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Luigi's Mansion 2

Luigi's Mansion 2

  • Plataforma3DS9
  • GéneroAventura, Acción
  • DesarrolladorNext Level Games
  • Lanzamiento27/03/2013
  • TextoEspañol
  • VocesEspañol
  • EditorNintendo

Luigi's Mansion 2

Ha pasado más de una década desde que Luigi's Mansion se estrenara como título de lanzamiento de Gamecube. Nintendo 3DS recibe esta semana su secuela, un título lleno de puzles y desafíos inteligentes que ponen a prueba al jugador.

Luigi’s Mansion 2 es un producto que parecía pasar de manera algo discreta durante un mes que ha sido prolífico en las plataformas de entretenimiento actuales. Incluso en Nintendo 3DS parecía que no era el juego más importante por venir, teniendo en cuenta que Castlevania: Mirror’s Fate salía a principios de marzo y que a la vuelta de la esquina está un Fire Emblem que está sorprendiendo a la prensa internacional. Pero Luigi no solo se consolida como un personaje independiente hecho y derecho, no el simple hermano a la sombra de una estrella, sino que se convierte también en el protagonista de uno de los mejores juegos que están disponibles en la portátil de Nintendo desde que esta saliera a la venta. Inteligente, profundo, complejo y bello. Un imprescindible.

Fueron muchos los que se sorprendieron hace más de una década atrás cuando Nintendo preparaba su nueva consola, Gamecube, y el gran juego de lanzamiento no sería ningún nombre con fuerza. Mario había estrenado las anteriores propuestas con juegos imprescindibles en NES, Super NES y Nintendo 64, pero el fontanero italiano se mantendría apartado de la primera línea de fuego. En su lugar sería Luigi quien estrenaría la consola cúbica de Nintendo con una propuesta totalmente nueva: Luigi’s Mansion. El hermano de Mario dejaba atrás las plataformas habituales de la familia para protagonizar un juego en el que los fantasmas son los grandes enemigos. Y la manera de cazarlos es con una succionadora. Algo muy Cazafantasmas, pero versión Nintendo.

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El título tuvo una acogida notable a nivel de prensa internacional, pero lo cierto es que fueron los usuarios los que más satisfacción mostraron con un juego que ofrecía una mecánica de juego novedosa dentro de las propuestas de Nintendo con sus franquicias. La ambientación, el tono general del juego y un juego de luces de lo más convincente fueron algunas de sus muchas otras bazas. Pero nunca más se supo. Luigi’s Mansion para Gamecube salió a finales de 2001, y han pasado doce años hasta que Nintendo ha decidido lanzarse a por una secuela de ese título, esta vez para Nintendo 3DS. El hermano del fontanero más famoso del mundo vuelve a ser protagonista.

Luigi’s Mansion 2 ofrece una mecánica de juego que recuerda a la primera entrega tanto por el uso de nuestras herramientas en combate como por el desarrollo de los niveles. Las bases están ahí, aunque la realidad es que el título va un poco más allá en muchos elementos que no se explotaron tanto en la primera parte. Estamos ante un título reflexivo, bastante más pausado que los juegos protagonizados por Mario y que bebe directamente de influencias de géneros y franquicias de lo más variadas. Esta secuela recuerda a veces a The Legend of Zelda. Otras recuerda al formato clásico de las aventuras gráficas de PC de toda la vida. Y todo esto con el añadido de que no decepcionará a los fans de la primera parte y es capaz de convencer a aquellos que no acabaron satisfechos con el juego de Gamecube.

