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Sonic Mania

Sonic Mania

  • PlataformaNSW9XBO9PCPS49
  • GéneroPlataformas
  • DesarrolladorSEGA
  • Lanzamiento15/08/2017 (NSW, XBO, PS4)29/08/2017 (PC)
  • TextoEspañol
  • EditorSEGA

Sonic Mania, Análisis

Sega ha contratado a un grupo de grandes aficionados del erizo azul para que hiciesen un nuevo juego con la excusa del 25.º aniversario de su mascota... y el resultado es una delicia jugable que nos lleva por la senda de la nostalgia.

Actualizado a

La historia de Sonic está llena de éxitos y fracasos, como es lógico en un personaje y una franquicia tan longeva como la del erizo azul. La mascota de Sega lleva más de un cuarto de siglo con nosotros y, a su paso, nos ha dejado infinidad de grandes recuerdos. No en vano, son casi un centenar de juegos los que ha protagonizado (contando spin-offs y juegos para móviles), dejándose ver en casi todas las plataformas y con títulos para todo tipo de usuarios. Eso, por no hablar de otros productos derivados, tales como las series de televisión (como la actual Sonic Boom, que está calando mucho entre los más pequeños), de la película que se está preparando o del mundo del cómic. De hecho, las aventuras de Sonic en Archie tuvo el honor de ser el cómic basado en un videojuego más longevo de la historia, aunque el erizo azul abandona su hogar de papel de las últimas décadas para vivir una nueva vida en la editorial IDW.

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Al expandirse por tantos ámbitos diferentes y dejar tan buen sabor de boca en todos ellos, el erizo azul se convirtió en un emblema de la cultura popular en el año 1991 y, desde entonces, no perdió fuelle. Aunque si nos ceñimos al mercado de los videojuegos estrictamente, el entorno natural en el que nació, los títulos no han estado siempre al mismo nivel o, cuanto menos, no han dejado el mismo nivel de satisfacción entre todos los usuarios. El problema, posiblemente, radica en que la calidad de las primeras entregas del personaje era tan elevada que nadie aceptaba menos de eso. Un juego notable palidecía ante las producciones sobresalientes de su primera década de existencia: Sonic, Sonic 2, Sonic 3, Sonic & Knuckles, Sonic CD, Sonic Adventure, Sonic Adventure 2… La infancia del erizo azul fue una auténtica maravilla difícil de igualar.

Pero a partir de ahí, empezaron los problemas financieros de Sega y esto repercutió en cierto modo en la calidad de las producciones. Mientras en portátiles nos seguía dejando detalles de calidad, con la trilogía de Sonic Advance y los dos Sonic Rush, en plataformas de sobremesa títulos como Sonic Heroes no satisficieron a todos los usuarios y algunas producciones, como Shadow the Hedgehog, suponían un paso atrás importante para la franquicia. Fue entonces cuando, para el quince aniversario de la franquicia, se intentó crear una gran producción que estuviese a la altura de la época dorada del erizo azul; pero aquel Sonic the Hedgehog de 2006 sufrió recortes económicos, presiones temporales, el equipo de desarrollo se redujo a la mitad para desarrollar también Sonic y los anillos secretos… y la producción, pese a tener buenas ideas, se quedó a medias en muchos aspectos y nos dejó uno de los títulos más criticados y parodiados de la historia de los videojuegos.

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En los últimos 10 años la calidad de los juegos se estabilizó y, aunque todavía con títulos problemáticos y polémicos como Sonic Unleashed o Sonic y el Caballero Oscuro, tuvimos títulos de mucha calidad como Sonic Colours, Sonic Generations o Sonic Lost World. Pese a todo, la fama del erizo azul seguía en lo más alto y muchos spin-off (como los de los Juegos Olímpicos o los All-Star Racing) congregaban a millones de usuarios ante la pantalla, así que en Sega quisieron hacer algo especial para celebrar su 25 aniversario. Pero esta vez no quisieron apurar las cosas como ocurrió en 2006, así que todo quedó para este año 2017. Y como los usuarios estaban divididos entre los Sonic en 2D y los Sonic en 3D, se empezó a trabajar en ambas vertientes con Sonic Forces, que nos llegará a finales de este año, y Sonic Mania, que es el juego que nos ocupa.

