Ring II
Ring II - Los Cuervos del Dios Gris
Una caída entre las ramas...El gran manto, como una panza. Las garras arrancan al niño el collar que Mímir el gnomo le había puesto para convertirlo en un ser deforme, un tullido que nunca podría enfrentarse a él...
LOS CUERVOS DEL DIOS GRIS
Cuatro alas negras, brillantes y puntiagudas con los que talar el espacio que hay entre los mundos...cuatro ojos sin párpados con los que examinar el horizonte del tiempo... Hugin y Munin...Memoria y voluntad: dioses devorados por la duda...Fieles a las órdenes divinias, los pájaros llevan en sus garras al niño esclavo y lo elevan al cielo, para mostrarle mares, montañas y llanuras que nunca había sido capaz de imaginar.
Una vez en el suelo, el niño libre de sus pesadas vestimentas encontró a un toro sagrado atrapado entre unas ramas. Usó unas tenazas para cortar las ramas y le ofreció una rosa al toro sagrado. Al parecer era un manjar de su agrado. Se fijó en un guerrero que había atrapado entre unas ramas y con el pensamiento de liberarlo, plantó otra rosa en el suelo seco, para atraer al toro sagrado.
Después colocó el trozo de cuero alrededor del cuello del animal. Con un gancho unido a una cuerda que había encontrado por el prado, enganchó una de las ramas que atrapaban al guerrero y ató el otro extremo de la cuerda en el toro para que éste pudiera tirar.
Al acercarse al guerrero para ver el poco éxito que esto había tenido, se le ocurrió la idea de cortar las ramas con su puñal. Sin embargo, una aparición nos aconsejó dejar tranquilos a los difuntos. El niño se dirigió a la raiz donde había aparecido por primera vez y escaló hacia arriba ayudándose en el trecho final por su puñal...