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Profesor Fesor y la Luna Oscura
Luigi está tranquilo en su casa hasta que el Profesor Fesor, ese extraño y extravagante personaje que ya lo enredó en el primer Luigi’s Mansion, pide su ayuda ante unos acontecimientos totalmente sorprendentes. Mientras estaba estudiando el comportamiento de una serie de espectros, éstos cambiaron radicalmente por algo que desconoce. Además, se ha roto la Luna Oscura que daba cobijo a la zona y seguramente ese es el motivo de que todo haya cambiado de manera tan radical. Básicamente, Luigi será el encargado junto al Sucionaentes 5000 –versión mejorada del primer juego- de luchar contra los fantasmas y recuperar las partes en las que se ha roto la Luna. Una por cada mundo que visitaremos.

El Profesor Fesor estará siempre en contacto con nosotros mediante una Nintendo DS que funciona como método de comunicación entre Luigi y él. Aunque al principio es un personaje bastante invasivo llamándonos cada dos por tres, lo cierto es que una vez avanzamos en el juego se limita a llamarnos para indicarnos donde tenemos que ir o lo que tenemos que hacer. El que destaca realmente es Luigi. Hace tiempo que dejó de ser un clon de Mario como nació en el primer Super Mario Bros, pero se ha construido un personaje carismático y con personalidad propia. Luigi tiene miedo, es algo torpe y tiene unas actuaciones a veces cómicas. La relación con él es uno de los ganchos que nos invitan a jugar, ya que uno se cree sus miedos y su actitud tan divertida como verosímil. Uno se lo pasa bien acompañándolo.

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En esta ocasión, el juego protagonizado por Luigi nos propone visitar cinco emplazamientos distintos en busca de las cinco partes de la Luna Oscura en las que se ha roto. Es un clásico en los juegos Nintendo: se especifica siempre de manera muy clara los objetivos a cumplir. Tantas estrellas en los Mario tridimensionales, tantas mazmorras para conseguir X en los Zelda, etc. Cada una de las localizaciones que visitaremos se divide en cinco fases que se suceden dentro de sus estructuras y un sexto nivel que funciona como la fase del jefe final. Visitaremos una Villa Tenebrosa a modo de casa encantada clásica, unas Torres Encantadas o una mina secreta envuelta en hielo y nieve, entre otras.

Después de unos primeros compases con Luigi a modo de tutorial, tendremos nuestro equipo totalmente preparado para afrontar los retos de las distintas localizaciones que visitaremos. Lo principal es el Succionaentes, que permite a modo de aspiradora tragarse fantasmas y muchos objetos que vamos encontrando. Desde manteles, cortinas, alfombras a otras como telarañas u objetos más particulares, como cubos, piedras o un tipo de planta concreta. Junto a esta herramienta tenemos la linterna, que nos permite disparar fogonazos de luz que sirven para aturdir a los fantasmas. Una vez lo hemos conseguido, encendemos la succionaentes para cazarlo. El tercer elemento clave es el desoscurizador, una especie de linterna especial que permite ver cosas que han desaparecido a simple vista. Reconstruir una puerta que no está a simple vista, un cuadro, un puente para poder pasar de una plataforma a otra…

Con estos tres elementos se sustenta la capacidad de acción de Luigi, un personaje que se mueve con el stick izquierdo, que puede dar pasos laterales y que puede apuntar hacia arriba o hacia abajo, ya sea con botones o con el movimiento de la consola. No tenemos un control libre de nuestras armas a lado y lado –no hay stick derecho y el Circle Pro no está adaptado- pero después de acostumbrarnos tampoco lo echaremos en falta. Junto a todo ello, hace falta añadir la capacidad de Luigi de husmear en todos los elementos interaccionables de nuestro alrededor pulsando la X. Palancas, interruptores secretos, abrir cajones, tesoros y muchas otras cosas. La pantalla inferior sirve como mapa, indicador de objetos que tenemos (monedas, llaves, etc.) y desde donde nos llamará el profesor Fesor.