Sonic Mania nace como una carta de amor a los juegos clásicos del erizo azul en 2D. La trilogía de Sonic Advance dejara un buen sabor de boca en este aspecto, pero los dos episodios que vieron la luz de Sonic 4 dejaron a muchos usuarios bastante fríos. Cuando se lanzó a la venta el primer episodio, en el año 2010, se intentaba mantener la fórmula clásica de los 16 bits pero con una puesta al día en lo técnico y en lo jugable. Sin embargo, las sensaciones que transmitía no eran exactamente las mismas y, aunque el primer episodio generó bastante expectación, el segundo pasó sin pena ni gloria y Sega canceló sus planes de lanzar más capítulos de este cuarto episodio. Curiosamente, por aquel entonces, había un animador 3D llamado Christian Whitehead que se dedicaba a crear fangames basados en el erizo azul de Sega.

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Allá por el año 2009, desarrolló su propio motor gráfico, el Retro Engine, y creó una versión de Sonic CD para iPhone. Mientras Sonic 4 dejaba fríos a los aficionados, las miradas se centraban en las maravillas que estaba haciendo aquel aficionado; tal fue así, que Sega acabaría lanzando oficialmente, en casi todas las plataformas, el port de Sonic CD que había creado Whitehead. Tuvo tal éxito, que Sega les encomendó hacer los ports de Sonic y Sonic 2 para móviles… y apenas un par de años después, le pusieron al mando de su propio juego de Sonic. Junto con los estudios independientes Headcannon y PagodaWest Games, Christian Whitehead se puso a crear este Sonic Mania, un juego desarrollado directamente por fans del erizo azul, que habían absorbido su ADN durante décadas.

Esta larga introducción es necesaria para entender el contexto en el que se lanza Sonic Mania, un juego que nos devuelve a la época de los 16 bits y que quiere que nos olvidemos de todas las entregas posteriores. Sin ir más lejos, en la secuencia de introducción aparecen en un ascensor los pisos 1, 2, 3, K y M, sugiriendo que Sonic 4 no existe y que tras Sonic & Knuckles le toca a Sonic Mania. Aunque no seamos muy fanes de hacer como que las cosas no existen, lo cierto es que esa percepción es adecuada. Sonic Mania se siente más Sonic tradicional y clásico de los 16 bits que Sonic 4. De hecho, es una gozada de principio a fin. Como decíamos antes, es una carta de amor al personaje, pero también a los juegos de plataformas tradicionales. Y sí, es un título que apela claramente a la nostalgia y que no disimula sus intenciones de llegarnos al corazón… pero en el vigesimoquinto aniversario de la mascota de Sega, es justo lo que necesitábamos.

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Desde un primer momento, el juego rehúye de todo intento de modernizarse. Los gráficos, la banda sonora, los menús, incluso los logotipos de las desarrolladoras al inicio del juego… Todo tiene aspecto de 16 bits y el juego nos trasmite en todo momento, y de manera claramente intencionada, la sensación de ser un clásico emulado. La secuencia de animación, que se reproduce si no pulsamos ningún botón en la pantalla de título, es posiblemente lo que más modernidad técnica tenga en el juego. Aunque puede desentonar un poco, lo cierto es que no es fácil recordar que Sonic CD también tenía secuencias de animación elaboradas y cuidadas, por lo que es fácil encuadrarla; sobre todo, por su estilo tan de videoclip de los 90, que le ayuda a no desentonar y a potenciar la nostalgia por una época ya tan lejana.

