Assassin's Creed Odyssey, impresiones: mitología y espartanos

Assassin’s Creed se convirtió en todo un fenómeno de masas con el lanzamiento de la primera parte de Ezio Auditore en Assassin’s Creed 2. El “boom” llegó a Ubisoft de tal manera que ni ellos mismos se lo esperaban, de ahí que al año siguiente lanzaran otra entrega del asesino italiano denominada La Hermandad. Ese año de diferencia entre una y otra parte le sirvió a la compañía gala para pulir todos los errores encontrados con anterioridad, así como para potenciar lo ya visto. Debido a ello, muchos amantes de la saga lo ponen por encima de la segunda producción.

Tras el tiempo de asueto tomado hace un par de años, quién sabe si Ubisoft quiere repetir este movimiento con Assassin’s Creed Odyssey. El curso pasado tocó el cielo con el lanzamiento de Origins, un título bien tratado tanto a nivel de prensa como de usuarios. Ahora aparece Odyssey en pantalla con una fórmula parecida, pero que a su vez es diferente. Suena raro, lo sabemos, pero es que es tal cual. Lo hemos jugado durante una hora en la Gamescom 2018. Y promete.

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Aprovechando la historia

Si Assassin’s Creed tiene algo bonito es que todos soñamos con ver nuestra época histórica preferida ambientada en él. Ya con Origins se cumplieron los sueños de millones de jugadores y nos fuimos al Antiguo Egipto. Sin embargo, el salto de ahora es todavía más deseado: nos vamos a Grecia y Esparta con dos personajes que recogen bien el guante lanzado como son Alexios y Kassandra.

Ambos parten de la misma premisa, es decir, la de ser mercenarios. Por tanto, elegir uno u otro es indiferente, y eso lo pudimos ver en la demo que jugamos durante más de una hora. En esta se dejaba elegir desde el primer momento al personaje con el que nos sintiéramos más cómodos. Una vez seleccionado, esta partida nos daba también total libertad a la hora de afrontarla: podíamos explorar el vasto mapa creado –enorme, de verdad, no tenemos palabra para describirlo- con todos sus pormenores, asaltar fuertes, hablar con la población local o realizar la misión principal instaurada en ese momento.

En la demostración facilitada la clave es que recogiéramos algunas pistas sobre lo que le había ocurrido a la amiga de uno de los personajes. La sorpresa, sin embargo, llegaba al final de la misma con la aparición de Medusa. Puede parecer algo irrelevante, pero demuestra que el estudio de desarrollo ha escuchado a todos los usuarios y ha cogido los mitos griegos para introducirlos dentro de la historia real. Ya sabíamos que el Minotauro iba a aparecer, pero que también lo haga un personaje como Medusa abre un abanico de posibilidades tremendo, tanto que se nos hace la boca agua sólo de pensarlo (si algo tiene la Antigua Grecia es tradición oral).

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Todo esto se complementa con un sistema de combate que apuesta por el sigilo de nuevo, pero también por la acción más directa. En este último caso en concreto, el abanico de habilidades y movimientos opcionales es el plato fuerte y estrella. Nuestro personaje tiene una gran variedad de opciones disponibles para acabar con los enemigos, más allá de los botones para golpear fuerte o débil.

En un primer momento se hace algo tedioso y lioso el sistema de combate. Este requiere de decenas de combinaciones diferentes en cuestión de segundos para que no acaben contigo, no apto para los más patosos. Sin embargo, todo es cuestión de práctica, es decir, a medida que se va combatiendo se adquieren las destrezas necesarias: a más peleas y muertes, más segmentos de la barra de habilidades para poder ejecutarlas y, por consiguiente, más facilidad a la hora de derrotar enemigos. La pescadilla que se muerde la cola.

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A pesar de este cambio, con el que gana muchos enteros, hay algo que echamos de menos: el escudo. El sistema de defensa – ataque de Assassin’s Creed Origins estaba bien implementado. Aquí desaparece y queda la simple finta, algo que se queda corto cuando en la pantalla hay varios enemigos y no se sabe muy bien por dónde vienen los golpes.

En el resto de planos, Assassin’s Creed Odyssey no desentona en absoluto: tenemos una banda sonora exclusiva para la ocasión; un apartado gráfico que vuelve a sacar todas las bondades del AnvilNext 2.0 Game Engine (especial atención a la recreación de los mares, ya que estamos en Grecia, es decir, estaremos todo el día de una isla para otra); un sistema de personalización y creación de objetos muy superior a lo visto en Origins (los botines están a la orden del día), y un largo etcétera.

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Odyssey se postula para finales de este año como lo mismo que La Hermandad en su momento: continuar la estela de algo que se hizo bien. Lo que esperamos es que no se vuelva a caer en los errores del pasado con lo que vino después.