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La acción se basa principalmente en la caza de fantasmas. Los aturdimos con la linterna y acto seguido los succionamos. En este impase podemos estirarlos llenando una barra que cuando está al máximo, y pulsando A, hace un estirón importante al fantasma. Todos tienen un contador que va bajando cuando están a punto de ser cazados, y este estirón permite acelerar el conteo.  Los fantasmas tienen diversas formas y patrones que deberemos aprendernos. Los hay de básicos, como el verde que intenta darnos un puñetazo, el rojo que es más grande y cuesta más de coger, o los azules, que se esconden y nos lanzan objetos. Pero esto es solo el principio. Algunos llevarán objetos que deberemos aprender a superar antes de cazarlos (uno lleva escudo y un palo y solo cuando falla al darnos es vulnerable a la luz), otros intentan darnos sustos y tenemos que quedarnos quietos para que aparezcan detrás de nosotros. La variedad de reto que ofrecen es importante, y sobre todo por como se van combinando a medida que avanzamos en los niveles.

Puzle y exploración
Pero las batallas con los fantasmas, que están presentes cada dos por tres, no son la gran baza de Luigi’s Mansion 2. Son una parte importante, pero no la que más. Seguramente es un caso similar a Zelda cuando estamos en una mazmorra, donde lo importante es el puzle y el reto que tenemos para ir a la próxima habitación. Sin desmerecer a los fantasmas, Luigi’s Mansion 2 se convierte en un juego imprescindible gracias a la gran cantidad de desafíos y rompecabezas que nos ofrece. Desde explorar a conciencia todo tipo de elementos para encontrar una llave que nos abra una puerta a usar las particularidades de cada nivel para poder avanzar. Se parece en este sentido a Skyward Sword: no tenemos una multitud de caminos por probar y elegir, sino que sabemos dónde debemos ir y el reto es descubrir cómo nos abrimos paso. En un nivel jugaremos con bolas de telaraña y el fuego, en otras con los cubos, el agua y unas plantas con pinchos que sirve de munición; en otra usamos personajes secundarios –Toads- como herramientas.

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Cada mundo tiene sus propias particularidades. Y aunque se comparten elementos –caza de fantasmas, exploración, colaboración con Toads- todas son distintas entre sí. El juego nos durará unas 14-15 horas en nuestra primera partida, y podrían ser más tranquilamente. Estamos ante una propuesta que nos dejará clavados en un sitio pensando qué debemos hacer. Nos atascaremos a menudo. A veces con tonterías que no detectamos, otras porque la lógica no nos ha funcionado y en ocasiones porque el juego nos exige una atención que no estamos acostumbrados a dar en las propuestas jugables que hay hoy en día en general. En nuestro caso estuvimos una hora de reloj bloqueados en un sitio sin saber cómo acabar con un elemento hostil que teníamos delante. Probamos de todo, nos movimos por las estancias visitadas y nada. Era tan sencillo como explorar a conciencia ese habitáculo y hubiéramos dado con la solución. Sabiéndolo, terminamos en diez minutos ese nivel.

Mencionábamos de pasada en la introducción que Luigi’s Mansion tiene elementos sacados de los clásicos juegos de aventuras gráficas, y es así. Si queremos explorar y explotar al máximo el juego debemos investigar todo lo que podamos de cada nivel. Muebles, cuadros, objetos, lo que sea. Solo así descubriremos extras y tesoros. Y avanzaremos en la historia principal. Si algo no está o creemos que falta, miremos con el desoscurizador. Usar todas nuestras herramientas de manera constante es la única manera de no encallarnos y de tener éxito en el juego. Pararse a comprender lo que tenemos a nuestro alrededor e interpretar el maravilloso diseño de niveles del juego es otra virtud que hace grande el título. Y pausado.