Pero es cuando nos ponemos a los mandos de los personajes cuando el juego consigue enamorarnos de todo. Es increíble cómo se ha conseguido recrear con tanta precisión y acierto las sensaciones que transmitía originalmente el mando de Mega Drive. Tal es así que, aunque se puede jugar con el joystick izquierdo, inevitablemente tendemos a la cruceta. Es el sistema de control con el que nació el personaje y es el que mejor le sienta. Jugar con el joystick se antoja algo menos satisfactorio, como si no se tuviese el mismo control sobre el personaje o se perdiese esa precisión milimétrica necesaria para algunos saltos o evitar algunos obstáculos. Se nota que es cuestión de acostumbrarse y de coger la medida al uso del joystick, pero con la cruceta lo tenemos ya tan interiorizado que todo se siente muy natural.

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Y vaya si se siente todo muy natural. El control de los personajes es una delicia y avanzar por los niveles es tan satisfactorio como hace más de dos décadas. Tendremos una docena de mundos, compuestos por dos niveles y con un jefe final en cada uno de dichos niveles. Esos doce mundos incluyen entornos ya conocidos de los Sonic clásicos de Mega Drive y otros completamente nuevos, pero tan bien amoldados y fusionados que ni se nota. De hecho, los ya conocidos empiezan en muchos casos siendo iguales que antaño, pero van evolucionando y añadiendo dinámicas nuevas que ofrecen grandes posibilidades en lo jugable para que, pese a ser entornos similares, vivamos situaciones novedosas. Todos los niveles mantienen la estructura laberíntica tradicional, con diversas rutas posibles según las direcciones que tomemos o lo bien que hagamos un salto.

Como siempre, las sendas superiores son las más agradecidas y rápidas, mientras que las inferiores suelen ser más enrevesadas y complicadas (sobre todo en los mundos de agua o petróleo). Y aunque el juego tenga cronómetro, está pensado para rejugarlo una y otra vez, para explorar los entornos en busca de las fases de bonificación secretas y conseguir las siete esmeraldas del caos. Entraría aquí, una vez más, el tema de la falsa sensación de velocidad de Sonic en 2D. El erizo azul destaca por su velocidad, pero rara vez puede explotarla al máximo, ya que si no es una trampa, es una plataforma de lento avance o la necesidad de explorar el escenario; sin embargo, en Sonic Mania está todo muy bien medido y, aunque sigue habiendo esa falsedad de la velocidad al tener que explorar los entornos, sí que hay varios momentos en los que te sientes libre para correr y ver cómo todo queda atrás a medida que Sonic avanza arrasando con todo.

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En Sonic Mania hay dos tipos de fases de bonificación. En los puntos de control, si tenemos la cantidad de anillos necesaria, accederemos a fases de bonificación tradicionales, inspiradas directamente en las de Sonic 3. En cambio, si conseguimos encontrar un anillo gigante, tendremos las nuevas fases de bonificación, que recuerdan en concepto a las de Sonic 2 pero con un giro propio; es decir, están basadas en conseguir anillos y bolas azules, pero en un mapa cerrado y en una especie de carrera contra la máquina que se lleva la esmeralda. Ambas fases de bonificación son muy divertidas y, mientras unas no perdieron ni un ápice de su encanto, las otras son frescas y satisfactorias. Tal es así, que estaremos constantemente “saliendo” del juego principal y del nivel para disfrutar de estos minijuegos que tantas recompensas y satisfacciones ocultan. Esto tendrá un efecto, claro está, en la duración del juego. Sonic Mania, yendo directamente al grano y con cierta pericia se puede acabar en un par de horas pero, si se muere en alguna fase, la cifra de horas de juego rondará las 6 horas (sobre todo porque es preciso completar los dos niveles de cada mundo del tirón, el juego solo guarda tras haber cambiado del mundo); y, si se quieren conseguir todas las esmeraldas del caos para disfrutar del final bueno del juego, esa cifra se dispara (sobre todo porque solo se puede jugar las fases de bonificación de esmeraldas una vez en cada partida completa, de tal modo que no hay muchas oportunidades para conseguirlas y hay que ser bastante precisos).

