Peggle 2
- PlataformaPS4XBO8
- GéneroPuzle
- DesarrolladorPopCap Games
- Lanzamiento09/12/2013 (XBO)14/10/2014 (PS4)
Peggle 2
Los maestros del Peggle vuelven a la carga con decenas de nuevos niveles de este puzle que mezcla el Pinball y Pachinko. Adicción y diversión instantánea para una secuela que mantiene los mimbres de la primera parte.
Peggle 2 es la secuela de un exitoso juego de PopCap Games, ahora dentro de la matriz de EA, que consiguió captar la atención de todo tipo de jugadores gracias a su sencilla pero adictiva mecánica de juego capaz de mezclar el fenómeno japonés Pachinko con un estilo de juego que puede recordar también a una especie de Pinball. En esta ocasión la secuela del juego llega para Xbox One, siendo uno de los primeros grandes títulos indie que se instalan en el bazar de la nueva consola de Microsoft. Con la misma mecánica y la misma voluntad que su predecesor, Peggle 2 nos presenta su particular manera de entender los juegos de puzle.
El sistema de juego de Peggle 2 es de lo más sencillo. Nos encontramos delante de una pantalla que tiene repartida todo tipo de bolas de diversos colores: azules, naranjas, verdes y moradas. Nosotros, con un cañón en lo alto de la fase, debemos disparar una de las diez bolas que tenemos de inicio para intentar acabar, antes de quedarnos sin munición, con todas las bolas y plataformas naranjas que hay en el escenario. Nuestro artefacto rebota con facilidad por el escenario como si de una bola de pinball se tratara, y hay que intentar diseñar trayectorias, romper obstáculos azules que nos impidan llegar a nuestros objetivos, intentar conseguir que cuando cae la bola al fondo lo haga en la bolsa que nos da un disparo extra, etc. Con esta sencilla premisa, Peggle 2 nos tiene enganchados durante horas picándonos para superar fases y mejorar resultados. Porque la jugabilidad del título va más allá de lo explicado.
Las bolas de color morado y de color verde tienen una importancia relevante a la hora de poder solucionar estos puzles. Las moradas sirven para multiplicar nuestras puntuaciones (cuando estamos rebotando por todo tipo de bolas de color azul y naranja y luego damos en una de estas, tenemos un bonus de puntos). Por su parte, las verdes activan las habilidades especiales de los maestros, los personajes que nos acompañan a cada nivel. Hay un total de cinco maestros distintos –la mitad de los que había en Peggle- con diversas habilidades. Bjorn es un unicornio que nos marca la trayectoria de la bola después del primer rebote, un trol nos permite usar una bola de destrucción que se carga todo lo que encuentra por delante, un simpático hombre de las nieves nos permite “gelizar” el escenario haciendo que las bolas resbalen por la fase, un pequeño gnomo electrifica los lanzamientos para tener más alcance a cada golpe y la tétrica Luna crea una atmósfera en la que atravesamos todas las bolas azules, como si no existieran.
Aunque cinco parecen pocos maestros para dar variedad (en esta ocasión cada uno de ellos protagoniza diez fases), lo cierto es que las habilidades están perfectamente diferenciadas y aprender a usarlas tiene su miga. No todas tienen porque ser una ayuda directa, ya que con el ejemplo de Luna, atravesar las bolas azules en según qué momentos nos puede hacer perder muchos turnos porque nuestro disparo acaba perdido al poco de salir del cañón. La combinación de estas habilidades con el diseño de niveles es lo que hace que el juego gane en adicción a medida que vamos avanzando en él. Las fases tienen una dificultad creciente, y lo que parece ser bastante sencillo en un primer momento se complica y mucho en los últimos mundos (hay seis, uno final que no está ambientado en ninguno de los maestros). Además de las bolas y su disposición (líneas que cubren ciertos espacios, plataformas reforzadas que necesitan dos golpes) también se añaden elementos del escenario como arañas, rebotadores o estructuras que nos obligan a buscar carambolas para poder acabar con ciertas piezas.
Disparar con precisión, intentar calcular los rebotes de nuestra bola para poder llegar a puntos lejanos y conseguir grandes combinaciones hacen que vayamos multiplicando puntos a medida que terminamos niveles. Hacer un loop por un conjunto de plataformas nos da un bonus, dar en un sitio y de ahí golpear a larga distancia una bola naranja, también. Cuando salen grandes combinaciones la satisfacción es enorme, aunque también es cierto que el juego basa un gran componente de éxito o fracaso en la suerte. Cierto es que se puede calcular ciertas trayectorias y conseguir un buen resultado, pero la realidad es que en muchos casos hay tantos ítems de por medio, que por mucho cálculo hay una buena parte de suerte que decidirá si el último de los 8 rebotes nos permite llegar donde ni imaginábamos, si salvamos la bola cayendo dentro del saco, etc.
Terminar Peggle 2 puede ocuparnos unas cinco horas, más o menos. Pero en este tiempo, quede claro, solo habremos conocido todos los niveles de cada maestro y desbloqueado el contenido extra. Terminarlo todo puede multiplicar por dos, por tres o más la duración dependiendo de nuestra habilidad (y tener una pizca de suerte en momentos puntuales). Cada fase (60 principales) tiene tres objetivos secundarios a cumplir, que van desde eliminar todas las piezas del nivel, hacer una puntuación superior a un mínimo, no usar las habilidades de los maestros, hacer algún movimiento especial, etc. Ahí es donde radica la gran dificultad y reto del título: conseguir según qué secundarias es toda una odisea. Terminar las misiones principales con lo mínimo, no tanto salvo el tramo final con los niveles de Luna y la fase extra en el espacio.
Cada vez que acabamos un nivel de maestro se nos desbloquean diez pruebas variadas, y complicadas en muchos casos, donde se tienen que hacer cosas concretas para superar el desafío. Acabar con X bolas en un solo disparo, conseguir una combinación concreta, terminar una fase con el efecto de un maestro activado todo el rato, etc. Completar el 100% del juego no es tarea sencilla, y como bonificaciones recibiremos nuevos trajes para nuestros maestros, que una vez desbloqueados se pueden usar en los niveles y desafíos que tengamos desbloqueados previamente. El título también cuenta con un modo multijugador –solo en línea, nada de local- para hasta cuatro jugadores en el que cada uno juega en su panel y debe hacer el mayor número de puntos con las bolas que recibe de serie (no hay bolas extras). Quien mejor lo haya hecho, gana.
A nivel audiovisual, el título simplemente cumple con lo que necesita para ser simpático y desenfadado. Los personajes maestros tienen un diseño divertido, y van haciendo todo tipo de monerías mientras estamos jugando (uno nos enseña el culo, otro se transforma cuando se activa su habilidad y así hasta cinco). Hay efectos especiales efectivos sin más, escenarios con fondos variados que acompañan cada mundo por temática y poco más que destacar de un apartado totalmente secundario del juego. La banda sonora está cuidada, y mientras escuchamos algunas notas que nos recuerdan a alguna melodía al jugar, es cuando terminamos un nivel que sube el volumen con una melodía de música clásica (la de Bjorn es el himno de la alegría por poner un ejemplo) que acompaña perfectamente.
Muy Bueno
Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.