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Aunque nuestras herramientas son las que son, el juego no se hace repetitivo en ningún momento por las particularidades de cada mundo. Además, las fases con Toads –ayudantes de Fesor- nos obligan a pensar en puzles y soluciones totalmente distintas cada vez que nos encontramos a uno de ellos. En definitiva, tenemos un juego de desarrollo lineal –a veces excesivo- pero que ofrece grandes retos al jugador en su primera partida y una gran cantidad de extras para rejugarlo, combinando todo ello la acción de cazar fantasmas con las propuestas tipo puzle. Al otro lado de toda esta propuesta están las fases con los jefes finales. Tanto el jefe en sí como la previa hasta llegar a él en estos niveles es poco inspirado y mejorable. Ni la mecánica para terminar con ellos es destacada ni el reto que nos propone interesante. Al contrario, se nos harán algo pesados y deslucidos en comparación al camino que hemos hecho hasta llegar a ellos. Lo mejor de estas fases es la “fotografía” previa que tenemos que mirar y que es necesario inspeccionar todos sus detalles para saber como afrontar el camino hacia los jefes. Aunque luego el camino sea pesado y los jefes, poco inspirados como hemos dicho.

En nuestro avance no solo hacemos lo que nos pide el profesor Fesor para llegar al trozo de Luna Oscura, sino que hay muchos otros elementos disponibles. Tenemos el dinero que vamos recogiendo. El que está escondido o el que nos da por acciones especiales –como absorber a tres fantasmas a la vez- por ejemplo. El dinero es importante, ya que podemos obtener mejoras de nuestras herramientas. Más barra para hacer tirones más poderosos y mayor duración de la linterna desoscurizadora. Funciona a modo de experiencia. Además, tenemos una cantidad importante de joyas escondidas que podemos buscar y descubrir si exploramos un poco. Para encontrarlas todas se precisa de un peinado de zona extremo, y en algunos casos tendremos que hacer minijuegos de recoger monedas rojas en lugares apartados del edificio en el que nos encontrábamos. Por último tenemos los Boo. Están detrás del cambio de los espectros, y hay un Boo en cada nivel que debemos encontrar y vencer en combates más complicados que los normales.  Todo lo que hacemos se recoge en la cámara acorazada, donde se guardan los espectros y los tesoros conseguidos.

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Cuatro Luigi mejor que uno
La Torre de Desafíos es la vertiente multijugador de Luigi’s Mansion 2. Se trata de una modalidad que nos permite jugar en modo local con amigos que tengan el juego y estén cerca de nosotros, con el modo descarga que permite que los jugadores prueben una parte limitada de este modo y el sistema en línea, con partidas a nivel mundial y con amigos. La idea es que cuatro jugadores a la vez participen juntos en una torre en la que van superando plantas de desafíos que se marcan según la modalidad de juego y la dificultad que elijamos. Podemos jugar a cinco, diez o 25 plantas y tres dificultades: normal, difícil y experto. Las tres modalidades disponibles se basan en mecánicas que ejecutamos en el juego.

Caza es la más básica de todas, y se basa simplemente en atrapar fantasmas y completar las plantas de la manera más rápida que podamos. El modo Tiempo obliga además de atrapar fantasmas a registrar muebles para ganar tiempo hasta encontrar la trampilla para superar el nivel; y por último tenemos el Ectochucho, que se basa en localizar a estos perros espectros con el desoscurizador y capturarlos. Las partidas pueden ser de hasta cuatro jugadores, y nos comunicamos entre nosotros con la cruceta, desde la cual podemos dar cuatro mensajes: oye (modo de aviso), Socorro (si estamos en peligro) y dos más de felicidades y dar las gracias. Las partidas que hemos probado han funcionado perfectamente aunque jugaramos con jugadores de otras regiones, como la asiática.

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La Torre de los Desafíos exige una buena coordinación entre los cuatro jugadores. Saber repartirse las zonas, ayudar rápido a un compañero que está en peligro en una sala concreta y repartirse la recogida de monedas rojas que tenemos al final de cada nivel (y que sirve para obtener extras y potenciadores de cara a la siguiente partida). La idea es divertida, aunque más arcade que la complejidad de la campaña principal, y se echa en falta por ejemplo contar con un chat de voz para poder coordinarse mejor con los amigos o desconocidos. La cruceta es demasiado limitada para poder ayudarnos y repartirnos tareas, ya que más allá del Socorro! No hay órdenes que sean demasiado claras.