El juego, al igual que Sonic 3 y Sonic & Knuckles, nos deja elegir con quién queremos jugar: Sonic y Tails, Sonic solo, Tails solo o Knuckles. La experiencia es diferente según con quien juguemos, ya que, igual que antaño, Sonic tiene velocidad, Tails hace el helicóptero con sus dos colas y Knuckles puede trepar y planear. Esto hace que cada partida sea diferente, aunque el juego, igual que antaño, está pensado para jugar con el combo de Sonic y Tails (aunque esté mejor medido y no sea como en Sonic 3, donde jugar solo con Tails era casi una odisea imposible). Nuestros tres héroes se enfrentarán a Robotnik y a sus nuevos robots secuaces, que nos atormentarán en los jefes finales de cada una de las fases.

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Como cabría esperar, el juego también nos hace infinidad de guiños a entregas anteriores. Algunos jefes son viejos conocidos que regresan, hay pequeños cameos de viejos conocidos como Metal Sonic, Fang, Bean o Bark, guiños a Shinobi, nos encontramos alguna señal de viajes temporales de Sonic CD, las habilidades de los personajes son las tradicionales y se irán desbloqueando algunas de entregas posteriores, los televisores tradicionales también regresan con casi todas las habilidades que tan bien conocemos… No queremos desvelar todos los detallitos del juego, pero son numerosos y los amantes de las aventuras clásicas del erizo azul sabrán reconocerlas. De hecho, incluso regresa el tradicional modo de competición, en el que dos jugadores se enfrentarán a pantalla partida por llegar a la meta antes que el rival. Y no podía faltar un modo contrarreloj para conseguir los mejores tiempos del mundo en cada fase.

Todo esto está recreado con amor puro hacia el píxel tradicional. Hay animaciones, texturas, diseños, enemigos y elementos que se recuperan tal cual de los juegos de 16 bits, mientras que se añaden otras nuevas o se pulen algunos elementos para potenciar lo que ya se tenía. En general, es una delicia visual y algunas animaciones de Sonic solo se pueden definir como adorables; por su parte, el apartado sonoro también mezcla aspectos nuevos con otros clásicos (sobre todo en los efectos de sonido), pero siguen siendo melodías tan pegadizas como antaño, de tal modo que, sin darnos cuenta, podemos estar haciendo la compra mientras tatareamos la melodía de las fases de bonificación. Cierto es que no estamos hablando de tecnología puntera y que, según los estándares actuales, el juego se queda muy lejos de explotar las plataformas para las que se lanza, pero en ningún momento fue ese el objetivo de esta producción. Destacar también que el juego posee algún que otro bug absurdo en los que la máquina se lía y Sonic muere sin motivo aparente. No es habitual, pero nos ocurrió dos veces durante nuestra partida y se antoja un poco frustrante cuando es nuestra última vida.

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Es preciso destacar, no obstante, que tampoco sería bueno para Sega abusar de la fórmula. Hace unos años, Mega Man 9 nos encandiló a todos por su regreso a los 8 bits para ofrecernos una aventura que recuperaba absolutamente todos los elementos y el encanto de las entregas clásicas del personaje de Capcom. El juego fue un éxito y eso propició el desarrollo de Mega Man 10, un juego que ya no caló tanto entre el público porque perdió el punto de la novedad y la nostalgia. Si Sonic Mania tiene el éxito que se merece, esperemos que sepan renovar la fórmula y no intenten hacer lo mismo otra vez, porque es posible que le ocurra como a Mega Man 10 al perder la frescura y la novedad de un juego de 16 bits 23 años después de Sonic & Knuckles.

Este análisis se ha hecho con un código de la versión PS4.

9

Excelente

Un título referente en su género, que destaca por encima de sus competidores y que disfrutarás de principio a fin, seguramente varias veces. Un juego destinado a convertirse en clásico con el paso de los años. Cómpralo sin pestañear.