OPINIÓN

Rahm, el yonqui del golf

Sólo 100 km separan Pedreña de Barrika, donde a Rahm sus padres le contaban que Seve era “el mejor”. Este 9 de abril hubiera cumplido 66 años.

Jon Rahm, durante la última vuelta.
Ross Kinnaird
Jesús Mínguez
Nació en Guadalajara en 1973. Licenciado en Periodismo por la Complutense. En AS desde el año 2000, es redactor jefe de Más Deporte. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos y unos Paralímpicos, Grand Slams de tenis, Davis, Laureus, candidaturas olímpicas, política, dopaje o grandes combates de boxeo. Le gusta escribir de deporte y también practicarlo.
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En la previa de Augusta, a Jon Rahm se le preguntó si sabía que el domingo 9 de abril era el cumpleaños de Seve (66 velas habría soplado). “No lo tenía en la cabeza... Y no voy a sumar más cosas que me puedan meter más presión”, contestó a la vez que admitía que en su mente sí estaba otra efeméride: “El 40 aniversario de su segundo Masters”. El niño de Barrika, que ese mismo día se definió como “un yonqui del golf” que puede ponerse a las 05:30 de la madrugada a rebuscar vídeos en Youtube, creció con la idea que le inculcaron sus padres: “Seve era el mejor”. Y a él le dedicó el US Open en 2021, un torneo que no pudo alzar el de Pedreña.

Entre esos vídeos que degusta “para aprender” tiene en su top “los últimos 9 hoyos de Royal Lytham de Seve (su primer British) en 1979, cuando Hale Irwin agita el pañuelo dándose por vencido”. Seve. Siempre Seve. Aunque no lo conociera, ha mamado su carácter, su magnetismo. Unos escasos 100 km separan Pedreña, la cuna del mito, de Barrika, la del nuevo genio, a lo largo de la costa del Cantábrico. Una línea de energía por la que la herencia del pionero ha contribuido a forjar a un jugador de época. Si, como el genio Seve, Rahm nunca se da por vencido, preparémonos para muchas noches como la de Augusta.

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