémon. De ahí que la información que aparece en el invento de Oak tras atraparlos tenga más de mito vetusto que de trabajo de campo contrastado. Ninguno de los siete doctos que nos otorgan nuestro primer Pokémon exigen que capturemos a uno de los singulares para darse por satisfechos, tal es su rareza. Asimismo, como criaturas singulares de evento, tampoco pueden intercambiarse por la GTS. No son productos con los que comerciar, sino encarnaciones de leyendas que admirar.

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Hay un último paralelismo significativo, vinculado con la vertiente competitiva de la franquicia, que explicita lo único de estos Pokémon. No tanto en el plano del lore, sino por su distribución limitada al obtenerse vía evento. Los 20 monstruos de bolsillo singulares listados hace unos párrafos están prohibidos en lugares como el Frente Batalla o el Árbol de Combate, tal y como ocurre con las batallas por puntos en el online o en los torneos oficiales del formato Video Game Championships (VGC). Sin embargo, a lo largo de las últimas generaciones se han creado torneos especiales con reglas que sí admitían el uso de Pokémon singulares, mas se trata de casos contados.

Diferencias entre los Pokémon de leyenda

Salvo en los medios japoneses, no hubo distinción alguna entre los Pokémon legendarios y los singulares hasta la quinta generación. Anteriormente, todos entraban dentro de un mismo saco de monstruos de bolsillo muy poderosos y complicados de obtener. La llegada a Teselia dividió a estas criaturas en dos grandes grupos y reivindicó las múltiples diferencias entre ambos que existen. La más obvia consiste en que los legendarios, pese a ser raros de ver, son más comunes que los singulares. Los primeros aparecen una vez en cada juego, sin necesidad de recurrir a un evento especial para avistarlos. A nivel in-game, asumen el rol de jefes finales, el desafío de captura último que todo entrenador debe superar para completar la Pokédex y proclamarse Maestro Pokémon. Asimismo, los legendarios acostumbran a protagonizar las portadas de los juegos.

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Sí tienen un papel en la escena competitiva, pero solo cuando esta adopta el formato GS Cup. Cuando no se juega con reglas especiales de esa índole, están prohibidos en plazas como el Frente Batalla y el Árbol de Combate. Son 20 en total, siendo el primero de los legendarios Mewtwo, mientras que el último conocido hasta la fecha es Necrozma. La lista completa de legendarios incluye a los siguientes Pokémon: Mewtwo, Lugia, Ho-Oh, Groudon, Kyogre, Rayquaza, Dialga, Palkia, Giratina, Reshiram, Zekrom, Kyurem, Xerneas, Yveltal, Zygarde, Cosmog, Cosmoem, Solgaleo, Lunala y Necrozma. Varios de ellos poseen formas alternativas e incluso megaevoluciones, lo que hiperboliza las cotas de poder que son capaces de alcanzar. Sus estadísticas, las más altas del juego, oscilan entre los 600 y los 720 puntos totales.

Los más experimentados en la saga ya se habrán percatado de que, para que nuestra descripción encaje con lo que plantean las obras, debe haber un tercer grupo. En efecto, faltan nombres. Hay ciertos legendarios, a los que para el propósito de estas líneas llamaremos sublegendarios, que tienen estadísticas y restricciones bastante distintas a las de las criaturas descritas en el párrafo anterior y, por ende, también a las de los seres singulares. Los sublegendarios también aparecen una vez por título, aunque su participación en la historia principal no tiene ni mucho menos el mismo peso que la de los legendarios de portada. Algunos de ellos son seres errantes, como los Perros Legendarios de Johto: Entei, Suicune y Raikou. La mayoría, eso sí, forma parte de un pequeño grupo compuesto por entre dos y cuatro integrantes que comparten varios rasgos entre sí. Es el caso de los propios Perros Legendarios citados anteriormente, así como de los Tapus de Alola o el trío de genios que forman Landorus, Thundurus y Tornadus. Los Ultraentes, seres misteriosos procedentes de otra dimensión, también forman parte de este grupo.

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Los sublegendarios pueden participar en todos los modos de juego, desde el Frente Batalla hasta el Árbol de Combate, pasando por el online de 3DS y por el formato oficial de VGC. Esto se debe a que sus dotes para el combate, si bien formidables, no centralizan el metajuego al mismo nivel que las de los legendarios. A ese respecto, sus estadísticas varían entre 534 y 670 puntos. En este último colectivo, el más numeroso, entran: Articuno, Zapdos, Moltres, Raikou, Entei, Suicune, Regirock, Regice, Registeel, Latias, Latios, Uxie, Mesprit, Azelf, Heatran, Regigigas, Cresselia, Cobalion, Terrakion, Virizion, Tornadus, Thundurus, Landorus, Código Cero, Silvally, Tapu Koko, Tapu Lele, Tapu Bulu, Tapu Fini, Nihilego, Buzzwole, Pheromosa, Xurkitree, Celesteela, Kartana, Guzzlord, Poipole, Naganadel, Stakataka y Blacephalon.