Luz y oscuridad
Técnicamente estamos ante un título de lo más destacado dentro del catálogo de Nintendo 3DS. No nos engañaremos, lo primero que vemos en las cinemáticas iniciales es una cantidad de jaggies algo exagerada. Destacan y afean el conjunto. Pero luego quedan relegados a un segundo lugar. Primero porque ya no hay tantos –aunque siguen siendo visibles- y segundo porque las bondades artísticas y técnicas del juego superan con creces los dientes de sierra. Lo más destacado seguramente es la fluidez y las animaciones, detallistas hasta decir basta, con las que cuenta el juego. Luigi es un ser vivo y lleno de matices. Sus miedos, sus torpezas, sus tembleques… todo se representa con una gran naturalidad. Y lo que hay a su alrededor mantiene el nivel.

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La sensación es que los mundos están vivos y son cambiantes. Moveremos ventiladores, paredes, mesas, objetos, de todo. La interacción significa también que visualmente sea convincente. Y lo es. Además, hay una gran cantidad de efectos y detalles que engrandecen el título. Desde el diseño de los escenarios hasta el uso de la luz. Los efectos de la linterna, de las luces de los niveles, es brillante. En este sentido solo hay un “pero” evidente: hay demasiado brillo en general. A diferencia del primer Luigi’s Mansion, donde la oscuridad tenía un papel más persistente y se aliñaba con los relámpagos que hacían iluminaciones concretas, aquí tenemos una gran cantidad de luz en la gran mayoría de zonas que visitamos. La linterna no sirve para ver, sino para asustar a los fantasmas y activar interruptores, pero no es una herramienta hecha para ver en la oscuridad. A pesar de esto, su recreación y el juego de luces que ofrece el título es técnicamente satisfactorio.

De hecho, al otro lado de personajes como Fesor y Luigi tenemos los fantasmas, que seguramente han perdido los detalles y acabados simpáticos del primer Luigi’s Mansion por unos diseños algo menos atractivos. Hay momentos divertidos –como cuando se arman con objetos de cocinas o se disfrazan de momias- pero en general entre los más de veinte fantasmas que nos encontramos no tenemos diseños muy destacados ni diferenciados. Tampoco en los sub jefes ni los jefes de mundos. Más allá de esto, tenemos un título con un acabado gráfico convincente a pesar de los detalles negativos de los jaggies o algunos momentos de clipping con objetos concretos. El efecto tridimensional de la consola es de los más convincentes, dando una buena sensación de profundidad en términos generales aunque se acentúan en este caso algunos jagies.

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La banda sonora es uno de los grandes ganchos de Luigi’s Mansion 2. Cada mundo tiene sus propias melodías, y la prueba de que son pegadizas y acertadas es que después de jugar nos encontramos, sin quererlo ni pensarlo, tarareándolas. Un detalle gracioso en este sentido es ver a Luigi tararear las canciones que van sonando, todas las canciones llegan con un toque desenfadado pero cercano a lo que esperamos de un juego de fantasmas y espectros. Durante el inicio del juego pasamos un tramo con un pequeño bug en el que se pierden los efectos especiales, pero no se reproduce más allá de esos minutos. Como es habitual en los títulos de Nintendo, no hay voces propiamente dichas sino chascarrillos que no se comprenden del profesor Fesor y algunos comentarios sueltos y básicos de Luigi marca de la casa. El título, eso sí, llega totalmente traducido al castellano.

9

Excelente

Un título referente en su género, que destaca por encima de sus competidores y que disfrutarás de principio a fin, seguramente varias veces. Un juego destinado a convertirse en clásico con el paso de los años. Cómpralo sin pestañear.