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Police Quest III

Police Quest III - Día 4

Como sargento detective de Lytton su primer deber es atender el tráfico. Aquí empiezan las aventuras y las obligaciones..

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DIA 4

Al llegar a la oficina, encontramos la citación para acudir al juicio de Juan Ruiz, el conductor que empapelé por defecto de velocidad mientras a mi esposa... En fín, antes de acudir a los juzgados me llevé del coche patrulla el regulador del velocímetro, que hallé en la guantera. En el juicio todo fue de perlas, tras mostrar el regulador y gracias a que apunté la hora correcta en la multa.

Al salir de los juzgados Pat me obliga de nuevo a regresar al area comercial, pero deja desguarnecido el bolso. Le quitamos las llaves, y se las dí al cerrajero para tener una copia propia. Tras volver al coche y dejar las cosas como estaban para que Pat no notase nada, ya me veía saqueando su cajón...

Desgraciadamente, de vuelta a comisaria tenemos que acudir a la escena de otro crimen. Lo registramos. Encontramos un carnet a nombre de Andrew Dent. Debajo de las uñas hay unos restos, que con el equipo del maletero del coche podemos llevarnos como prueba. Le levanté la camiseta, y usé el bloc para tomar notas. Una observación detallada del coche cercano abollado reveló más pruebas, que con el equipo del coche pudimos obtener para su estudio en el laboratorio. Tras devolver el equipo de toma de pruebas al coche regresamos a comisaria.

Subí al tercer pisó, abrí el cajón de la mesa del operario de las computadoras y me llevé el dispositivo de rastreo. Por algo me llamo Bonds. En el despacho de homicidios me esperaba otra nota del Dr. Wagner recordándome que debía visitar frecuentemente a mi mujer. Usé el ordenador para abrir el nuevo caso de asesinato.

Como Pat no está y la oficina se halla desierta, aproveché el momento para registrar el escritorio de ella abriéndolo con la llave copiada. Pero no encontré nada de lencería ni objetos de sado, tan solo una nota con tres números... 3 8 6 ¡Claro! La combinación de su taquilla.

Antes de irme al Hospital aporté todas las pruebas al registro.

Acudí al Hospital para volver a visitar a mi mujer. Consultando la hoja de medicación, que se hallaba pegada a los pies de su cama, y el dosificador del gota-a-gota, hallé una discrepancia por lo que usé el botón de emergencia y esperé a que acudiese una enfermera. Tras hacerlo, le comuniqué mi más enérgica protesta, ¡ande vamos a llegar, kagon-dies-y-me-llevo-una! El Dr. Wagner, compungido, modifica la dosis para adecuarla a la medicación prescrita.