La magia del rumor, la esencia de los singulares

Una vez definidos todos estos grupos de Pokémon especialmente poderosos y poco comunes, conviene reparar en la que sin duda es la característica definitoria de los singulares: su peso extradiegético y los rumores en torno a ellos. Seres como Mew o Celebi trascendían la pantalla de las vetustas Game Boy para invadir cualquier rincón en el que hubiera un pequeño fan de Pokémon. Para entender esto mejor, sobre todo si fuisteis niños durante la pokémanía de finales de los 90 y principios de los 2000, os instamos a remontaros a vuestros días en el patio del colegio o en la placeta. En aquella época, cuando la vida nos dejaba margen para compaginar nuestros deberes con la investigación sobre los Pokémon, abundaban los rumores.

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La socialización de internet todavía no era absoluta, de modo que su uso no estaba tan extendido como en la actualidad y era harto complicado contrastar las miles de habladurías que pronto proliferaron sobre las criaturas de Game Freak. Cierto es que abundaban los debates sobre qué Pokémon eran más fuertes o más impresionantes, pero nuestra imaginación volaba de verdad solo cuando tratábamos de entender a los entes singulares. De hecho, por aquel entonces ni siquiera sabíamos que poseían dicha denominación. Uno podía acudir a los más mayores en busca de consejos para capturar a Mewtwo o a los Pájaros Legendarios, pero su localización era una sola y acceder a ellos era asequible. Todo lo contrario que con Pokémon singulares como Mew, del que ni los campeones de la liga sabían con certeza dónde se ocultaba. Pronto se difundieron todo tipo de rumores, la mayoría vinculados a un misterioso e inaccesible camión en el puerto de Ciudad Carmín. Es ese misticismo, esa incertidumbre e inocencia propias de los párvulos, lo que torna en especiales a los Pokémon singulares.

El autor de estas líneas recuerda con bastante cariño a tres criaturas en concreto a cuya búsqueda y entendimiento dedicó grandes esfuerzos y una ingente cantidad de recreos. Mew fue el primero de esos seres en arrebatarnos el sueño, sobre todo a raíz de su aparición en la película con la que The Pokémon Company debutó en la producción fílmica. Al aparecer por casualidad, merced a un glitch, nadie supo definir una localización exacta. No tener posibilidad de comprobar qué estaba ocurriendo en Japón con Mew impidió entender que aquello era un error -uno que salvó a la saga del ostracismo- y que no había forma de conseguirlo sin romper el juego.

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La revista nipona CoroCoro, en un sorteo organizado junto a Nintendo, lo repartió a 20 japoneses afortunados. Evidentemente, los jóvenes españoles no teníamos ni la más remota idea de aquello y seguimos empeñados durante muchísimo tiempo en que alguno de nuestros compañeros digitales podría mover el dichoso camión. No tardaron en surgir cientos de teorías sobre cómo llegar hasta el auto y la relación de aquel rosado travieso con Mewtwo, a cada cual más inverosímil. Mew surgió en un contexto idóneo, uno de inocencia absoluta en el que la magia del boca a boca todavía hechizaba nuestras mentes infantiles. Tal es su importancia que el difunto Iwata lo recuerda como el responsable del “momento en que el futuro de Pokémon dio un vuelco”.

Hubo que aguardar a la segunda generación para que otro Pokémon singular causara un revuelo semejante. Las ediciones Oro y Plata quisieron ser algo más que una secuela de los títulos precedentes, mostrando una tradicional Johto en clara oposición a la moderna Kanto. Esa variedad temática también se reflejó en la confección del mito del Pokémon singular de la segunda generación, Celebi. Mientras que Mew protagonizó varios experimentos hipertecnológicos que acabaron resultando en Mewtwo -quién sabe si también en Ditto-, toda la mitología en torno a Celebi está relacionada con la naturaleza. Por algo se le conoce como guardián del bosque. El también protector del encinar de Johto cuenta con un santuario construido en su honor en dicho emplazamiento, la primera evidencia directa a un Pokémon singular en los juegos. Ese es un matiz crucial para entender por qué, de nuevo, los patios se colmaron de especulaciones sobre cómo invocarlo.

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El grado de locura colectiva volvió a alcanzar cotas increíbles, tanto como para llegar a proponer que el método para conseguir a Celebi era tirar 100 Master Ball junto al Encinar para que, furioso por ensuciar el bosque, esa suerte de duende apareciera y combatiera con nosotros. No necesitamos aclarar que, obviamente, este no era el modo de invocarlo. Pero no iba desencaminado. A diferencia de todas las imprecisiones acerca de Mew, tanto en el lugar en el que hallarlo como en los objetos imprescindibles para ello, con Celebi se acertó el dónde y el qué.

