Ring II
Ring II - La Búsqueda de Nothung
Una caída entre las ramas...El gran manto, como una panza. Las garras arrancan al niño el collar que Mímir el gnomo le había puesto para convertirlo en un ser deforme, un tullido que nunca podría enfrentarse a él...
LA BÚSQUEDA DE NOTHUNG
Eludiendo la mirada vigilante del ogro y engañando a sus mortíferos servidores consigue llevarse la espada rota de los wolsungos y regresar triunfante a la forja de Mímir para volver a forjar la espada.
Después de atravesar un gran puente, Sigfrido se hallaba ante un gran edificio. Se escondió a la izquierda. Una araña salió del edificio y volvió a entrar. Después Sigfrido entró por la gran puerta. Se hallaba en la morada de un gigante que tenia preso al rey de los enanos, Alberich. Tras hablar con el enano Sigfrido supo que el gigante guardaba una espada rota que podría tratarse de Nothung. Alberich prometió decirle donde la escondía a cambio de que le salvara la vida.
Sigfrido bajó del mueble a las calaveras con tierra, a su izquierda se metió en un cajón lleno de sal y una vez bien impregnado, saltó al suelo. Trepó por las grapas que había en el lateral del mueble hasta arriba y luego se dejó caer para poder coger la llave.
Sin perder a la araña guardían de vista, se dirigió al mueble de al lado y lo escaló usando nuevamente unas grapas que había en él. Saltó en frente, a la pequeña cornisa y dió las llaves al enano. Mientras el enano distraía al gigante, volvío al montón de tierras y calaveras y cogío un poco de basura que usó en el cepo para atrapar a la araña guardiana. Cogío una pata de la araña e hincó en la pata de araña un saco de veneno del cuerpo de la araña. Se dirigió a la caja donde tenia guardadada el gigante la espada y usó allí el morral de ácido con la apertura. Fué así como Sigfrido cogió los fragmentos de Nothung.
De vuelta a la forja se encontró con que Mímir no podía forjar la espada, así que debía apañarselas solo para ello. Sigfrido usó la palanca de la forja, puso los fragmentos dentro del cuenco y usó el fuelle. Después volvió a la forja, usó la palanca para hacer venir al cuenco y volcó el cuenco. Así obtuvo el molde que tiró en el agua, obteniendo así la espada. Luego la puso sobre el yunque y utilizó el martillo hasta que la espada estuvo forjada.