Imaginad que pasaría si cruzáis el clásico Contra o el Gunstar Heroes de Treasure con un ‘cartoon’ de Max Fleischer a 60 frames. ¿Resultado? Cuphead, una obra de arte audiovisual y el mayor desafío a los reflejos en lo que llevamos de 2017.
Lo curioso de Cuphead es que no es el típico juego con fases de cierta duración coronadas por un Jefe Final al término de estas, sino que ambos elementos están disociados. Por un lado tenemos las fases Run & Gun como el mismo juego las denomina, que son opcionales y sirven principalmente para ganar monedas que invertir en mejoras (comprar un corazón extra de vida disminuirá la eficacia de nuestros disparos, ojo), entrenarnos los reflejos y ayudarnos a cogerle el pulso al juego de cara a su elemento principal: las peleas con los Final Bosses o los que le deben dinero al diablo. De hecho no hay una progresión hacia los Jefes, sino que accedemos directamente a su recinto para enfrentarnos a ellos en combates que suelen tener varias etapas.
Todo ello accesible desde un mapa Overworld en vista isométrica cuyo avance se va desbloqueando a medida que superamos fases y bosses. Para el que se lo pregunte, en Cuphead hay tres reinos más un escenario 'final' como lo llama el juego en el que también hay bosses. Dentro de cada reino tenemos varios jefes y varias fases Run & gun que superar, además de la obligada tienda en la que adquirir habilidades Y pruebas extra en forma de Mausoleos en los que no disparamos, sino usamos ese ataque de protección que es el Parry y a cambio tenemos recompensas en forma de magias poderosas. En sí la velocidad y no recibir golpes son los baremos que nos darán más puntos hasta lograr la calificación A en cada prueba. Pero ojo, que aunque un jefe se pueda matar en menos de dos minutos según la estadística final, no significa que el juego se termine en dos horas. Porque vamos a dejarlo claro: aquí se viene a morir tanto como en Dark Souls.
Es posible terminarlo con una buena puntuación en unas 7-9 horas más o menos. Pero que sean más o que sean menos depende de varios factores del jugador: paciencia, ganas de completarlo todo al máximo y habilidad. El primer nivel Run & gun es una declaración de intenciones sobre lo que nos espera. Y a quien le cueste superarlo, que sepa que a partir de ahí todo va hacia arriba en cuanto a exigencia, una desafiante y agradecida dificultad que consigue exactamente su objetivo: sentir euforia cuando vencemos a un enemigo o pasamos un nivel. Y si caéis en la tentación de elegir el nivel de dificultad ‘simple’ y no el normal a la hora de enfrentaros a cada Jefe, sabed que esos duelos están ‘capados’, que el Boss no mostrará todas sus fases de golpe y que tampoco accederéis al tramo final del juego de esa manera.
La Jugabilidad está ajustadísima, prácticamente perfecta en cuanto a control y manejo del personaje, y la culpa de caer en una trampa o chocar con un enemigo no será por lag en una animación o por un frame de más en esta, sino por la mano del jugador, ya que se nota la obsesión y el ajuste por las ‘hitboxes’ (el sistema de colisiones) de sus creadores. El estudio ha buscado la forma de usar los controles habituales del género, disparar, salto y doble salto: Tenemos el disparo, que será automático si dejamos el botón pulsado (y es lo que haremos todo el tiempo si queremos salir vivos), tenemos el salto; un dash o movimiento de desplazamiento rápido que utilizamos para esquivar en tierra y a veces usaremos para esquivar enemigos y peligros en el aire al estilo de un doble salto.
9
Excelente
Un título referente en su género, que destaca por encima de sus competidores y que disfrutarás de principio a fin, seguramente varias veces. Un juego destinado a convertirse en clásico con el paso de los años. Cómpralo sin pestañear.