Era necesario acudir al santuario del Encinar con una Poké Ball tanto o más especial que la infalible Master Ball, por lo que es lógico que muchos intentaran locuras como la ya descrita. Celebi solo contó con un evento in-game oficial en Japón, puesto que para conseguir la GS Ball, objeto que desbloquea el enfrentamiento con él, había que recurrir al Pokémon Mobile System GB. Este sistema permitía conectar la Game Boy Color al móvil para intercambiar Pokémon, combatir y recibir noticias o, en este caso, la GS Ball. Nunca salió de tierras niponas, por lo que hubo que esperar hasta la edición Cristal para la consola virtual de 3DS, la primera que permitió conseguirlo fuera de Japón de forma legal y sin evento de por medio. Su naturaleza misteriosa, la magia que lo rodeaba y lo cerca que se quedaron los rumores de acertar convirtieron a Celebi en el objeto de deseo de todo entrenador de Johto, tornando en objeto de debate en cada placeta y demostrando qué es lo que hacía especiales a los Pokémon singulares.

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El caso de Deoxys, el último monstruo de bolsillo sobre el que hablaremos en este texto, es especial por múltiples motivos. Conseguirlo fue mucho más sencillo gracias a la amplia distribución del Ori-Ticket, esencial para viajar a la Isla Origen y encontrarnos con uno de los dos Pokémon singulares de la tercera generación, junto a Jirachi. Además, conviene aclarar que aquel era un contexto con internet bastante más extendido y con la Revista Pokémon más que consolidada. No era para nada difícil hacerse con Deoxys. Entonces, ¿por qué incluirlo aquí? Hay dos razones para ello.

La primera consiste en recordar al alien como lo que pudo ser Pokémon y nunca fue. Tras años de insinuaciones y con el cohete de Ciudad Algaria coronando la colina más alta del lugar, era obvio que Game Freak trataba de conectar a sus criaturas con el espacio exterior. Deoxys, una suerte de virus alienígena, lo tenía todo para ser la última pieza del puzle y explicar el verdadero origen de los Pokémon. En cierto sentido, era lógico concebir a los capsule monsters como una mutación de los animales corrientes, ya que comparten muchos rasgos y son la explicitación de la teoría de la evolución. Quién iba a decir que la franquicia darwiniana por excelencia acabaría cediendo terreno al creacionismo apenas una generación más tarde, cuando se introdujo a Arceus y la idea de la deidad Pokémon. Deoxys fue el último gran representante de un camino que Game Freak construyó durante tres generaciones, pero que nunca acabó de concretarse.

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La segunda razón para incluir a Deoxys aquí sin que llenara de rumores todos los entornos infantiles de la época es que se trata del único Pokémon singular obtenible en el propio juego, sin evento alguno, como si fuera un legendario como Lugia o Dialga. Así fue gracias al Episodio Delta de Rubí Omega y Zafiro Alfa, uno de los mejores capítulos en la historia del post-game de Pokémon. A lomos de Mega-Rayquaza, nos aventuramos al espacio para destruir un asteroide que se dirige a la Tierra. Una vez allí, para nuestra sorpresa, Deoxys hace acto de presencia. Nada diferencia a dicho encuentro con los que uno puede tener con Mewtwo o Xerneas, por lo que Deoxys fue el primero en prescindir de una de las características esenciales de los Pokémon singulares: limitar su obtención a algún tipo de evento especial y ajeno al contenido in-game. Habrá que ver si esa idea tiene continuidad en el futuro con otros especímenes, quizá con el propio Meltan, o si Game Freak quiso saldar la obvia deuda contraída con todos los fans de la saga que soñaron con usar el cohete de Algaria para viajar al espacio.

Meltan y la importancia de los Pokémon singulares

Meltan es el último de una cada vez más larga lista de Pokémon singulares. Estas criaturas especiales, aunque comparten cierto misticismo y poder con los legendarios y los sublegendarios, son únicas y no conviene confundirlas con los otros dos grupos. La división aquí planteada contribuye a la idea de que la complejidad de Pokémon aumenta, y con ella las infinitas posibilidades de descubrir seres desconocidos en uno de los imaginarios más ricos de todo el medio videolúdico. Los inminentes Let’s Go Pikachu y Eevee, así como los futuros títulos de octava generación para Switch, prometen ahondar mucho más en estos misteriosos seres. Ojalá que gocen de un papel tan importante para con las futuras obras como Mew o Celebi lo hicieron en sus respectivos juegos. Es el momento de que los Pokémon singulares vuelvan a contar con un papel único en la saga y de que dejen de limitarse a la gran pantalla. Lo vivido con Meltan invita a pensar en que es posible recuperar la inocencia de antaño y valerse de la viralidad para recrear aquellos patios meditando cómo hacerse con Mew. Sea como sea, nosotros seguiremos aquí para que los conozcáis y capturéis a todos los que estén por llegar.